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El payaso chocolate y su circo México

EL PAYASO CHOCOLATE Y SU CIRCO MÉXICO

Por Marlon Chicas, El Tecleño Memorioso

La profesión de payaso es en teoría fácil de realizar en opinión de un sector de la población, poco valorada, lo anterior dista mucho de la realidad, para quien no conoce el medio circense en nuestro país, pero eso es tema de otro artículo a futuro, en esta ocasión traigo a la memoria a un ínclito personaje considerado el Rey de los Payasos Salvadoreños, don Eladio Velásquez, el inmortal Chocolate y su Circo México.

En su libro “Estampas Tecleñas” el licenciado Rafael Ruíz Blanco (+), recuerda su época de niñez, cuando la llegada del circo a la ciudad era un alboroto entre la cipotada del barrio, carpas en los que figuraron payasos de la talla de Firuliche, Pascualillo sin faltar nuestro ilustre Chocolate con su Circo México, el deseo de los niños pobres era tal por asistir al hemiciclo, que cargaban pesados carteles a cambio de una entrada al sector de “Galeroncha” o “Gallinero”, por su semejanza al lugar en la que pernoctan las aves de corto vuelo.

Chocolate fue precursor y formador de grandes payasos que descollaron años más tarde en la televisión salvadoreña, como los fallecidos: Chirajito, Prontito, Cañonazo, Firuliche, quienes trabajaron a su lado por muchos años, de esa generación sobrevive Eduardo Antonio Alfaro Carranza el payaso Rojito, ex integrante de Jardín Infantil, quien se encuentra delicado de salud, en general se recuerda a Chocolate y su Circo México, como el payaso del pueblo, famoso por sus chistes subidos de tono, lo que no fue bien visto por la alta sociedad de la época.

Don Eladio Velásquez, se caracterizó por sus parodias (canciones de doble sentido), según recuerdan nuestros mayores, trabajó en los campos de la magia, títeres, fonomímica, ventriloquia en compañía de una calavera, sus sketches o entradas, fueron adaptados por circos mexicanos, de igual forma el recordado ventrílocuo azteca Paco Miller y sus muñecos don Roque y doña Marraqueta, llevaron a escena algunas de sus entradas, según lo publicó Memorias Guanacas en 2012.

Otra característica de nuestro payaso Chocolate, era la tenencia de vehículo propio en la que se desplazaba a cumpleaños y eventos sociales donde era contratado, a diferencia de otros payasos que se transportaban a pie, tuvo su propia carpa, por su popularidad fue contratado por el Circo Atayde de México, dando la bienvenida al público y abanderando el desfile de la empresa en mención, por las calles capitalinas, agenciándose el cariño de la población cuscatleca.

Cómo olvidar su gesto de solidaridad en la pantalla de televisión, cuando bastón en mano y ayudado de un chaperón se presentó a donar diez centavos de colon, en una Teletón en los años 90s, cantando su famosa parodia la “Pringa”, condecorado por la Asamblea Legislativa por su trayectoria artística, desconociendo si recibió una pensión vitalicia por ello, vivió en la colonia 10 de septiembre sobre el bulevar Venezuela, en cuya residencia instaló una placa con su nombre de pila y artístico, se le atribuye la creación del poema al Payaso Salvadoreño, la cual refleja la realidad y sufrimientos del artista circense.

Para concluir don Eladio Velásquez, siempre mostró gran corazón hacía los niños de escasos recursos, a los que nunca prohibió la entrada a su circo, incluso con aquellos que lo hacían de forma clandestina, su mayor satisfacción fue hacer feliz a los salvadoreños marginados por el sistema, brindando momentos de esparcimiento, falleció en 1997, dejando gratos recuerdos en el corazón del pueblo pobre de nuestro país, ¡Gracias don Eladio Velásquez, un apretón de manos hasta el cielo! Desde nos observa con su peculiar sonrisa, haciendo reír con sus ocurrencias a los ángeles de la guarda.

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