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El proyecto educativo institucional: camino, espejo y motor para el cambio

Edit Esmeralda Alas Luque

Un proyecto educativo establece  los procesos que le guiarán hacia la ruta del cambio. Su  construcción deberá reflejar su cultura de organización institucional. Estas pueden identificarse en modalidades siendo la primera el  Individualismo Fragmentado, caracterizado por un trabajo aislado, sin interferencias; pero en forma atomizada, contrario a la modalidad de balcanización, en la cual se forman grupos independientes dentro del seno de la organización que suelen presentar baja permeabilidad, tiene fuerte identificación con otros grupos, pero no con la institución. En la balcanización suelen generarse luchas entre sí, buscando niveles de influencia hacia arriba o hacia abajo.

Existe también un estilo de organización llamada Mosaico en Movimiento. Este tipo de organización, potencia la existencia de grupos con naturaleza diversa. En ella las personas se entremezclan en diferentes grupos y estos van cambiando su composición, produciendo una rotación similar a la de un caleidoscopio. Surgen las alianzas a partir de intereses personales.

Es importante destacar que las estructuras institucionales pueden fomentar diferentes  formas de participación; siendo la cultura colaborativa la que muestra un modelo de comunicación abierta y de participación progresiva, ofreciendo un clima de colaboración que se convierte en un medio efectivo para conseguir un desarrollo profesional, que al mismo tiempo derive en el crecimiento de la organización.

Sin embargo, a veces puede tener una orientación pervertida cuando la modalidad organizativa se convierte en una Colegialidad Artificial en la cual los líderes son los que presionan para que haya colaboración, establecen el tema, las  personas a quienes hay que colaborarles, el momento en que hay que colaborar, cuando no se debe colaborar y cómo debe ser la colaboración.

A pesar de esos riesgos, los beneficios de una cultura colaborativa para la construcción de un Proyecto Educativo Institucional son múltiples, entre ellos se pueden citar la eficacia y la priorización de la satisfacción de necesidades, resolución de problemas e intereses de la comunidad educativa. Ayuda a eliminar errores, favorece la actitud de escucha, intercambio, respeto mutuo, compañerismo y aumenta la coherencia entre los procesos desarrollados con los resultados esperados. Una cultura colaborativa es capaz de crear su propia estructura y sus elementos constitutivos; es decir, un sistema autopoietico.

Bajo esa perspectiva se realiza una división del trabajo consciente, el poder está dividido en puestos de trabajo, la comunicación se canaliza en dirección hacia el logro de fines, el entorno está constituido por lo exterior de la organización y el entorno interno del sistema organizacional.

Los sistemas autopoietico dinamizan el contexto educativo, ya que ve a la institución como un sistema social capaz de definir un estilo de dirección propio, de establecer una relación bilateral con todos los miembros de la comunidad, de ofrecer un clima institucional adecuado para el logro de la visión que la institución educativa  se propone alcanzar.

Por tanto una premisa, que debe permear el contexto del Sistema Educativo de nuestro país es la búsqueda de una atmósfera de   autonomía y cambio; condiciones indispensables para la auto transformación de la Educación Salvadoreña.

Bernardo Grande (2003) presenta como opción para el logro de esa  autonomía, el diseño de  Proyectos Educativos Institucionales a partir de un proceso colectivo de participación, considerando que esta deberá garantizar la respuesta efectiva a las necesidades y problemas que enfrenta la institución y su entorno colectivo.

Cabe mencionar, que en la búsqueda de autonomía, no debe perderse de vista la estrecha relación que debe existir entre los establecimientos educativos; tampoco, restarle la importancia a la incorporación de una mejora de la calidad.

Es necesaria una reflexión sobre la relación funcional que tiene el sistema educativo de nuestro país, y la calidad educativa que puede ofrecer, a partir de esa relación sistémica.

En conclusión el Proyecto Educativo Institucional elaborado con un enfoque de participación real, tiende a fortalecer la autonomía institucional, mejorar la creatividad en la resolución de problemas. Es el camino, espejo y motor para el cambio de la educación salvadoreña.

Un proyecto educativo bajo esa perspectiva es la mejor oportunidad de expresión democrática, cando se tiene como eje principal, el  fortalecimiento de una cultura participativa que promueve la identidad y sentido de pertenencia. También se potencian una cultura de apoyo, favoreciendo la participación en la toma de decisiones, interacción mutua, y el intercambio de experiencias; además contribuye a la obtención de un sistema educativos de calidad, que responde a las necesidades reales de una  comunidad que buscan renovarse y reinventarse, para satisfacer las demandas individuales y sociales.

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