Luis Arnoldo Colato Hernández
Educador
En 1870, el canciller de hierro, Otto Von Bismark, hizo circular una carta manipulada por él mismo, que promoviera la guerra franco-prusiana aquel año, acabando con el imperio francés y viendo el nacimiento del II Reich.
La carta en cuestión era una misiva privada entre el emperador alemán, Guillermo II, y su par francés, Napoleón III, la cual tergiversó para provocar la guerra, alebrestando la opinión pública, por una supuesta falta cometida por el francés contra Alemania, indignando al pueblo que así reclamó “…a Paris…”, con la misma y opuesta respuesta del pueblo francés.
En 2003, Collins Powell presentó ante el consejo de seguridad de las UN, un alegato contra Irak por supuestamente desarrollar armas de destrucción masiva, lo que todo mundo en el auditórium sabía era falso, empero la posibilidad de expoliar gratuitamente los RRNN iraquíes conformó un estímulo bastante aceptable para abrazar la propuesta de invasión estadounidense, con simplemente enterrar la verdad.
El resto es historia.
Al millón de iraquíes asesinadas por la coalición en aquella intervención, se suma la inseguridad global derivada del terrorismo propiciado por EEUU y la OTAN, para reconfigurar al mundo árabe de acuerdo a sus intereses, degenerando en el conflictivo mundo que hoy padecemos y que nos ha empujado al borde de la 3a guerra.
Por difundir notas interesadas.
Ahora tenemos nuestra propia realidad, en el país, donde durante los pasados 4 años se afirmó desde el régimen que hasta un 97% de la población le apoyó siempre y era por tanto el gobierno más legítimo que nuestra historia viera.
Aquello nos lo repitieron como mantra día tras día durante esos 4 años, lo que celebraron por supuesto sus incondicionales, y sin embargo careció de efecto alguno en las elecciones pasadas, cuando en febrero apenas asistieron a las urnas entre el 27 y el 32% de la población capaz de ejercer el voto, y en marzo no superará el 7%.
¿Por qué?
Porque no es ni 1870 ni 2003 sino 2024.
Entonces las notas periodísticas eran unidireccionales, derivando de una fuente, válida o no, hacia una población destino, que de regular no la contrasto, y solo se dejó llevar por la marea.
No es así ahora.
No es así porque a pesar de que los niveles de formación educativa incluso han retrocedido entre la población, está dispone de más fuentes de información, más diversas e inclusivas, lo que aunado a lo que observa y patentiza pues le afecta, le permite recalcular lo que los medios le dicen.
Sin embargo, esto no supone que la población ha asumido una postura crítica en torno a la realidad, sino que responde a estas mismas condiciones cobrándose electoralmente.
Así seguir sencillas reglas nos permitirán establecer cuán veraz es la información a la que nos exponemos, tales como identificar la fuente de esta, o contrastarla cruzándola con otras fuentes, para calcular con un grado bastante acertado, cuán veraz es.
En suma, separar la verdad del que dirán.