Wilfredo Mármol Amaya
Psicólogo y escritor viroleño
El Pasaje Angulo es un lugar poco conocido por la sociedad viroleña, buy al igual que la historia de su nombre. Por cierto, shop se debe al viroleño más polifacético que registra la historia viroleña, militar de carrera, patriota, diputado, comerciante, agricultor de caña en su hacienda El Retiro, y exiliado; su nombre Nicolás Angulo, quien fuera nombrado jefe del ejército salvadoreño para que asumiera la responsabilidad de enfrentar y expulsar al invasor Honduras, que tenía pretensiones de establecer límite fronterizo entre El Salvador y Honduras en el Río Lempa. Nicolás Angulo nació en Zacatecoluca el 10 de septiembre de 1803, hijo de Cecilio Angulo y Josefa Coto.
“Se sabe que en 1824, después de constituido en Estado la provincia de San Salvador, se procedió a la organización del ejército bajo el nombre de Legión Salvadoreña, Angulo fue ascendido a subteniente de la segunda compañía del batallón de infantería de Sonsonate. Cuando ya era subteniente contrajo matrimonio con la señorita Eligia Rivas, procreando sus hijos: Román, Daniel y Nicolás. El grado de capitán lo obtuvo en la ciudad hondureña de Comayagua después de haber participado en combates contra tropas guatemaltecas. En 1828 fue ascendido a capitán mayor. Se convirtió en teniente coronel cuando el general Francisco Morazán le otorgó ese grado en el campamento de Batres, teniendo sitiada la ciudad de Guatemala y a Angulo le correspondió la toma de la universidad. La capitulación de la ciudad se dio el 13 de abril de 1829. A los 28 años fue nombrado por el jefe supremo José María Cornejo, comandante general de las armas del Estado, cargo del que renunció. Fue un militar que trabajó a la par del General Francisco Morazán, quien aún en 1842, continuaba con su lucha por restablecer la Federación Centroamericana.” (Tomado de Los Motetes del tecolote. Crónica abril de 2014. René Alberto Contreras)
Pues gracias a este militar viroleño existe el nombre del Pasaje Angulo, mide al menos 100 metros, teniendo al fondo el Destacamento No. 9, al frente la Iglesia de Analco. La intersección de El Pasaje Ángulo y la 6ª Avenida fueron en el pasado la frontera entre el Pueblo de Zacatecoluca y el pueblo de Analco. Miguel Ángel Ramos Peña “Miguel Chipe”, quien falleciera el pasado 5 de enero de 2014, a los 129 años según sus familiares, los pueblos eran divididos por un rio que bajaba de las faldas del Chichontepec, llamado Santa Rita; muchos años de antelación la historia viroleña da cuenta que el nombre fue Analcuapa. Es razonable que en náhuatl Analco signifique “al otro lado del rio.”
En la actualidad el único vestigio de su existencia es que en el subsuelo de la 6ª Avenida se alojan las bóvedas por las cuales pasan las aguas pluviales que desembocan en la barranca, que a la altura de lo que ahora es el Centro Comercial de la Despensa, que en años anteriores se le denominaba Quebrada 18 de abril, al lado derecho se encuentra la Colonia Los Almendros, a la altura del Car Wash del amigo “Guara”. Pues bien, la intersección de El Pasaje Ángulo y la 6ª Avenida es conocida como la “Esquina de las Cinco Esquinas”, más Adelante está el Campanario de Analco, construido en 1936 por don Gregorio Mendoza y Pablo Catedral Aparicio.
Al costado izquierdo, vivía el Dr. Alfonso Garay, abogado de la república. Uno de sus hijos se incorporó a la guerrilla y ofrendó su vida. Años más tarde esta casa albergó la YSCG Radio la Paz. Adjunto vivía la familia Escobar, con la legendaria Imprenta Argentina, heredada por Juan Carlos y Jorge Escobar.
En el año de 1935 fue inaugurado el puente sobre la 6ª Avenida y el Pasaje Ángulo a fin de proteger el paso de las personas de las correntadas que se acumulaban con dirección a la barranca y tal era su poder que arrastraban lo que encontraban a su paso.
Al cruzar la esquina del Dr. Garay, había una construcción que albergaba la Tienda Italiana, cuyo propietario era Donato del Vecero, posteriormente fue casa de unas personas que se dedicaban a la elaboración de puros. De eso no queda ya más nada, sólo algunas paredes y fotos amarillas. En la actualidad se proyecta la construcción de la clínica odontológica por parte de la Dr. Yesenia del Carmen, de la estirpe viroleña de Los Mármol.
Al frente de este terreno, aún pueden apreciarse unas casas antiguas que pronto -en caso de no ser rescatadas- cederán al tiempo y desplomaran años de historia, existe en este momento una pequeña casa de bahareque que tiene un rótulo que aún se lee “El Rinconcito” y vaya que sí lo es, donde funcionara por muchos años una cantina, de esas que venden tragos al detalle. Este terreno fue propiedad de Rafael Avendaño Osorio; en la actualidad es un lugar de concentración de una buena gama de personas dedicadas a la enfermedad del alcoholismo.
Sobre el Pasaje Angulo vivió don Mardonio Baires donde funcionaba su joyería, por cierto en esta casa fue de las primeras que contaron con televisor en Zacatecoluca, en blanco y negro -pues no había llegado el momento de la tv a colores- fue allá por 1969, se acostumbraba cobrar ¢ 0.05 (cinco centavos de colón) para ver televisión, eso sí no se podía escoger la programación, pues eso era decisión de los propietarios. Bueno a decir verdad, sí el televidente compraba sandía, nances, chocobananos no se pagaba la tarifa, era el equivalente a una entrada gratuita.
Por cierto, don Mardonio Baires años después compró más arriba -frente a lo que ahora es la Casa de la Cultura- e hizo funcionar la joyería más emblemática en Zacatecoluca, tenía por nombre “La Mexicana”, el nuevo propietario fue Arturo Zavaleta quien también hizo funcionar su taller de joyería. Actualmente, contiguo a la casa de Zavaleta, funciona el Grupo de AA denominado “2 de junio” fundado en 1971.
En la otra esquina era notable una gran ventana balcón con terraza, propiedad de doña Blanca López quien tenía un negocio de venta de zapatos en el mercado de municipal de Zacatecoluca, su hijo o nieto era apodado “El Pulpo”, actualmente en este lugar presta sus servicios el Restaurante la Casona, por cierto mantiene la elegancia del bahareque, techo de tejas y su altura original; la elegancia de sus espacios es el recuerdo del buen gusto de las trabajadoras familias de virola. Contiguo estaba ubicada la Platería “La Perla”, propiedad de doña Blanca Ramírez, familiar del gran maestro viroleño don Lito Abarca; en la actualidad hay un letrero en una ventana-balcón, donde se lee: Licda. María Magdalena Ramírez de Alfaro. Mi colega, y esposa del popular Antonio “Tuco” Alfaro.
En la esquina siguiente, sobre la calle a la Iglesia de Analco, subiendo al abandonar la 6ª avenida, vivían los “jocotudos” apodo de los hombres de la familia Gálvez, propietarios de una herrería. Allí vivía Raúl Gálvez quien en sus años mozos fue campeón indiscutible en carrera de relevos y se distinguía por correr descalzo. Rodolfo y Carlos eran sus otros hermanos. Carlos al parecer siempre vive en lugar y aun perdura el funcionamiento de la “Herrería Los Gálvez”. El pasado sábado 18 de septiembre de 2014, me di cita al lugar y pude constatar que el tiempo se ha detenido, nada más que la casa contigua, la de la esquina, está ya en desuso a consecuencia de los terremotos del 2001 que botó parte de la casa, en particular la esquina se vino abajo; en esta ocasión pude leer en el portón de la casa en el rótulo pintado que reza: Herrería “Gálvez” Hacemos puertas, balcones, portones, polines, verjas, fontanería, hojalatería y cerrajería. Al frente de la Herrería de los Gálvez por al costado izquierdo, donde inicia la pendiente, aún está la casa de doña Conchita, quien fuera propietaria de un molino de nixtamal.
Herrería “Los Gálvez”, al fondo la esquina propiedad Pasaje Angulo al fondo catedral
de doña Blanca López.
El oficio de la herrería ha sido una labor representativa de la ciudad, otro de los talleres de la época era propiedad de los hermanos Carranza Cornejo, siendo éstos Felipe, Rafael y José Manuel, el famoso “Chamelo” quien por cierto fue el primer motorista y mecánico que hubo en Zacatecoluca, y a la vez el propietario del primer carro de alquiler (no les decían taxis en esos días). El Chamelo, cuando se discutía con sus hermanos, abandonaba la herrería y se iba a trabajar donde “Los Gálvez” por largas jornadas, donde se remendaban cántaros de lata y se hacían trabajos de hojalatería. Recuerdo que había un “lanzador de aire” artesanal que permitía mantener el fuego encendido para los trabajo de fundición del hierro. José Manuel Carranza Cornejo, “Chamelo” fue el padre de José Alberto Arias “Chepeolo” y Pomponio, de quien se dice que era hermano de un alto funcionario público de nombre Julio Alberto Carranza, familiar de las hermanas Carranza, unas doncellas católicas de pura cepa que vivían frente a la familia Quant, al costado sur de la Escuela Catarino de Jesús Ortiz, eran tres hermanas que en sus años mozos vendían ropas y al final de sus días vendían dulces. Recuerdo que una de ellas tenía por nombre doña Lupita Carranza Amaya; tenían el corazón del material con que están hecho los santos, pues eran unas verdaderas santas.
Todas estas personas vinculadas, directa o indirectamente al Pasaje Angulo, han sido parte de nuestro andamiaje de lo que ahora somos como sociedad viroleña, y vale la pena recordarles e imitarles, recordemos las palabras de Friedrich Wilhelm Nietzsche, “Solamente aquel que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado.”
El biógrafo salvadoreño, Jiménez, sostiene que al dejar las armas Angulo fue diputado en 3 ocasiones y electo senador en 1850. Se radicó en Santa Tecla y falleció el 30 de agosto de 1879 y sepultado en la iglesia Concepción. La ubicación exacta de sus restos mortales se perdió tras el terremoto del sábado 13 de enero 2001, debido a la demolición de ese templo católico, tecleño, explica en la página 70 del Tomo I de la Historia del Órgano Legislativo de la República de El Salvador. Sin embargo, otras fuentes aseguran de un monumento Nacional en el cementerio de Santa Tecla, referido a la tumba del general Nicolás Angulo.
La sociedad viroleña debe ir al encuentro de sus raíces culturales, como ya lo ha dicho el Político inglés, Harold MacMillan: Deberíamos usar el pasado como trampolín y no como sofá, yo agregaría, ya que el pasado es la única cosa muerta cuyo aroma es dulce, como lo señalara el escritor británico, Eduard Thomas.
El pasaje Angulo en nuestra Zacatecoluca es parte del espejo en que deberíamos vernos a diario, por lo tanto sería conveniente conocerlo, reconocerlo, pararse en esta esquina de las cinco esquinas y apreciar parte de nuestra ayer.
Viroleños y viroleñas, manos a la obra.