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El presupuesto general y la medicina amarga

Se suele decir que el presupuesto general de la nación permite identificar las prioridades de un Gobierno, lo cual implica, además, definir a cuál sector o estrato de la población se pretende beneficiar. El pasado 30 de septiembre, último día que establece la Constitución de la República, el ministro de Hacienda presentó en la Asamblea Legislativa de 2025 el Proyecto de Ley del Presupuesto General de la Nación, el cual tiene un incremento, con respecto al del presente ejercicio fiscal pasado, de $600 millones de dólares más.

El gobierno de Bukele ha vendido a la población salvadoreña que este es el presupuesto más importante de los últimos 30 años, porque “por primera vez no necesitará de deuda externa para cubrir los costos corrientes”. Es decir, según Bukele los $9,663 millones del presupuesto del próximo año (este año el presupuesto es de $9,068.7) se financiarán con los impuestos que Hacienda recaudará el próximo año, léase por medio de IVA y renta, principalmente.

Bukele, que en su propaganda diaria y cuando sale del país como ha ocurrido recientemente, vende a El Salvador como un país próspero. No sabemos si lo dice en broma, pero en su discurso menciona que ya somos un país “del primer mundo”.

Al inicio de su segundo mandato presidencial, el cual es inconstitucional, dijo que en el próximo quinquenio le apostaría a la economía, pero para ello ofreció una “medicina amarga”. Pues en el proyecto de presupuesto presentado a la Asamblea, Bukele no solo define cuáles serán sus prioridades, sino también quienes seguirán recibiendo la medicina amarga.

Y es que en el proyecto de presupuesto hay una disminución a los Ministerios de Salud y Educación, dado que el primero, Salud, recibirá $90.8 millones menos, mientras que Educación tendrá $31 millones menos comparado al Presupuesto de 2024. El Presupuesto de Salud de 2024 es de $1,261.2 millones, mientras que para 2025 será de $1,170.3 millones. Educación, en 2024, es de $1,566.8 millones, mientras que para 2025 se ha proyectado $1,535.7 millones.

Pero no solo están esos recortes, sino que, además, anuncia que se suspenden los escalafones para el sector magisterial y para el de salud. Los escalafones tampoco fueron plasmados en los presupuestos generales de los últimos tres años, por lo que no es una novedad. Por lo tanto, a salud y educación les siguen recetando medicina amarga.

En los años anteriores, existía la posibilidad o la esperanza de procurar una negociación para analizar y obtener algún beneficio, que no se obtuvo por supuesto, pero esta vez ni siquiera hay una esperanza.  A lo anterior hay que agregar la denuncia que hizo recientemente  el Frente Magisterial, que ha expuesto que el gobierno está planeando eliminar los turnos vespertinos en las instituciones públicas, lo que implica no solo la afectación para los maestros y maestras que tienen dobles turnos, sino que amenaza a un buen porcentaje de niños y niñas para que se queden sin educación.

Lo sorprendente en todos caso es que ni el gremio magisterial ni el de salud han dado muestras claras de que van a luchar en la calle contra esa medicina amarga, que no es solo para ellos, sino para el pueblo en general. Ya es tiempo que los gremios de docentes y de salud demuestren al pueblo que la prioridad del gobierno es la casta militar, algo que se refleja en el presupuesto para ese sector, pues, además de Casa Presidencial, Defensa presenta un alto incremento en el presupuesto.

El próximo año, CAPRES tendrá un incremento de 27 millones de dólares, mientras que Defensa más de 52 millones.

Obviamente, Bukele se está preparando para la represión, pues sabe que, en la medida que le aprete el cincho a los salvadoreños como al gremio docente y de salud, éstos saldrán a las calles, y no importará que sigamos en estado de excepción.

El presupuesto general de la nación y la medicina amarga deben ser los motivos por los cuales los salvadoreños deben organizarse y dar la lucha de calle. El magisterio y el sector salud deberían ser la cabeza de ese gran movimiento que ya necesita El Salvador.

Categories: Editorial
Tags: El presupuesto y medicina amarga
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