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El parlamento británico vuelve a rechazar todas las opciones sobre el Brexit

Isaac Bigio*

El primero de abril es el día de las bromas en Reino Unido y en esa misma fecha el parlamento, volvió a rechazar todas las posibles fórmulas de compromiso sobre el Brexit. Esto es algo muy serio pues el Brexit, debió haberse dado el viernes pasado y solo la UE, ha aceptado postergarlo para el 12 de abril, plazo final que está solo a una semana y media de distancia. Lo acontecido parece terminar siendo una tomadura de pelo para la población, la UE y la propia imagen internacional del país.

Referéndum equivoco

El problema original fue la forma en la cual hace dos años y medio se convocó a un referéndum. Éste tenía solo una pregunta: a favor o en contra de permanecer en la UE. Sin embargo, hay numerosas formulaciones de Brexit, las cuales son incompatibles entre sí mismas. Las más extremas van desde las ultranacionalistas de derecha del UKIP, quienes demandaban cero inmigración y librarse de todos los controles que pone la UE, para proteger derechos laborales o ecológicos y la mantención del servicio nacional de salud (que Nigel Farage llama a privatizar y entregar a multinacionales de EE. UU.), hasta los dos mayores partidos trotskistas de UK (el SWP y el SP), quienes quieren aplastar a lo que ven como un club de grandes corporaciones que promueven guerras y que limitan la libre inmigración de personas de todo el mundo. En medio de ese arco hay propuestas como las que quisieran un mercado común, una unión aduanera, una relación cordial pero sin mercado ni aduana comunes, etc.

Cuando Theresa May, fue coronada como primera ministra como una opción de consenso entre todas las fracciones conservadoras, ella carecía de un plan y su trabajo se concentró en buscar un término medio; no entre las distintas opiniones dentro del parlamento y los gobiernos regionales, sino entre las distintas alas de su partido.

Plan May

De esta manera ella decretó “líneas rojas”, para cualquier negociación o acuerdo con la UE, las mismas que buscaban aplacar a los brexitistas duros de su partido así como a sus aliados unionistas de Irlanda del Norte. Éstas contemplaban que cualquier relación con la UE debería excluir estar en la corte, la unión aduanera o el mercado común de Europa, pero al mismo tiempo, aceptaban un acuerdo provisional y sin fecha límite en el cual, para evitar el establecimiento de controles fronterizos entre las dos Irlandas (parte del acuerdo que pacificó al peor conflicto armado que haya tenido Europa occidental en la postguerra), debería darse una unión aduanera con la UE, la cual debería inicialmente integrar a todo Reino Unido, pero que eventualmente, podría abrir la eventualidad para que Irlanda del Norte, adoptase un régimen económico y comercial diferente al del resto del Estado a fin de que la frontera entre ésta y la República de Irlanda, siga siendo libremente transitada.

Esto último se convirtió en la piedra del zapato para May, pues los diez parlamentarios del Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte y el ERG (los brexitistas intransigentes que funcionan como un partido dentro del partido conservador), vetaban esa propuesta.

Si bien estas dos fuerzas apoyan al gobierno y le brindan a May una mayoría de apenas un 51 % de los parlamentarios, ambas han rechazado tres veces el plan de May, al cual ya lo han terminado de hundir el mismísimo 29 de marzo, cuando el líder del parlamento le dio su última oportunidad a la primera ministra para presentar su alternativa de Brexit.

Más planes rechazados

Ante la imposibilidad que el parlamento apoye el plan de May, a éste se le ha dado la oportunidad que discuta y vote distintas propuestas sobre el Brexit. El miércoles 27 de marzo, la cámara de los comunes rechazo todas las ocho presentadas y el lunes 1 de abril, las cuatro sobre la mesa.

Todo ello implica que hoy no hay ninguna fórmula que sea capaz de ganar una leve mayoría absoluta, lo cual conduce a un impasse.

En estas condiciones se corre el riesgo que se vaya por default a un Brexit, sin acuerdo algo que es lo único que el parlamento ha aprobado tres veces mayoritariamente en rechazar, y que todos los gremios empresariales y laborales, así como todos los partidos quieren evitar.

Consultar al pueblo

Cuando se produce un impasse, lo usual es que el parlamento llame a que el pueblo sea quien decida. Empero, el gobierno no quiere aceptar la posibilidad que haya un nuevo referéndum y duda en llamar a elecciones generales adelantadas, que es el curso natural que siempre se ha seguido para dirimir impasses.

Los conservadores se encuentran más divididos que nunca y con una primera ministra, que es la más frágil e impopular que haya tenido el reinado de sesenta y siete años de Elizabeth II. Según las encuestas si hay elecciones la delantera la tiene Jeremy Corbyn, quien de ganar, haría el gobierno más izquierdista de la historia británica, todo un “cuco” para los tories y para Trump.

El temor a Corbyn, es una carta que May va a querer utilizar para chantajear a todos los unionistas y conservadores para que se unan a ella en un posible intento suyo de solicitar que se apruebe por cuarta vez su plan, el cual estaría condicionado a que si se le rechazase ello implicaría automáticamente un voto de censura a la primera ministra (que de darse conllevaría a su inmediata salida). No obstante, dicho chantaje pueda que ya no sea capaz de contener a varios conservadores duros y también a los unionistas (para quienes su razón de ser es defender la unión de Irlanda del Norte con Gran Bretaña, cosa que el plan May pone en peligro y ante lo cual ellos que son favorables a un Brexit duro preferirían quedarse en la UE, aunque sea por un tiempo más).

Dentro de ala dura tory hay dos posiciones disimiles. Hay quienes como Boris Johnson, que piden votar por el Plan de May, bajo el argumento que ella ha prometido salir del cargo apenas se produzca el Brexit y eso dejaría a un futuro primer ministro súper-brexitista a radicalizar una mayor ruptura con la UE. Hay otros que creen que votar por el plan de May, es traicionar al referéndum y a sus principios y que si May es censurada, los conservadores tienen medio mes para aprobar un nuevo liderazgo que la reemplace en el premierato.

No obstante, cualquier primer ministro brexitista duro del conservadurismo no podría garantizar una mayoría parlamentaria absoluta para su propio plan, por lo cual debería convocar a elecciones generales.

Nuevas proposiciones

El martes el gobierno va a presentar su evaluación de lo que viene pasando y el miércoles puede que haya nuevas votaciones.

Existe una posibilidad que se vuelvan a redefinir las propuestas presentadas el lunes. El planteo de Kenneth Clarke, el padre de los comunes, para que se de un Brexit manteniendo una unión aduanera permanente con la UE, fue apenas derrotado por tres votos de diferencia (frente a doce del miércoles), mientras que el planteo de Nick Boles, otro líder conservador critico a May, en favor de un mercado común con la UE perdió por solo 21 votos.

Algo interesante es que el Partido Nacionalista Escocés (SNP), siempre vota en bloque (mientras que los dos mayores partidos: los conservadores y los laboristas, tienen parlamentarios que votan en distintas direcciones), si puso sus treinta y cinco votos en favor de la moción pro mercado común pero no pro unión aduanera, que si ello se hubiera dado le hubiese permitido a la moción de Clarke ganar por una ventaja de treinta y dos votos.

Es esto lo que podría permitir ir armando una fórmula de transacción entre los que quieren un mercado común y los que quieren solo una unión aduanera con la UE, aunque esto no es tan fácil.

Por último, el planteo en favor de que se de un referéndum confirmatorio solo perdió por doce votos, lo cual permite abrigar cierta esperanza que ello podría servir como una carta de transacción con May. Los liberales, por ejemplo, han mostrado su predisposición a votar en favor del plan May siempre y cuando éste sea sometido a un referéndum confirmatorio.

En los próximos diez días van a darse increíbles marchas y contramarchas, aunque la tendencia que puede imponerse es la de aplazar el Brexit hasta fines del 2019 o del 2020, lo cual implicaría participar en las elecciones al euro-parlamento de mayo, algo que favorecería a los pro-europeos. Mientras tanto, cada vez más crecen las posibilidades para que se produzca una nueva censura a la primera ministra, se adelanten las elecciones generales o se apruebe un referéndum confirmatorio.

*Politólogo economista e historiador formado en la LSE donde enseñó ciencias políticas.

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