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El realizador estrella

Carlos Burgos

Fundador

Televisión educativa

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Arribamos con la TVE a 1973. Además de la transmisión de las teleclases del tercer ciclo de Educación Básica, viagra se iniciaría el segundo ciclo con las del cuarto grado. En febrero se iba a inaugurar nuestros canales 8 y 10, estarían en aire desde las 6 a.m. hasta las 10 p.m. con una programación cultural diferente cada uno, para lo cual se necesitarían 64 teveprogramas de media hora. Una transmisión extraordinaria para saludar al gran público salvadoreño.

Ocho días antes la directora, doctora Irma Lanzas de Chávez, dispuso que se grabaran esos teveprogramas y designó a un compañero realizador como coordinador de esa producción, para esto tenía que desplegar toda se creatividad, don de mando, poder de persuasión, generar credibilidad y empatía en el trabajo.

Yo estaba asignado a otras funciones fuera del área de producción. Miraba desde la barrera. Transcurridos dos días, el compañero asignado coordinador de esa producción fue llamado por la directora:

–¿Cómo va la producción? ¿Cuántos programas han grabado? – preguntó, con libreta en mano para anotar el avance.

–Mal. No hemos grabado ninguno porque…

–No quiero oír pretextos – lo interrumpió.

Ella sintió que se le vino abajo su compromiso de lanzar al aire los dos canales simultáneamente con una programación cultural novedosa, variada, nacional y diferente, no en cadenita. El tiempo pasaba, los minutos se escapaban sin dejar huella. Otros compañeros no quisieron aceptar ese compromiso por razones personales, y ella no quería arriesgar el tiempo que quedaba. Este día no fue a almorzar a su casa por resolver este problema.

Después del receso de mediodía el portero me comunicó que me presentara a la dirección.

–Estamos paralizados con la producción especial – me dijo, con preocupación –. Creo que usted puede hacerse cargo de la misma.

–¿Por qué cree si ya confió en otro compañero?

–Porque usted ha sido jefe de producción y el personal lo respeta y atiende. Además, usted es el «Realizador estrella de la TVE».

–Acepto este reto pero debe poner bajo mi mando a todo el personal técnico pedagógico, y también al administrativo para que pague transporte, alimentación a invitados, además de la compra de materiales para escenografía, todo con urgencia. Dio la  orden de atender lo que yo dispusiera durante esos cinco días.

Sentí enorme peso sobre mis espaldas, nunca había quedado mal con los proyectos que me asignaban. Mi experiencia me daba seguridad, aunque la gran limitante era el tiempo disponible y este no se puede estirar. De inmediato convoqué a reunión a realizadores, telemaestros, especialistas, técnicos, administrativos y jefes de sección. Les comuniqué:

–Vamos a producir 64 teveprogramas de media hora cada uno en 5 días para transmitir el día de la inauguración de nuestros canales.

–¿Que qué…? – dijo el telemaestro Canales.

Repetí el anuncio y replicó.

–Imposible. No nos engañemos, esto no resultará. No tenemos los temas ni los guiones. No sabemos si habrá transporte disponible para los invitados.

Esto influyó en el ánimo de otros de los presentes.

–Yo estoy de acuerdo con Canales – dijo el telemaestro Argüello – el tiempo es el obstáculo principal.

–¿Quién otro piensa que esto es imposible? – pregunté, mirándolos a todos.

–¿Qué traes entre manos? – intervino el telemaestro Fidel Álvarez.

–Nada, mira – le mostré mi mano con un yeso –. Estamos a cero, solo con mi confianza en la capacidad de ustedes, en su profesionalismo y en su orgullo porque la TVE salga al aire, no con enlatados de otros países sino con teveprogramas culturales salvadoreños y de calidad. Ya demostramos que en el área educativa estamos apoyando a maestros y alumnos con cientos de teleclases y vamos a confirmar que también la cultura es un área que podríamos atender.

–Pero ¿cómo vamos a trabajar si no hemos planificado ninguno de esos teveprogramas? – insistió Argüello –. Solo con buenas intenciones no llegaremos a ningunas parte.

Mientras ellos expresaban sus negativas y dudas, mi cerebro giraba a mil revoluciones por segundo. ¿Qué está pasando con mi capacidad de persuasión? De pronto se me ocurrió algo. (Continuará).

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