Por Kelly Velásquez
Ciudad del Vaticano
El papa Francisco recibió este jueves por primera vez en el Vaticano al presidente de Estados Unidos Barack Obama, sovaldi con quien abordó la creciente desigualdad en el mundo y la lucha contra la pobreza.
Obama visitó al pontífice argentino en su estudio privado, viagra sale en el segundo piso del palacio apostólico, donde permaneció 50 minutos, una duración excepcional e indicativa de la importancia concedida al encuentro.
«Soy un gran admirador suyo», le dijo Obama en inglés al saludar a Francisco con una sonrisa radiante.
El primer papa de América recibió de pie, en la entrada de su biblioteca y con una cierta formalidad, al mandatario estadounidense, quien parecía emocionado mientras Francisco le estrechaba las dos manos.
«Welcome, mister president» (Bienvenido, señor presidente), le dijo el papa en inglés, idioma que no suele hablar.
«Es maravilloso poderle conocer», agregó el mandatario estadounidense, quien llegó sin su esposa y sus hijas.
El primer encuentro entre los dos líderes, que gozan de una notable popularidad en las redes sociales, se llevó a cabo en el escritorio papal, sentados uno delante del otro y sin otras personas presentes a excepción de dos traductores, un religioso y una mujer con mantilla negra.
Al término del encuentro, Obama presentó la delegación que lo acompaña encabezada por el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, y hubo el tradicional intercambio de regalos.
El papa obsequió a Obama con su primera exhortación apostólica, «Evangelii Gaudium» (La alegría del Evangelio), publicada el pasado 26 de noviembre.
El mandatario estadounidense por su parte le regaló, entre otros, una caja fabricada con madera de la catedral más antigua de Estados Unidos llena de semillas provenientes del huerto de la Casa Blanca.
Tras la reunión con el papa, Obama y la delegación se reunió con el Secretario de Estado, el cardenal italiano Pietro Parolin, con el que tradicionalmente se analizan los asuntos de carácter internacional.
Francisco, una «inspiración» para Obama
Obama, que se había reunido en 2009 con Benedicto XVI, confesó que el papa Francisco ha sido una «inspiración» para él en una entrevista concedida al diario italiano Il Corriere della Sera.
«Vengo a Roma para escucharlo», reconoció el presidente estadounidense, quien recalcó que «el pensamiento» del pontífice latinoamericano es «precioso para comprender cómo podemos ganar el reto de combatir la pobreza extrema y la desigualdad en la distribución de los ingresos», añadió.
«Con sus continuas palabras sobre la justicia social, el pontífice nos advierte sobre el riesgo de habituarnos a las desigualdades extremas hasta el punto de aceptarlas como algo normal», reconoció Obama en la entrevista concedida en Bruselas al margen de la gira que el mandatario realiza por Europa y Oriente Medio.
«El papa nos desafía. Implora que nos acordemos de la gente, de las familias, de los pobres. Nos invita a detenernos y a reflexionar sobre la dignidad del hombre», adelantó.
Obama, que reconoció que admiraba al papa argentino porque «no tiene pelos en la lengua» para denunciar el sistema económico imperante en el mundo, admitió que «no están de acuerdo» sobre algunos asuntos, sin precisar cuales.
No se descarta que hayan abordado el tema candente de la inmigración ilegal en Estados Unidos, que afecta a 11 millones de personas, entre ellos numerosos latinoamericanos y que el papa argentino conoce muy bien.
La víspera, un grupo de hispanos con sus hijos de nacionalidad estadounidense solicitó al papa durante la audiencia general del miércoles que interceda ante Obama para que se frene la política de deportaciones que divide a las propias familias y para que se adopte la reforma migratoria.
Roma ha sido literalmente blindada para la llegada de Obama, quien permanecerá 40 horas en la Ciudad Eterna.
El mandatario estadounidense llegó a bordo del Air Force One la noche del miércoles al aeropuerto de Fiumicino procedente de Bruselas, donde participó en la cumbre Estados Unidos-Unión Europea (UE).
Obama se reunirá también este jueves con el presidente de la República italiana, Giorgio Napolitano, y con el primer ministro, Matteo Renzi.
Por la tarde visitará el emblemático Coliseo, cerrado al público para la ocasión.