Una serie de movilizaciones para protestar contra la privatización del agua hubo ayer en diferentes puntos del país, incluidas las empresas que se verían mayormente beneficiadas, lo que demuestra que de esa medida antipopular no saldrá victoriosa la derecha.
Nos ha llamado la atención también una protesta que un grupo de jóvenes hizo en un hotel capitalino, donde una ONG de derecha pretendía montar un evento para justificar la privatización del agua.
Los invitados al evento, incluso, agredieron a algunos jóvenes que solo llevaban como escudos pequeños carteles y el grito del “agua no se vende, se cuida y se defiende”.
El sector privado y políticos de la derecha se equivocan al pensar que podrán salirse con la suya privatizando el agua.
Cuando los gobiernos de ARENA privatizaron la banca, las pensiones, la distribución y venta de la energía eléctrica y las telecomunicaciones, el pueblo, aunque lo rechazaba, actuó con silencio, en parte porque recién salíamos de una guerra civil, y estaba cansado de la lucha, además que el “neoliberalismo” se vendió como la salvación económica en la postguerra.
Hoy estamos en situaciones distintas a la de aquella coyuntura. Hoy la gente ya experimentó el daño que le han ocasionado las privatizaciones, así como la dolarización, y no permitirá una privatización más.
Por eso es que ARENA y compañía, en la Asamblea Legislativa, se equivocan si creen que impondrán la mayoría para privatizar el agua. El pueblo se los impedirá.
Esta vez la situación es distinta porque hay un pueblo dispuesto a la lucha de calle. Confrontar directamente a los privatizadores en la calle o en sus hoteles, y sobre todo, hoy no está solo.
En su lucha contra la privatización es acompañado por la academia (UCA y UES), por la Iglesia (Católica, Luterana y Episcopal), y por un partido político, el FMLN.
La derecha salvadoreña debe reflexionar sobre el tema del agua, pues de seguir con esa tozudez y prepotencia de querer privatizar el agua, provocará otros enfrentamientos insospechados.