Pedro Ticas
Premisas básicas para el proyecto de nación
La escuela es territorio y el territorio es educación [1]. Inicio con esta frase que he construido a lo largo de más de 20 años de observancia y construcción epistémica continua desde En y Desde cada uno de los territorios en el plano nacional, en donde se halla inmersa la educación escolarizada, simbólica, holística y humana. La frase no es pues una referencia sintagmática, sino, en esencia, la expresión epistémica que trata de presentar que todo aquello que se halla vinculado con el ser humano y que se resuelve en su conocimiento es producto del Todo, de esa concatenación de todos los elementos que son aprehensibles por los sentidos y el pensamiento en los cuales surge como primera expresión concatenada el concepto de territorio.
El territorio no está referido únicamente y exclusivamente a la configuración determinista del espacio geográfico. El territorio es, en primera instancia, la configuración histórica diacrónica y sincrónica de la historia, del lenguaje, de la producción material e intelectual, las instituciones, es decir, de todo lo que el ser humano es capaz de producir. Surge pues, una visión más holística de lo que acontece con el concepto de territorio y graba en ello, su propia particularidad y singularidad.
La frase o enunciado de considerar al territorio como educación, implica la revelación existencial de múltiples determinaciones que unen la diversidad de sus propias identidades ontológicas. Cada una de esas determinaciones resultan en sí mismas, de otras determinaciones acaecidas en la historia de sus propias conformaciones deónticas. Así pues, historia, lenguaje, producción material e intelectual comprende las más diversas expresiones de la realidad que las ha formado, que las ha configurado. Precisamente esa dinámica interactuante y de alternancia, ofrece y demanda una hermenéutica más apropiada y sincrónica a lo que acontece en el territorio. La pluralidad territorial exige la debida atención particular y singular de sus propias identidades educativas articuladas con el Todo. Solo la articulación de lo educativo con lo económico, simbólico, geográfico, social, cultural, habrá e lograr que exista un verdadero Sistema Educativo.
El Sistema Educativo no consiste únicamente en articular los niveles escolares desde educación inicial hasta educación superior, ésa, es solamente la respuesta a las cogniciones epistémicas académicas, el paso del conocimiento vulgar al conocimiento científico, la didáctica de la hermenéutica analítica, interpretativa, configurativa. Ningún Sistema Educativo puede configurarse en esencia, en su propio estado teleológico, si no se halla plenamente y estrechamente articulado con las demás esferas de la vida material e intelectual. Esa ascensión le provee la posibilidad de ascender de lo abstracto a lo concreto para alcanzar la unicidad que requiere el saber.
La separación entre cada una de esas partes, entre cada una de esas determinaciones holísticas (económica, política, cultura, ideología, instituciones, historia, etc.) deben ser entendidas como las partes indispensables, insustituibles de la organización del Plan de Nación en Educación, sin eso, muy difícilmente puede alcanzarse la observancia epistémica científica y, en consecuencia, muy difícilmente puede lograrse un concepto propio de proyecto de nación.
No son pues los estados vulnerables, volátiles y volubles los que constituyen un Sistema Educativo y menos aún, los que configuran un proyecto de nación. No se trata de la preparación determinista y supeditada de fuerza de trabajo, se trata, en síntesis, de la Formación que se halle calificada tanto para la producción material como intelectual desde el principio filosófico Humano.
En esta tarea de construir el concepto de territorio desde las más diversas y múltiples realidades in situ, he trabajado por casi 20 años, una construcción epistémica que permita comprender que si bien en su sentido sincrónico (temporal, eventual o circunstancial a partir de la realidad) merece especial atención destinar políticas, prácticas, estrategias, programas o planes de implementación educativa en función de su articulación con las demás partes del Todo que anteriormente señalo, también no puede argumentarse y menos aún, fundamentarse un concepto de educación nacional escolar si dicho concepto no se acompaña de las reservas filosóficas, ontológicas y epistemológicas que el quehacer humano le ha impregnado históricamente. Ninguna forma de gobierno que se sustente sobre la base de la sincronía temporal, eventual o circunstancial puede tener cabida en la historia del desarrollo humano. Desarrollo y Progreso Tecnológico, Técnico o Mecánico no son lo mismo. Así pues, el Desarrollo Humano se encuentra siempre acompañado de sus condiciones deónticas, axiológicas, cognitivas y de las identidades propias de cada cultura. El valor del trabajo y el valor del dinero no son lo mismo, nunca lo serán porque su equidad supondría el desaparecimiento de uno de ellos. En tal condición, el valor de lo humano no puede medirse en dinero, trabajo o tiempo de producción de los mismos, el valor de lo humano solo se halla en lo humano, en su propia transformación, dicho de otra manera, pensar la educación va más allá de los límites de la Instrucción. Consiste, por el contrario, en pensar en el desarrollo de la Formación Humana.
No es el progreso tecnológico el que garantiza el desarrollo humano universal educativo en este siglo. En sociedades históricamente excluidas y sin proyecto de nación propio -–y quizás aún en las mismas tecnologizadas—la tecnología se encuentra en pleno divorcio con el desarrollo porque previo al progreso tecnológico, lo humano debe ser más humano. La educación manufacturera no requiere principios filosóficos, axiológicos, epistemológicos, es decir, del intervínculo humano. Tecnologizar la educación como proyecto de nación en circunstancias históricas eternamente adversas cierra el camino de construir didácticas humanas. Las materializa y seguramente, las vuelve impersonales. Deja pues la didáctica pedagógica de ser humana y se convierte en un proceso más de la mecanización.
Pues bien, esta propuesta conceptual sobre Cómo asignar al concepto de Educación una forma distinta de construcción epistémica y práctica, la he diseñado, formulado y realizado desde el año 2001 en lo que denomino Mapa Educativo Nacional [2]. “[…] El Mapa es un ensayo metodológico de propensiones teóricas y empíricas que tiene su punto de partida en la construcción de lo que también denomino “Áreas Educativas”. Debo acotar, que el diseño del Mapa debe ser una constante que responda a la realidad in situ tanto diacrónica como sincrónica a la sociedad en la que se realice. La particularidad y singularidad territorial debe ser una construcción holística, hermenéutica que solo es posible mediante la articulación trilógica escuela-familia-comunidad, sin esto, el Mapa pierde su intencionalidad de ruptura epistemológica. No es pues únicamente un Mapa geográfico de lo material y lo humano; es, en lo fundamental, una construcción del Todo en virtud de la participación de ese Todo.
Empero de la definición epistémica del Mapa Educativo Nacional, habré de orientar la construcción del Mapa desde la enseñanza y aprendizaje para su aplicación en poblaciones de Educación Inicial, Parvularia, Básica, Media y Superior, aunque, desde luego, su aplicación no solo está dirigida a dicha población, también comprende las formas empresariales de la producción material.
El Mapa Educativo ofrece a la comunidad docente, investigadores, estudiantes, especialistas, gobierno, profesionistas, organizaciones de la sociedad civil, organismos nacionales e internacionales, estudiosos, autoridades escolares y empresarios, una nueva forma de integración, interacción e intervínculo entre lo que se Hace y lo que Sabe, entre lo que se Realiza y lo que se Produce tanto en la esfera de la producción intelectual como material. Así pues, por Mapa Educativo Nacional entenderemos la expresión y construcción más holística, histórica, epistémica, ontológica, axiológica y deontológica de la Educación. No se dirige únicamente al ámbito escolar, sino, fundamentalmente, a la articulación del concepto Educativo con el Todo.
¿Qué es el Mapa educativo?
El concepto de Mapa Educativo se constituye a partir de dos prenociones. Primera, que la construcción del pensamiento, práctica y praxis educativa nacional debe ser producto de la esfera concatenada de su propia historia, filosofía, teoría y orientación pedagógica. Segunda, que la construcción del Mapa implica la formulación y elaboración de un instrumento dinámico, holístico, particular, singular y metodológicamente sistémico en función de la observancia epistemológica del Hacer transformado en Saber. El Mapa Educativo se construye a partir de lo que denomino “Áreas Educativas”, las cuales se sustentan en múltiples determinaciones de lo diverso, pero a la vez, en la unidad entre lo particular y lo singular. Dichas determinaciones constituyen un constructo pedagógico en el cual la variabilidad de sus implicaciones se resuelve por las mismas preposiciones de su formulación.
En términos teórico-metodológicos, el Mapa está conformado por distintas Áreas Educativas, las cuales se construyen a partir de distintas identidades históricas, territoriales, educativas, socioculturales, económicas, familiares, comunitarias e institucionales. En términos geográfico-territoriales, las Áreas Educativas están determinadas por las similitudes, pero también por las diferencias de Cómo se enseña en cada espacio geográfico. Las similitudes sobre Cómo se enseña facilita la identificación de espacios territoriales que pueden configurarse más articuladamente. Las diferencias adquieren dos categorías de identificación. Por una parte, adquieren la condición de “particularidad” y por otra, la condición de “singularidad”, es decir, en el primer caso, lo que distingue a un centro de otro y en el segundo caso de lo singular, lo propio, la identidad. Las Áreas Educativas integran lo diverso, multi-pluricultural así como lo multi-pluriétnico desde lo singular. Tienen como propósito articular la integración con la transformación de lo particular en singular, lo cual, una vez resuelto, construye el Todo a través de sus partes. Esas partes son las que denomino Determinaciones. Las determinaciones a las que me refiero constituyen la plena razón de la conformación del concepto. Cada componente de la realidad en plena interacción con el sujeto representado en el ser humano anida sus propias formas de expresión y conformación, su propia organización del mundo que le provee de la existencia, identidad y configuración histórica-social. Para alcanzar la realización –es decir, explicación- del concepto propuesto, requerimos de las construcciones epistémicas y empíricas de las múltiples determinaciones que lo hacen existir en el pensamiento y conocimiento, en la idea y la razón, en lo ideal y lo material, en lo imaginario y lo real. En tal sentido, la construcción del concepto debe ser resuelta mediante el estudio constante de las Determinaciones:
Etnográficas
Geoeducativas
Socioambientales
Técnicas, procesales, metodológicas, teóricas, empíricas, filosóficas
Prácticas educativas
Demográficas
Tipológicas poblacionales
Comunidad-entorno
Prácticas de crianza
Educación inicial, parvularia, básica, media y superior
Alfabetización
Familia extensa-nuclear/ matrilineal-patrilineal/ matriarcal-patriarcal
Socioculturales (economía, salud, identidades, territorio, etc.)
Histórico-sociales
El mapa educativo es un concepto metodológico orientado desde la concepción teórica. Se trata de construir el objeto y objetivarlo. Para ello, el quehacer pedagógico de la universidad se torna dinámico y fortalecido constantemente por la revelación de las formas, tipos y maneras de Hacer educación transformándola en el Saber (conocimiento) en educación. Cada centro educativo particular o de gobierno puede crear su propio Mapa Educativo en virtud de alcanzar la trilogía escuela-familia-comunidad referida anteriormente. El Mapa facilita el conocimiento de lo interno y externo a cada centro escolar y con ello, el diseño más acabado, pertinente y oportuno de los elementos didácticos, metodológicos, técnicos, pedagógicos, teóricos y empíricos para la enseñanza y aprendizaje dentro y fuera de los salones de clases.
A propósito, habré de señalar que la Práctica Docente, Pedagógica y Educativa en la que se realizan la enseñanza y aprendizaje, se encuentran plenamente interdependientes, articuladas y concatenadas, pero a cada una le corresponde un lugar preciso en el proceso de conocimiento. La práctica docente, pedagógica y educativa constituye la trilogía necesaria para enseñar y aprender. “La docencia está referida a la cultura escolar producida y reproducida dentro del salón de clases. Pero también, la docencia escapa al círculo del salón de clases y llega mucho más lejos. Alcanza al grupo familiar, a la comunidad, a las instituciones en tanto el docente como líder, símbolo, figura, orientador y formador de carácter, conducta y comportamiento de los estudiantes, se convierte en la figura, icono o símbolo a seguir por los estudiantes. La docencia entonces, no es únicamente una práctica educativa escolar, es, UN ESTILO DE VIDA, UNA FORMA DE SER y, –quizás–, para muchos, UN MODELO A SEGUIR. Por su parte, la practica pedagógica nos aporta una visión e intervínculo con lo Otro, con lo que se halla afuera del salón de clases conformado por el contexto, la realidad, el mundo que se genera detrás de los muros de la escuela. La última, la referida a la Práctica Educativa, corresponde a la esfera de la intradependencia, concatenación del mundo individual y particular del estudiante, el docente, las autoridades escolares y la institución en su totalidad con el mundo holístico representado en la comunidad, la familia, las instituciones, el territorio, la historia y el devenir que ese territorio ofrece a cada estudiante, docente y autoridad escolar. Esta última pues, resulta ser la expresión epistemológica más acabada de la educación escolarizada intradependiente con el Todo, resulta ser la identidad educativa nacional [3].
En torno a la definición teórica, metodológica y empírica del Mapa Educativo planteo al menos cinco Objetivos que me resultan factibles para su cumplimiento: 1) establecer y construir un mapa teórico, metodológico y operativo de la educación nacional de acuerdo a las similitudes y diferencias territoriales desde las particularidades y singularidades expresadas en su multiculturalidad, multietnicidad, pluriculturalidad y plurietnicidad, 2) determinar, a partir del territorio, un nuevo concepto de educación en virtud de los disímiles constructos de la práctica docente, práctica pedagógica y finalmente práctica educativa objetivada mediante un proceso ascendente de transformación holística, abstracta y concreta, 3) establecer y definir las condiciones internas y externas, endógenas y exógenas de la educación en virtud de lo geográfico, político, económico, histórico, cultural y social, 4) producir teoría propia desde una hermenéutica identitaria en cada Área Educativa y 5) constituir la educación en uno de los elementos más importantes del Proyecto de Nación Propio.
¿Por qué un Mapa Educativo?
Ciertamente, el problema de la educación nacional requiere de al menos dos precisiones. La primera consiste en determinar la existencia del Sistema Educativo y la segunda, en la determinación de las formas, mecanismos, teorías y articulación epistemológica de procesos concatenados en las que ese sistema se realiza.
En virtud de la primera precisión conviene establecer que si bien las partes que conforman el sistema funcionan en sus propias particularidades, lo cierto es que esas partes se expresan de manera aislada, independientes para lograr el verdadero ejercicio de un Sistema sostenido en las propias realizaciones de lo Sistémico, es decir, de lo que hace posible que las partes no solo funcionen sino, además, que su articulación produzca la unicidad, concatenación y transformación de lo singular expresado en el conocimiento y la producción científica. Si esto no acontece, entonces nos enfrentamos a un modelo educativo que se construye por la espontaneidad empírica sobre la racionalidad teórica. Ese modelo espontaneo solo puede ser producto del excesivo inductismo proporcionado por el tipo de psicopedagogía que no incluye las nuevas formas de tratar el asunto de la educación a través del método sociopedagógico y que, por tanto, reduce el sentido de la colectividad al individualismo promulgado por el evolucionismo social.
Sin duda, la segunda precisión, la referida a las formas, mecanismos, teorías y articulación epistémica en las que se realiza el sistema constituye uno de los más valiosos aportes de la educación escolarizada salvadoreña. Se trata de la formación de microsistemas que en el orden de lo macro son vistos como subsistemas; sin embargo, esos subsistemas constituyen un sistema real en cada territorio geográfico, educativo, cultural, social e histórico del país. Al interior de esos subsistemas que yo llamo “sistemas particulares”, se configuran todos los elementos de orden político, histórico, social, cultural, ideológico, territorial, etc., que hacen posible la existencia de esas particularidades. Así pues, como he referido anteriormente, son esas particularidades o Áreas Educativas, las que facilitan la comprensión de lo singular en cada centro educativo, el cual, independientemente de su conexión, cercanía geográfica o histórica con otros centros, cada uno posee su propio sistema educativo o Área Educativa. Dichos sistemas no solo han funcionado diacrónica y sincrónicamente, sino que, fundamentalmente, se configuran en las propias identidades de la población. La educación escolarizada entonces, adquiere su propia identidad.
¿Para qué un Mapa?
El concepto de educación no está referido únicamente a la educación escolarizada (enseñanza escolarizada a través de un Sistema Educativo Nacional), la educación es un concepto holístico, epistemológico, teleológico, filosófico, histórico, cultural, social, económico, político y se concatena por los intereses de cada una de esas partes antes señaladas. Entendida de esta forma, habremos de comprender que la educación se encuentra plenamente articulada a las múltiples y disímiles realidades pluriculturales, multiétnicas y multiculturales territoriales y poblacionales, de manera que la utilidad del Mapa debe ser apropiada a las realidades, a lo propio, tanto para el caso de la producción material como intelectual.
El Mapa Educativo ofrece infinidad de variables, conceptos, categorías, indicadores, datos e información que cada institución, según su cometido, requiera para su trabajo en la producción material (empresas) o en la producción intelectual (centros escolares–universidades-, instituciones-organismos nacionales e internacionales, fundaciones de carácter social, organizaciones de la sociedad civil, etc.).
En el caso educativo, mediante la derivación de las preguntas y respuestas formuladas en la Ficha Técnica, las instituciones de educación inicial, parvularia, básica, media o superior, así como aquellas dedicadas a fines sociales, educativos o culturales, podrán obtener información relativa a la Práctica Docente, Practica Pedagógica y practica Educativa. Por ejemplo, en el caso de la Práctica Docente, el Mapa le ofrece información vinculada predominantemente a procesos metodológicos, didácticos, técnicos y dinámicos de trabajo organizativo dentro del salón de clases, lo cual permite crear, inventar y recrear las diversas formas de enseñar, pero fundamentalmente, conocer, interpretar y transformar las formas en las que el estudiante debe aprender con más facilidad.
En el caso de las empresas orientadas a la producción de bienes materiales (fábricas, maquilas, servicios, comercio, etc.), el Mapa ofrece los mismos resultados: la particularidad territorial y las singularidades poblacionales. Desde luego, la formulación de las Fichas Técnicas habrá de apropiarse a las identidades empresariales, sus intereses y su propósito. De igual forma, el Mapa ofrece el encuentro de las disímiles y múltiples variables, indicadores, tipologías, categorías, subcategorías, conceptos y otros tantos que pueden conocerse mediante la derivación de preguntas articuladas y metodológicamente derivadas. El Mapa ofrece conocimiento pleno, certero, preciso sobre lo que hace a la población. Sus identidades, perspectivas, saberes, capacidades, proyecciones, proyectos de vida, intereses, asimilación, procesos de endoculturación y otros tantos, que indican a las empresas la posibilidad real o pertinente de instalación territorial, contratación, tipos y formas de contratación, productividad, competitividad, inversión, volumen de producción, tipo de producción, costos, beneficios, ganancias, aportes sociales, en fin, la información, dominio y control sobre la premisa indispensable de la producción material: el desarrollo de las fuerzas productivas, esto es, la población.
¿Cómo se construye el Mapa?
Por razones de extensión teórica, metodológica, técnica y empírica de la propuesta, por ahora únicamente expongo algunos de sus elementos que me resultan orientadores para el lector. Debo insistir, que la construcción de este Mapa y de los elementos que a éste deben pertenecer, habrán de formularse según las mismas realidades in situ que cada institución de producción material o intelectual presente de acuerdo a su territorio:
El territorio [4], surge como punto de partida y no como resultado de las particularidades y singularidades. Comprende una construcción holística organizada mediante cuatro determinaciones (Esquema 1): A) histórica, B) sociocultural y política, C) epistemológica y D) geográfica. Dichas Determinaciones se conforman en grandes categorías de construcción y análisis. Esas Determinaciones se hallan más desarrolladas y explicadas en un trabajo que me fue publicado en 2014 [5] al cual, agrego la observancia y construcción de cuatro macro categorías: 1) Territorio y Contexto, 2) Territorio, Institución e Institucionalidad, 3) Territorio y economía y 4) Territorio y Lenguaje [6]. Las cuatro categorías que indico, se hallan plenamente representadas en cada salón de clases, en cada institución de enseñanza escolar en educación inicial, parvularia, básica, media y superior. Trato, en la medida de lo posible, orquestar disimiles elementos que se configuran en cada estudiante vinculado con el contexto holístico que cada individuo construye en relación con la producción intelectual o material, independientemente del grupo etario, identitario o emergente al que pertenezca.
El Mapa Educativo Nacional va más allá de las estadísticas y las valoraciones subjetivas de lo cuantitativo. Solo tiene pertinencia lo cuantitativo cuando lo transformamos en cualitativo. Ese método permite comprender que la razón de lo cuantitativo no se resuelve por lo cuantitativo mismo, sino, por el contrario, por lo cualitativo. Deserción, Reprobación, Ausentismo, Repitencia y otros indicadores, solo pueden ser transformados en tanto se transformen a priori los elementos cualitativos que los generan. Así que entonces, la respuesta a esos elementos cuantitativos se halla precisamente en ellos mismos. Para lograr dichos propósitos de cambiar lo cuantitativo en cualitativo y viceversa, el concepto de “Área Educativa” —el cual desde luego no significa área o campo de conocimiento de las ciencias (exactas, sociales, naturales, tecnológicas, etc.) — sino, la articulación de diversos elementos económicos, políticos, sociales, históricos, geográficos, poblacionales, identitarios, culturales y otros tantos que se configuran en una misma entidad plurieducativa.
En este sentido, el sistema de articulación, particularidad y singularidad del territorio desde las áreas educativas al que me refiero en el título, consiste en establecer —como he señalado antes—- que el sistema educativo no puede ser posible si no se halla articulado al sistema económico, cultural, político, institucional. La articulación delas instituciones no significa la comunicación entre ellas, o la asignación de formas de apoyo de una hacia otra, la articulación como sistema, como nación, implica y requiere de comprender su interdependencia. Ninguna de ellas funciona si una de las partes no cumple con su función. Así pues, el cumplimiento de la vida funcional institucional —y llámese institucional al orden económico, político, cultural, social, educativo del estado—solo puede ser institucionalizado (representación real de los intereses de los individuos en las instituciones) en tanto el cumplimiento de esas funciones responden plenamente a la articulación entre las mismas. Ese sistema de articulación inter, multi e intra-institucional, permite que la particularidad de cada una de esas instituciones genere sus propios aportes desde sus propias singularidades.
“[…] En el entendido de dicha definición del método, territorio-particularidad y singularidad se convierten en los elementos esenciales del método que propongo, mismo que adquiere la condición de subsistema en un sistema macro pero también de sistema en la unidad micro. No son las puras reflexiones subjetivas, voluntarias, las que nos proveen de la mejor conceptualización, sino, la aplicación del debido método para obtener la verdad del saber. “Sin teoría no hay método ni metodología” nos dice Weber [7]. Precisamente, como hemos dicho, el método no debe ser confundido con metodología. Y es que, en ese orden de ascensión de lo abstracto a lo concreto y viceversa, el método nos descubre el objeto más allá de la razón. Conocemos mucho más al objeto en su Calidad, es decir, lo que hace y constituye su estructura, su esencia. Al descubrir dicha esencia se supera lo abstracto porque “…el concepto dividido en sus momentos abstractos, tiene como sus extremos la individualidad y la universalidad, y aparece él mismo como la particularidad que se halla entre ellas. A causa de su inmediación estos términos, como determinaciones que se refieren solamente a sí, están en conjunto como un contenido singular” [8], de manera que lo que hace a lo singular, como hemos referido antes, se explicita en la diferencia entre las particularidades. La particularidad nos ofrece la identidad y la singularidad nos ofrece la diferencia entre esas particularidades en la universalidad. Esa composición silógica de la alternancia ascendente entre la particularidad y la universalidad se hallan configuradas ineludiblemente por la singularidad como esencia de su propia transformación.
Si tomamos la singularidad como el método mismo, entonces el método deja de ser una abstracción. Se convierte en una determinación para el objeto que estudia porque en sí mismo, es el objeto de sí mismo. “El método puede, primeramente, aparecer como la simple manera y forma de conocer, y, en efecto, tiene la naturaleza de esta manera. Pero la manera y forma, como método, no es sólo una modalidad del ser, determinada en sí y por sí, sino que, como modalidad del conocer, está puesta como determinada por el concepto y como la forma, por ser ésta el alma de toda objetividad y por cuanto todo contenido, determinado de cualquier modo, tiene su verdad sólo en la forma. Si se acepta el contenido, a su vez, como dado al método, y como provisto de una particular naturaleza, entonces, en tal determinación, el método es, como lo lógico en general, una forma puramente extrínseca” [9], lo que supone facilita el alcance de la verdad, la verdad de sí misma. El Contenido pues, adquiere su condición de verdad en tanto la Forma cumpla con su función de método. Dicho, en otros términos, el Contenido varía (conceptos, ideas, etc.), pero será el método (la forma) que ha producido ese Contenido, la que le provea de su propia condición de ser en sí y para sí, esto es, haber cumplido con su función. En eso consiste precisamente el encuentro de la diferencia, de lo singular en el caso que nos ocupa. Pero ese Contenido no podremos lograrlo si universalizamos de manera mecánica sus particularidades y menos aún, sus singularidades. Puesto que la forma adquiere la posición de método, habremos de retomar que “[…] el método ha surgido de esto como el concepto que se conoce a sí mismo, que tiene por objeto a sí mismo, como lo absoluto, ya sea subjetivo, ya sea objetivo, y por lo tanto como el puro corresponderse del concepto y de su realidad, es decir, como una existencia que es el concepto mismo […]” [10]. Este es pues, el proceso de singularización, visto a la luz del método y, esa singularización es la que retomamos para conceptualizar, en este caso, los elementos del subsistema convertidos en sistema.
En el esquema anterior (sistema y subsistema), la singularidad que propongo adquiere dos formas de juicio. En primera instancia puede interpretarse como el punto de partida desde la comprensión vertical de los conceptos, pero también podría interpretarse como la conclusión de las dos anteriores (particularidad y territorio). Ambas interpretaciones son válidas en tanto sean observadas como un mismo objeto, constructo, es decir, en tanto no haya una interpretación jerárquica de los tres conceptos, ya que, como indiqué al principio los tres se hallan horizontalmente plenamente articulados. La construcción del objeto (subsistema) es un proceso que va de lo abstracto a lo concreto y viceversa con el objetivo de comprender lo objetivado transformándolo en lo objetivizante y Objetivizador mediante la intervención del método. Es pues ese método, el que nos proporciona los elementos cuantitativos y cualitativos hacia la configuración del concepto del subsistema basado en la territorialidad, la cual se construye desde lo particular y singular […]” [11]. “[…] La construcción de esas singularidades y de las formas y contenidos en las que se realiza el sistema, es decir, de la explicación de cómo los subsistemas se convierten en sistemas mediante la configuración de estructuras dinámicas, articuladas, sistémicas y plenamente objetivadas no puede reducirse a la simple enumeración o caracterización del quehacer educativo encada territorio, verlo de esa manera significaría continuar con las carencias del positivismo y sobre todo, minimizar la labor humana que autoridades, docentes, estudiantes, familia y comunidad llevan a cabo en virtud de educar tanto en lo escolar como holístico […]” [12].