Mauricio Vallejo Márquez
coordinador
Suplemento Tres mil
La poesía es algo extraño. Una situación que muchos poetas y amantes de la misma dudan al definir, case look porque consideran que no existe un concepto que les llene. Pero todo lo que existe requiere una definición ya sea parcial o no, medical salve tiene que definirse. Poesía es todo aquello que nos emociona y nos llena de la vida, ailment sea algo feliz o triste, hermoso o feo para convertirse en poema gracias al poeta. Una vez me pareció a mí correcto decir que “la poesía es como un barco que navega en los cielos”.
La poesía puede estar ahí y no ser percibida por la gran mayoría, aunque llegue a sentir que existe algo que lo emociona o conmueve. Sin embargo, es gracias al poeta que esa magia abstracta llega a ser algo material: el poema. El poeta resulta el mediador entre ese fenómeno llamado poesía y los lectores. El poema es el vehículo.
La poesía resulta un camino curioso, el poema se enfrenta al estigma y al ideal, muchos deciden dedicarse de lleno a las letras aunque el triunfo no llegue, otros comparten su mundo con el sistema en empleos que disminuyen su capacidad creadora. La realidad es así, llena de diques y fronteras en las que sólo la selección natural de Spencer llega a sobrevivir.
Uno no sabe en realidad porque llega ahí, la poesía es un camino difuso que se percibe hasta que se está dentro, aunque la ciencia quiera explicar el fenómeno afirmando que anatómicamente el poeta tiene desarrollado un lado determinado del cerebro. Porque incluso Karl Van Popper nos dice que la poesía-música es hermana de la matemática, de la ciencia. Firmamos un cheque en blanco para entrar, juramos sin conocer lo que conllevará el futuro en ese estilo de vida.
Tampoco podemos asegurar que la poesía sea buena en sí, no es buena ni mala. Y de igual forma sus cultores. Los poetas no todos son buenos, o todos tienen deseos nobles para la humanidad, algo que de por sí demuestran los Beat de Estados Unidos o los del Parnasso francés o poetas galos históricos como Villon, se encargan de demostrar que no como también sucede con algunos por ahí que deambulan a sus anchas sin pensar en la humanidad o sólo fingiendo momentáneamente que les importa. La razón es sencilla: no hay fórmulas ni caminos únicos para llegar al poema.
Los poetas sólo tienen en común que labran poemas, algunos con la inspiración y el corazón, otros con el dominio de la retórica. Y ninguno desmerece porque apetezca escribir con un estilo particular o porque les agrade una escuela o uno de los famosos “ismos” literarios.
La buena poesía se siente, aunque se encuentren en el ambiente razones lejanas a la técnica o el buen gusto que intenta sepultar la palabra o al autor, ya sea por razones políticas, envidias o no simpatizar con el individuo. Las razones pueden ser infinitas. Simple condición humana.
Lejos de todo eso, los poetas no son dioses, ni seres iluminados ni seres especiales. Son sencillos individuos que tiene facilidad de palabra gracias a la vocación, el deseo y el trabajo que los empuja a reflejar con facilidad de palabra un poema gracias a la poesía. De ahí que son personas que se esfuerzan por comer y vivir como todos y todas, pero con un gusto particular que resulta su bendición y su condena: La poesía.
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