Rolando Alvarenga
@DiarioCoLatino
Recién tomaba mis primeros apuntes periodísticos en el box, cuando tuve la privilegiada oportunidad de conocer y ver en acción al nicaragüense, Eduardo “El Ratón” Mojica, uno de los mejores pugilistas latinoamericanos de todos los tiempos. Ocurrió entre 1973 y 1975 en la Arena Santa Anita, cuando este país vivió su época más gloriosa en el boxeo amateur y profesional, bajo la promoción de Ramón Rivera “El Chato Moncho” Escalante y la dirección técnica del mexicano, Ricardo “El Rata” Rodríguez. Habiendo iniciado su exitosa trayectoria en 1958 y terminado en 1975, se fajó contra los mejores de los mejores moscas (112 libras) de aquellos años, incluso ranqueados del mundo y el ex campeón mundial del CMB, Chartchai Chionoi. Vino a El Salvador a quemar sus últimos cartuchos cuando se aceraba a los 40 años de edad y muy lejos de lucir como un tipo acabado, todavía tuvo cuerda para demostrar clase y calidad boxística contra tipos que le sacaban entre diez o más años de ventaja.
Aquí y como el buen vino, le vi varios espectaculares combates que se quedaron en la retina de muchos aficionados de aquellos años. En ataque y en defensa y en los pesos gallo (118 libras) y pluma (122), ofreció memorables cátedras ante rivales de mucho colmillo como los salvadoreños Oscar “Chico” Aparicio, Rodolfo “El Pato” Fuentes; el mexicano Lupe Aguilar y Adolfo Osses, de Panamá. Para mí y creo que para miles, Mojica fue la calidad en persona que hacía ver sencillo el box y siempre fue garantía de espectáculo. Habiéndolo tratado de cerca, recuerdo que románticamente gustaba mucho de la música de las Sonoras (Matancera y Santanera) y Billos Caracas Boys y a lo mejor por eso salió efectivo para tener hijos (más o menos 12). A pesar de su grandeza siempre fue sencillo y trató bien a su prójimo. Su récord fue de 75 peleas, con 53 victorias y nunca perdió por nocaut.