Carlos burgos
Fundador
Televisión educativa
Después de asistir al primer curso de técnicas de TV. Educativa, thumb en noviembre de 1966 me llamaron para recibir otro curso de Perfeccionamiento sobre esas técnicas, que impartiría el doctor Gárate, experto mexicano.
Nada teníamos que perfeccionar sobre esas técnicas. Solo confirmar que habíamos aprendido lo suficiente para producir teveprogramas de calidad. El experto era un hombre mayor, con experiencia en el medio y dio fe que ya estábamos listos para arrancar con la misión que pronto iniciaríamos. Aprovechamos discutir mucho con este maestro, intercambiamos ideas, nos ilustró sobre la experiencia televisiva de México, y admiró lo que nos proponíamos alcanzar.
En enero de l967, los cuatro seleccionados del primer curso, nos incorporamos a tiempo completo al Departamento de Educación por Televisión. La doctora Lanzas, directora, ya no estaba sola, contaba con un grupo de maestros convertidos en Técnicos de Televisión. Nos ordenó diseñar un modelo de teleclase a transmitir en forma experimental. No nos dio parámetros porque seríamos el primer país del mundo en utilizar la televisión a nivel nacional para la educación. Teníamos que crear un modelo propio.
Compenetrados de tal propósito nos involucramos en un ejercicio creativo para conceptualizar el modelo primero y después diseñarlo. Todos aportábamos ideas en una «brianstorm» permanente. Fue tanta la lluvia de ideas que a veces nos sentíamos mojados de verdad.
Estábamos a cero pero a las puertas de plantear un sistema que como recurso tecnológico sería determinante en el desarrollo de la educación y difusión de la cultura en nuestro país. Si definíamos el qué queremos, el cómo ya lo habíamos aprendido, el cuándo se aproximaba y el por qué lo teníamos claro.
Nos zambullimos en un esfuerzo razonado, coherente y responsable, en forma sostenida, para crear, discutir, experimentar, evaluar una clase por televisión. ¿Cuánto durará, cuál será su estructura, cómo la aprovecharán los alumnos, cómo participarán los maestros de aula?
Nos instalamos en el nuevo edificio de la Biblioteca Nacional situado en el centro de la capital, frente al Mercado Cuartel. La directora y su secretaria se ubicaron en el segundo piso y nosotros en el séptimo. Ella se mantenía en contacto con los miembros de la Comisión de TV. E., funcionarios del MINED y del gobierno Central. Era una abejita buscando qué llevar al proyecto para hacerlo crecer.
Se llamaron a otros maestros: Juan Antonio Tijiboy, Marta Rosales de López, ambos de Ciencias de la Educación, y otros colegas.
Necesitábamos un dibujante para elaborar materiales visuales. Se incorporó a un joven como de 20 años, talentoso para el dibujo de expresión libre. Le encargamos que nos elaborara el rótulo ELECTROMAGNETISMO que emplearíamos en una teleclase de Física de octavo grado. ¡Ok!, no hay problema, nos dijo.
Esa palabra tiene 17 letras de tres tamaños. Después de media horas nos mostró su producto: la palabra en medio círculo con las primeras 9 letras amontonadas a la izquierda y las otras 8 a la derecha. Con dificultad se leía ELECTROMA y a la derecha GNETISMO. Parecían dos vocablos. Le aclaramos que los alumnos deben leerla sin dificultad, que las distribuyera en forma simétrica teniendo en cuanta el ancho de cada letra. Es que yo les he diseñado letras artísticas, nos respondió. Solo encogimos nuestros hombros.
El siguiente día no se presentó. Aquí necesitaríamos dibujos con fines didácticos. Nosotros lo elaboramos a mano alzada y lo comparamos con el que nos hizo el dibujante y reímos. Nos admiramos: el nuestro estaba más claro para los alumnos.
Después, esa palabra la empleábamos para examinar a otros aspirantes a dibujantes y parece mentira a muchos les costaba trazarla, además, les describíamos por escrito el dibujo de la figura humana con las manos en movimientos destacando los dedos. Algunos nos presentaban manos como raíces de árboles emergiendo de la tierra o como dedos retorcidos semejantes a raíces de mangle, y volvíamos a reír.
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