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Yaneth Estrada
@caricheop
La investigadora en temas de seguridad y violencia, Jeannette Aguilar, aseguró este jueves en una entrevista televisiva que con las políticas represivas, basadas en un populismo punitivo, no resuelven el problema de las pandillas, sino que “generan condiciones para perpetuar esa violencia”.
Aguilar señala que con cada versión de la política de “Mano Dura” (2003), según cada gobierno, se ha ido agudizando el problema, si tomamos como indicador la medida de homicidios. Antes de la “Mano Dura”, El Salvador rondaba los dos mil doscientos homicidios al año, lo cual reflejaba un país violento y se figuraba en la lista de los países con mayor índice de criminalidad en el mundo. Con la implementación de esta medida, explica la investigadora, la criminalidad incrementó exponencialmente. Se pasó de treinta y dos homicidios por cada cien mil habitantes, en 2002, a sesenta y cinco por cada cien mil habitantes en 2006, con el despliegue de la “Súper Mano Dura”, en el período de Elías Antonio Saca.
“Los homicidios se duplicaron, crecieron exponencialmente pero además surgieron otras expresiones criminales que afectaron grandemente a la población. Podemos decir que estas políticas no sirvieron para nada; sino que generó condiciones para que la violencia mutara, se hizo compleja y se debilitaron mucho las instituciones”, enfatizó la especialista.
Asimismo, señaló el tema de la extorsión, que en 2002-2003 eran muy pequeños a nivel nacional; es decir, muy poca gente era afectada, en 2004-2005, a raíz de la Mano Dura, el número de personas afectadas por este flagelo se incrementa de modo significativo, se masifica y se convierte en el principal delito, o el de mayor afectación ciudadana, asociado a un gran costo humano, social y económico.
Recalcó que existe abundante evidencia empírica para afirmar que las pandillas, posterior a las “Manos Duras”, mutaron de lo que eran jóvenes contestatarios (una expresión más cultural generacional de 1990 a inicios de 2000) a estructuras de crimen organizado, que es lo que prevalece hoy en día. “Dónde sucedió; eso, precisamente, en las cárceles, como resultado de estas prácticas de encarcelamientos masivos, elevando el control de hacinamiento y entregando el control de las cárceles a las pandillas en 2004 con reformas penales; se crea la figura de asociaciones ilícitas para combatir la pertenencia a pandillas, pero crea otros delitos”, dijo.
Mientras que durante los gobierno de izquierda 2009-2019, se ejecutaron el Plan de El Salvador Seguro (PESS) en 2015 y las Medidas Extraordinarias en 2016.
Plan de Control Territorial
En 2019 en medio de mucho secretismo, el presidente de la República, Nayib Bukele presentó el Plan de Control Territorial, el cual consta de siete fases para reducir la violencia. “Pues, a partir de la información que ha estado disponible al público, es una nueva edición de políticas -Mano Dura- con elemento de marketing político, con fines electorales para 2021, que también lo tenia la -Mano Dura- de Flores y -Súper Mano Dura- de Saca, con una estrategia publicitaria más armada”, dijo Aguilar.
La investigadora recalcó que no se trata de una política; sino, de un plan operativo (policial-militar), con una mayor participación de la Fuerza Armada, sin ninguna novedad y con algunos aspectos del PESS.
Aguilar, con más de quince años de experiencia, consideró que además existe un gran desconocimiento del fenómeno de las pandillas en el nuevo Gobierno y un uso político de Marketing. En El Salvador, la UCA ha producido material explicando este fenómenos en las últimas dos décadas, investigaciones con los actores de la violencia, con Miguel Cruz en cárceles, que apunta a estos elementos, de cómo intervenir más efectivamente estas estructuras.
