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El petróleo de esquisto, manzana de la discordia

La Habana/Prensa Latina

En un mundo muy convulso en materia de energía, la variante del petróleo de esquisto aparece como manzana de discordia, criticada por grupos ecologistas pero presente en el tapete de naciones y compañías.

Los temas de energía acaparan en la actualidad la atención de los mercados de materias primas, en busca de posibilidades que alivien las necesidades, aunque con debates de precios y tendencias.

La falta de consenso de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados en cuanto a reglamentos de bombeo y recortes, provoca inestabilidad en los precios del crudo y pérdidas pese a augurios de esa entidad sobre el incremento de la demanda para el cierre de 2021 y el próximo año.
La principal causa de esta situación recae en los contratos de cobertura suscritos durante los peores momentos de la Covid-19, que congelaron los ya de por sí bajos precios del crudo para aquellos productores temerosos de más desplomes. Y en medio de este contexto se encuentran las discusiones acerca del petróleo de esquisto.
El petróleo de este tipo (en inglés shale oil) es no convencional, producido a partir de esquistos bituminosos mediante pirólisis, hidrogenación o disolución térmica.  Estos procesos convierten a la materia orgánica contenida dentro de la roca (querógeno) en petróleo sintético y gas.

En cuanto al crudo resultante puede ser utilizado como combustible o ser mejorado para ajustarse a las especificaciones del material que alimenta una refinería mediante el agregado de hidrógeno y la eliminación de impurezas tales como azufre y nitrógeno.
Los productos refinados pueden ser usados para los mismos fines que aquellos obtenidos a partir del petróleo crudo.
Sin embargo, los métodos y herramientas empleados para obtenerlo constituyen una fractura de la capa terrestre, que algunos entendidos consideran perjudicial para la ya dañada naturaleza del planeta y por tanto un peligro latente, según estudios de la OPEP.
ELEMENTOS HISTÓRICOS

El petróleo de esquisto resultó una de las primeras fuentes de aceite mineral utilizadas por los humanos. Su uso más antiguo, de acuerdo con los registros, fue en Suiza y Austria a comienzos del siglo XIV.  En 1596, el médico personal de Frederick I, duque de Württemberg, escribió acerca de sus propiedades curativas.
Fue empleado para alumbrar las calles de Módena, Italia, a comienzos del siglo XVII. La corona británica otorgó una patente a tres personas en 1694 que habían encontrado la manera de extraer y producir grandes cantidades de brea y aceite de un cierto tipo de roca.
Posteriormente comercializado como Betton’s British Oil, se promovió como un producto destilado que había sido probado por buzos en dolores y contusiones con gran efecto beneficioso.
Las industrias modernas de extracción del petróleo de esquisto se crearon en Francia hacia 1830 y en Escocia durante la década de 1840, utilizado como combustible, lubricante y aceite para lámparas, mientras la revolución industrial aumentó la demanda de iluminación. Servía para reemplazar al aceite de ballena que era cada vez más escaso y costoso.
Puede extraerse mediante pirólisis, hidrogenación, o disolución térmica. La pirólisis de la roca es realizada en una retorta, situada encima del suelo o dentro de la propia formación de roca.
En la descomposición sobre suelo el proceso comienza sobre los 300 grados centígrados, pero puede acelerarse y completarse a temperaturas más altas. La descomposición se realiza de forma más óptima entre 480 y 520 °C.
ACTUALIDAD

Durante 2019, el petróleo de esquisto representó el 63 por ciento de la producción de crudo en Estados Unidos, de acuerdo con la Administración de Información de Energía (EIA, por sus siglas en inglés).
Analistas consideran que la industria petrolera norteamericana se recupera del colapso en la demanda provocado por la pandemia de coronavirus, pero la producción de esquisto no se repondrá a los niveles vistos antes de la crisis sanitaria, aunque de acuerdo con los pronósticos Washington continuará su dominio en esta variante de extracción.
La fiebre de este tipo de petróleo alcanza también a Europa. En Francia y Alemania hay una creciente presión para que se levante la prohibición existente sobre la técnica de fractura hidráulica, aunque Berlín autoriza las perforaciones con fines de investigación. Entre los países europeos que tienen prohibido en sus legislaciones el empleo de tales técnicas y herramientas para la obtención de energía figuran también Irlanda, Bulgaria, Suiza, Italia, España, Luxemburgo y República Checa.
En otros continentes Nueva Zelanda y Sudáfrica, y asimismo los estados de Vermont y Nueva York, además de tres condados de California, en Estados Unidos.
En el Reino Unido, el gobierno autorizó a fines del año pasado el uso de esa técnica que había prohibido en el 2011, luego de que se registraran dos temblores sísmicos en el norte.
¿MÁS PROBLEMAS QUE VENTAJAS? Esta técnica emplea diversas sustancias que pueden representar peligros para la salud humana y el ambiente como riesgos de explosión, contaminación de acuíferos, generación de sequías en fuentes de agua, rupturas de las capas de suelo subterráneas, dificultades en las áreas de ganadería, agricultura y turismo.
La exposición a partículas de sulfuro de hidrógeno e hidrocarburos volátiles puede provocar problemas de salud como asma, dolores de cabeza, presión arterial alta, anemia, ataques al corazón y cáncer, y puede tener un efecto perjudicial sobre los sistemas inmunológico y reproductivo, así como en el desarrollo.

Otro de los problemas está en el agotamiento de las fuentes de agua, la elevada generación de desechos tóxicos y las dificultades para su manejo, y la contaminación de los mantos freáticos y el agua superficial junto a la contaminación atmosférica.

EN AMÉRICA LATINA

El fracking o fractura hidráulica (método para extraer gas o petróleo del subsuelo), avanza en América Latina, o al menos, eso es a lo que aspiran algunos de sus gobiernos.
Argentina tiene un gigantesco yacimiento, Vaca Muerta, que comenzó a operar en 2010. Una década después se perforaron más de dos mil pozos. Es la “estrella” del fracking en la región, la segunda reserva más grande del mundo de gas no convencional y la cuarta de petróleo no convencional.
En febrero de 2020, técnicos del Instituto Argentino del Petróleo y el Gas (IAPG) publicaron un artículo en su sitio Shale en el que se preguntaron si la estimulación hidráulica podría activar fallas geológicas y generar terremotos de magnitud. La respuesta fue que esa posibilidad es “nula o extremadamente poco probable”.
Sin embargo, un estudio divulgado recientemente detectó que en una zona de Vaca Muerta, entre 2016 y 2020 aparecieron 62 movimientos telúricos de más de tres grados en la escala de Richter, a raíz de uno por mes. Algunos países como Estados Unidos, Reino Unido y China tomaron medidas al respecto.

Por su parte, Chile cuenta con una pequeña explotación en el sur. En Uruguay rigen moratorias.
Bolivia está libre de fracking, pero la cuestión permanece latente. La técnica puso un pie en el país en 2013, luego de que un informe de la Agencia de Información Energética de los Estados Unidos advirtiera el potencial en la materia de las llanuras del Chaco.
El 1 de diciembre de 2018 el gobierno del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, presentó sus 100 compromisos, entre los que se incluye el “no al fracking”. Se diferenció así de su antecesor, Enrique Peña Nieto (2012-2018), que en 2013 realizó una reforma para estimular la explotación de hidrocarburos no convencionales.
Otro presidente que dijo no al fracking durante la campaña electoral fue el colombiano Iván Duque. No obstante, desde entonces se mostró ambivalente, mientras el movimiento ambientalista impulsa una ley que ponga definitivo fin a la técnica.
La explotación de yacimientos no convencionales está frenada en ese país por una medida cautelar ordenada en noviembre de 2018. Sólo autoriza las perforaciones con fines de investigación, como en Alemania.
Prohibiciones como la que impulsan a nivel nacional los movimientos ambientalistas en México y Colombia ya rigen en varios lugares del mundo.
De cualquier manera el petróleo de esquisto sigue como una asignatura pendiente, con unos a favor y otros en contra, cuando los combustibles fósiles continúan en la mira de próximo agotamiento y la inclinación se mueve hacia las energías limpias como son la solar o la eólica.

*Este trabajo contó con la colaboración de PLTV, el departamento de Fotografía, la editora Amelia Roque, Alberto Corona, jefe de Redacción de Economía, y la webmaster Wendy Ugarte

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