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El pueblo venezolano y la legitimidad de su lucha

Lourdes Argueta
Abogada

A partir del escenario previsto en Venezuela y que se ha configurado inmediatamente se conocieron los resultados de la elección presidencial del pasado domingo 28 de julio en dicho país, es interesante la exposición de diversas posiciones en la también diversa y dispersa izquierda de nuestro país y en América Latina, como un reflejo de los vacíos políticos e ideológicos, aunado a la desinformación y reproducción de concepciones y percepciones impuestas por la campaña antirrevolucionaria contra el proceso venezolano que ha resistido al constante sabotaje, sanciones ilegales, bloqueo económico-financiero, asedio y agresión por las fuerzas oscuras del imperialismo, que mueve sus hilos de la desestabilización social, infundiendo odio y violencia entre venezolanos.

Los intereses de las fuerzas lacayas por recuperar el gobierno en Venezuela, sabemos que es para entregarle el poder político y los recursos naturales y financieros de esa nación a sus amos, que han sido los financistas todos estos años de la oposición, en contraposición a los avances en materia de salud, educación, vivienda, derechos laborales, restitución de la independencia y soberanía nacional que ha permitido consolidar un crecimiento económico diversificado gradual y sostenible, por encima de las medidas criminales que han pretendido asfixiar el proceso de la revolución y frenar los avances sociales que han dignificado a su pueblo.

Basta decir los efectos de la recuperación de la industria petrolera y la fuerte incidencia en la recuperación de la OPEP como organización valedora de los precios del petróleo, que le permitió a Venezuela intervenir con peso en el comercio a nivel mundial e impulsar proyectos de solidaridad con las luchas de los pueblos hermanos a nivel continental; y aun así demostró la capacidad para aumentar las reservas petroleras con la recuperación de La Faja del Orinoco y el aumento de las reservas internacionales. Todas estas medidas permitieron que Venezuela se liberara de las cadenas de sometimiento del Fondo Monetario Internacional (FMI), lo cual es totalmente legítimo y necesario para avanzar en una verdadera independencia política, económica, financiera, comercial, etc.

Ignorar todos los avances, y justificar su apatía, rechazo o ataques al triunfo de un nuevo periodo presidencial, es desmeritar los beneficios directos que ha percibido la población, como con el rescate de tierras para la agricultura y entrega de tierras a campesinos, con lo cual han logrado elevar el nivel de producción agrícola, frenar el desabastecimiento provocado y la hiperinflación económica como parte del impacto de sanciones por los mismos que financian a la oposición. En medio de todo eso, Nicolás Maduro ha logrado contener y desacelerar el ritmo inflacionario, combatir la guerra económica marcada por la especulación, el acaparamiento y manipulación cambiaria.

Es absurdo que desde una posición aparentemente de izquierda, existan posiciones adversas que cuestionen los resultados o que catalogue de dictadura al gobierno representado por Nicolás Maduro. Sin embargo, no pueden extrañarnos esos matices en esta amplísima representación de la llamada izquierda en la que hay una fuerte carga del pensamiento de la susodicha democracia liberal, que muchas ONG del imperio se encargan de diseminar mediante foros, capacitaciones, y un sin fin de actividades que financian a cambio de instalar las ideas con las que siguen ejerciendo hegemonía social, política y cultural. En nuestro país, conocemos de como desde el interior del mismo partido hay una secretaría que trabaja de manera directa en esa dirección, enviando mujeres a “capacitarse” sobre liderazgo y otros enfoques que fomentan la concepción liberal y que están encaminadas a fragmentar aún más a la izquierda.

Por eso es importante mantener una agenda de lucha ideológica, para elevar el nivel de consciencia social en la población, pero con mayor énfasis en quienes decimos estar de lado de la izquierda, para no salir con posiciones totalmente liberales e incoherentes, y que, en el caso de muchos es por la superficialidad con la que conocen los procesos, y quiero suponer que es por ignorancia, porque si es por desconocimiento, lo correcto es informarse por las fuentes correctas y no errar y hacer el ridículo. Sin embargo, en el caso de quienes, conociendo las múltiples formas de actuación y dominación imperial, se suman a la campaña de descrédito al proceso revolucionario de Venezuela, no solo desprestigian la definición de ser de izquierda, sino que están a un paso de saltar a la posición de los lacayos del imperio.

En esa posición ya están muchos, y desde siempre, solamente que de manera conveniente simulan, fingen estar de lado de la izquierda. De quienes descaradamente profesan y reproducen la mentalidad liberal, pues solo cumplen con el encargo de atacar y cuestionar los resultados electorales, para deslegitimar al gobierno legal y legítimamente electo, para boicotear su participación en organismos internacionales desde donde se ha logrado generar un fuerte contrapeso a la agenda neoliberal, esa misma agenda neoliberal que mantiene en pobreza y marginalidad a millones de personas a nivel mundial, a naciones endeudadas y sometidas.

A eso quieren llevar nuevamente a Venezuela, a la verdadera dictadura de la democracia burguesa, a la democracia liberal de la que con grandes esfuerzos están transcendiendo mediante el desarrollo de las Comunas que promueven la democracia participativa y protagónica de la población, y una larga lista de misiones que impulsan el progreso y bienestar social, pero, sobre todo, se encaminan a consolidar la verdadera independencia, soberanía y autodeterminación de su lucha.

No hay solvencia para cuestionar la nobleza de esa revolución por quienes no tienen la capacidad real de resistir lo que le ha tocado resistir y revertir a ese pueblo y a ese proceso, quienes solo cumplen el libreto que les encomienda recitar sus amos, o quienes, desde una visión superficial, reproducen una narrativa pro sistema, alienada y tendenciosa, que pueden provocar mayor dispersión y confusión en la izquierda.

La batalla de ideas debe ser un ejercicio permanente. Consideré oportuno exponer algunas razones del porque celebramos la victoria del pueblo venezolano y de los hermanos del PSUV, un proceso imperfecto seguramente, pero al que la derecha neoliberal y neocolonial financiada por el imperio, está a años luz de representar.

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