Seguramente causó extrañeza a algunos, doctor buy cialis y satisfacción a otros, pharm el anuncio del Ex presidente de la República, Mauricio Funes Cartagena, no solo por desistir en el proceso legal contra los que lo difamaron y calumniaron, sino, por “perdonar” a aquellos.
Como ya es de todos conocido, el Ex presidente Funes inició procesos penales contra el dirigente de ARENA Ernesto Muyshondt, y los diputados del mismo partido Ana Vilma de Escobar y Roberto d´Abuisson. Estos dos últimos, han pasado por procesos de desafuero en la Asamblea Legislativa, por lo que el primer Órgano del Estado conformó dos comisiones especiales.
Hasta el momento, solo la diputada Ana Vilma de Escobar fue desaforada, por lo que estaba pendiente a que el ex mandatario presentara la demanda ante una cámara de lo penal, tal como lo estipula la ley. En el caso de Muyshondt, un juez declaró sin lugar la denuncia porque no se “había completado el mecanismo legal” para la demanda.
Las demandas fueron planteadas por Funes, luego que los arriba mencionados aseguraran que el ex mandatario era el dueño del vehículo ferrari que se accidentó, en la madrugada del 18 de febrero, y que en dicho accidente se había fracturado la cadera.
La diputada Ana Vilma de Escobar aseguró, incluso, que el ex mandatario iba en estado de ebriedad y “con otras substancias”, y que por el alto grado de alcohol, el dignatario había sido operado hasta en horas de la tarde.
Con la decisión de Funes, de no continuar con las demandas, en efecto, le pone fin a un debate que abarcó no solo la Asamblea Legislativa, sino el judicial, lo que en alguna medida, restaba que los diputados o los mismos jueces ventilaran otros casos o temas en sus recintos.
Lo anterior, no significa, por supuesto, aceptar las acusaciones, de ahí, que el Ex presidente en la misma acción, decide perdonar a quienes lo difamaron y calumniaron.
Si bien Funes justifica su decisión, al señalar que sus difamadores lo hicieron al calor de una campaña electoral, es menester que la ciudadanía tenga presente este caso, para castigar con el voto o con amonestaciones públicas y morales a quienes, escudados en una campaña electoral, difamen o calumnien a sus contrincantes.
Las campañas electorales, y por ende, la propaganda, deben ser mecanismos para llegar a la gente, para comunicarse, sin recurrir a campañas sucias, mucho menos difamando o calumniando al adversario o gobernante.
Esperemos que los diputados d´Abuisson, de Escobar y el señor Muyshondt, tengan un comportamiento político de altura, y abandonen la politiquería que tanto daño hace a la democracia.