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El pueblo aprueba a Sánchez Cerén

Carlos Girón S.

El Poder constituido y legítimo no necesita defensores; bastan con que se ampare en una ley fundamental.

En El Salvador, decease el pueblo aprueba sin reservas ni mezquindad a Salvador Sánchez Hernández como un buen Presidente de la República. Y sabe el pueblo que él no necesita que salga nadie a defenderlo ante los injustos y perversos ataques de que se le hace blanco desde el primer día de su gestión gubernamental, viagra   -y aun de antes–, igual que sucedió con su antecesor, Mauricio Funes, quien también sigue en las garras de los buitres.

El pueblo está sabedor de que la mejor carta de aprobación que se ha ganado Sánchez Cerén desde el inicio de su gestión son sus buenas obras y acciones en bien de la población necesitada, la gran mayoría.

Ahora, ante la proximidad de que se cumpla su segundo año de gobierno, no se han hecho esperar las “consultas” y “toma de opinión” entre pequeños grupos de ciudadanos preguntándoles si el presidente merece su aprobación y rechazo, o su aprobación. Inducidas y amañadas, las conclusiones de las consultas son lo que se tenía previsto: desaprobación.

Si entre la población hay quienes están descontentos con el trabajo del presidente, no pueden ser más que gente ingrata, no desagradecida, sino mal agradecida, aquella por la que se dice “mal paga el Diablo a quien bien le sirve”, pues, sin excepción, directa o indirectamente, todos los salvadoreños, individuos y gremios, hemos recibido el beneficio, directo o indirecto, de medidas adoptadas por este gobierno.

La reducción a las tarifas eléctricas, el subsidio al gas, la negativa a aumentar el IVA –mandando al carajo la pretensión y presión del Fondo Monetario Internacional, que abusivamente estaba exigiendo un incremento de dos puntos (2 por ciento más al actual), son algunas de tales medidas. Y es de señalar que  del menor costo de la energía eléctrica se han beneficiado directamente las grandes empresas industriales y comerciales, por ejemplo, consumidoras en gran escala de esa energía. Sin embargo, sus dueños le hacen el ojo feo a Sánchez Cerén, a quien tal vez no le perdonan el pecado de haber sido comandante guerrillero –a la usanza del Ché Guevara y Pepe Mujica—que tomaron las armas para luchar por un cambio en las estructuras socio-económicas favorables sólo para los adinerados, en detrimento de los intereses del pueblo, y cuyos ideales y objetivos han querido después traer a su concreción material.

Para gobernar, sensatamente, Sánchez Cerén supo rodearse de un gabinete que compartiera sus aspiraciones, gabinete en el que hay otros que fueron sus compañeros de armas en el conflicto de los doce años –que muchos consideran perdidos, tal vez con razón, pues aquellas condiciones prevalecientes antes del conflicto pareciera que no han cambiado mucho, a pesar de los esfuerzos de los dos gobiernos del Frente.

La obra suya, la del presidente, está allí a ojos vista, y es la que constituye toda una aprobación con excelente nota para su gestión de dos años.

Las áreas de la educación y la salud han sido los pivotes sobre los cuales ha girado principalmente su accionar gubernamental. Un pueblo, un país no puede crecer ni desarrollarse en términos ciertos si se mantiene ignorante y enfermo.

El Salvador ha logrado erradicar el analfabetismo no sólo entre la niñez, sino también entre los adultos, en numerosas regiones rurales de la mayoría de departamentos de la República. En la educación básica se ha favorecido a miles de estudiantes dotándoles de uniformes y calzado, además de útiles, beneficio que luego se elevó al nivel de bachillerato. En la primaria se ha mantenido el famoso “vaso de leche” –que de rebote vino a sacar del marasmo a la ganadería nacional, abandonada junto con la agricultura por los gobiernos anteriores a los del FMLN.

El área de la salud pública ha sido también objeto de gran atención velando por una buena atención médica en los hospitales y clínicas comunales y departamentales, lo mismo del Seguro Social. Se ha anunciado la construcción de un nuevo hospital general que sustituya al Rosales.

La economía –que no ha sido precisamente el desvelo del gobierno—tendrá un crecimiento de más del 2.6 por ciento para este año, según los pronósticos del BCR. A esto ha contribuido sin duda el apuntalamiento a las micro y pequeñas empresas, que están aumentando abundantemente los bienes de consumo y alimentos básicos para la población. Ahora florecen los talleres de zapatería y costurería gracias a la gran demanda del Ministerio de Educación, principalmente.

Para saber más de la aprobación indisputada del pueblo al ex comandante Sánchez Cerén, vayan y pregunten a los miles de mujeres, jóvenes y mayores, que han sido beneficiadas de tantas maneras por el original proyecto de Ciudad Mujer que, además, de la atención médica integral, mantiene programas de capacitación en diversas áreas productivas para mujeres del área rural, principalmente. ¡Ahh, pero allí no se atreven a acercarse los entrevistadores de las encuestas mafiosas y engañosas! ¡Qué va!

Después de todo, seguro que a Sánchez Cerén no le quita el sueño saber si tiene o no la aprobación de alguien. Lo que le importará es seguir en su ruta, de la que nada ni nadie seguramente podrá desviarlo o descarrilarlo, aunque no pocos quisieran hacerlo –como ya lo han hecho con Dilma Rousseauf, en Brasil, y pretenden hacerlo también con Nicolás Maduro, en Venezuela… y más adelante con Rafael Correa, en Ecuador, y Evo Morales, en Bolivia,  todo por el delito de todos ellos, de preocuparse y trabajar de lleno por el bienestar de los pueblos que gobiernan.

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