París/dpa
Para el Paris Saint-Germain, store el duelo ante el Chelsea no es sólo una revancha con el pase a los cuartos de final de la Liga de Campeones de fútbol en juego. Una derrota ante los ingleses podría suponer el cierre del grifo del dinero para el club francés, izado a la élite europea por los millones procedentes de Qatar.
Un año después de la derrota en cuartos de final, el Paris Saint-Germain (PSG) recibe mañana de nuevo a los “blues” en la ida octavos de la Champions.
Los indicios no parecen muy halagüenos para el equipo de la superestrella sueca Zlatan Ibrahimovic: una impresionante baja forma, una larga lista de lesionados y desavenencias internas ejercen una enorme presión sobre el campeón galo.
En Francia se especula ya con que en caso de no dar tampoco esta temporada el gran golpe en la máxima competición europea, los jeques petroleros, acosados por el fair play financiero de la UEFA, podrían reducir sensiblemente su apoyo al PSG o incluso finalizarlo.
Contra el Chelsea se halla en juego no sólo el futuro a medio plazo del club, sino posiblemente a corto plazo el puesto del entrenador, Laurent Blanc.
El técnico es consciente de que su trabajo se valorará en función de los resultados en la Champions, analizó hoy el diario deportivo “L’Equipe”.
El título de Liga, logrado en las dos últimas temporadas, no es ya suficiente para el ambicioso presidente del club, Nasser Al Khelaifi. “En los próximos tres años tenemos que ganar alguna vez la Liga de Campeones”, dijo el jefe a principios de 2013.
Mientras tanto, Ibrahimovic, de 33 años, intenta insuflar optimismo: “Estamos preparados. Tenemos un gran equipo y excelentes jugadores”.
Pero muchos de esos excelentes jugadores no están disponibles. En el decepcionante 2-2 del sábado en casa contra el Caen, candidato al descenso, el internacional francés Yohan Cabayé, los brasileños Marquinhos y Lucas y el marfileño Serge Aurier tuvieron que salir del campo lesionados.
Ninguno de ellos podrá jugar en el Parque de los Príncipes. Además es dudosa la alineación de Blaise Matuidi y Thiago Motta, motores del equipo en el centro del campo y ambos con problemas físicos.
Por si fuera poco, el PSG, tercero en la Liga francesa, se ve lastrado por rencillas internas. Según los medios de comunicación, “Ibra” y el delantero uruguayo Edinson Cavani difieren en su modo de pensar y de ver las cosas.
También se habla de que algunos profesionales no están de acuerdo con los métodos de entrenamiento de Blanc y le responsabilizan de las numerosas lesiones musculares en el equipo.
En el Chelsea, en cambio, reina el mejor ambiente. Destacado líder de la Premier League y deseoso de repetir el triunfo de 2012 en la Champions, el equipo londinense viaja a París descansado tras su eliminación en la Copa inglesa.
Sólo hay un interrogante sobre Oscar. En cambio, el español Diego Costa vuelve al equipo tras una suspensión de tres partidos en la Liga local. Junto con los creadores de juego Eden Hazard, William y Cesc Fábregas, el impetuoso atacante quiere dar una mala tarde al defensa del PSG David Luiz, ex compañero suyo en Stamford Bridge.
Costa, que en la última temporada no pudo ganar el título con el Atlético de Madrid, apuesta por Jose Mourinho. “Nuestro entrenador ya ha ganado la Liga de Campeones y tiene mucha experiencia. Eso nos ayudará”, dijo.
Antes del sorteo, el siempre polémico técnico calificó al PSG de su “adversario preferido”. Los franceses en Europa están imbatidos en casa desde 2006 en 32 partidos (22 victorias y diez empates). Pero la situación actual en el equipo parisino parece darle la razón a Mourinho.