A la hora de escribir este artículo editorial, el presidente Nayib Bukele aún no había decido qué hará en los próximos días, léase tras el inicio de la apertura gradual de la economía; es decir, a partir de mañana, 16 de junio.
Pero, más allá de lo que el presidente de la República Nayib Bukele decida, lo que debe tener claro es que los y las salvadoreñas, y todo aquel que reside en el país, necesita información seria y fidedigna. O sea, nada de inculcar miedo, alarmismo o terror.
En El Salvador debemos lamentar que la información sobre los efectos o consecuencias del COVID-19 ha estado recubierta de mucho alarmismo, miedo y en algunos momentos hasta terror.
Esa información debe terminarse y, a cambio, dar la información lo más apegada a la realidad, pero, en función orientadora o educativa. Esto significa que todos los actores de la sociedad deben invertir en la educación ciudadana.
Y es que a partir de mañana el país entra en una nueva etapa de la pandemia, en la apertura económica paulatina, en los momentos en que la cifras de contagios se disparan. El sábado, por ejemplo, El Salvador amaneció con 108 nuevos contagios de COVID-19.
Pero, hay que tener claridad que la pandemia no se va a eliminar teniendo al pueblo confinado en sus casas hasta que la enfermedad desaparezca, porque esto además de falso es irreal.
El pueblo debe saber que la COVID-19 vino para quedarse hasta que no creen la vacuna, lo cual puede ser en los próximos años y, para que llegue a países como El Salvador, seguramente tendrá que esperar más de un par de años. Dios quiera que no sea así, pero hay que ser realistas.
Hasta esta altura y tras la cuarentena, muchos ciudadanos ya tienen claridad que si no van a ser parte de la renovación de la vida productiva del país, debe quedarse, voluntariamente, en casa y si por alguna necesidad sale, incluso, para matar el estrés del encierro de casi tres meses, lo haga tomando las medidas ya conocidas. Es decir, hay que salir con tapabocas y con el alcohol gel en la bolsa para aplicarlo luego de entrar en contacto con otra persona u objeto ajeno a su cotidianidad en la cuarentena.
Para los que trabajan, seguir los protocolos que el Gobierno y el sector empresarial han establecido para ello.
Es decir, hay que disminuir los contagios y, para ello, hay que seguir las normas ya conocidas, lo que arriba hemos expresado, entre otras.
El Gobierno en general, léase el Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como el sector empresarial, deben mantener una campaña educativa; es decir, orientadora de las diferentes formas de actuación a partir de la reapertura económica. La campaña debe ser reiterativa, por eso se llama campaña, para que ese mensaje se quede en el subconsciente y de esa forma evitar que el contagio comunitario sea menos de lo esperado.
Y esas actuaciones llegan al subconsciente en la medida en que el mensaje es reiterativo; pero, producto de la racionalidad, no del miedo. Es decir, las personas deben actuar porque entienden la problemática y no producto del terror.
Creemos que hoy es el momento de buena información con un sentido orientador, educativo, para que la gente se vaya adaptando al nuevo momento en que entrará el país, después de casi 90 días de cuarentena, de temor medio y hasta terror.
Hoy como ayer, todo depende de la población, de la gente. Si hizo lo suyo cumpliendo con la cuarentena, hoy deben hacer lo mismo, solo que ya no en casa, sino rumbo al trabajo, en la oficina, en cualquier lugar donde desarrolle una actividad productiva.
Quienes salgan a trabajar a partir de mañana -luego de la cuarentena- deben tener presente que deben salvaguardar su salud para salvaguardar la de los que se quedaron en casa.
Por hoy, como ya es conocido, y no han sido difundido otras, es necesario salir y regresar a casa con el tapabocas, cumplir el distanciamiento social, lavarse las manos con agua y jabón y utilizar alcohol gel. Además de no tocarse la boca, la nariz o los ojos, si antes no se ha lavado las manos con agua y jabón.
El resto, los que se quedan en casa, también deben seguir guardando las mismas medidas. Pronto El Salvador y el mundo saldrán de esta pandemia, pero cada quien debe hacer lo suyo.