Por Fredis Pereira
Máster en Administración y Gerencia Pública
El rector de la Universidad de El Salvador (UES) es el máximo funcionario ejecutivo del gobierno universitario. El que tiene amplias competencias y el deber de defender los intereses institucionales. Es el responsable de adoptar las medidas ejecutivas necesarias para asegurar la buena marcha de la institución. Cumpliendo sus deberes beneficiaría a miles de familias salvadoreñas. Sin embargo, su proceder muchas veces es contrario al buen sentido, a la legalidad, y a los intereses del pueblo.
El requisito de honorabilidad que debe cumplir un rector se está extinguiendo. En los 182 años de existencia, la UES ha sido gobernada por diversos rectores, algunos muy muy recordados, como es el caso del Ingeniero Félix Antonio Augusto Ulloa, que es considerado el rector mártir. También una mujer distinguida ocupó el cargo de la rectoría, la doctora María Isabel Rodríguez, quien defendió con honor los interés de la universidad. Sin embargo, el actual rector, Roger Armando Arias Alvarado, se hizo notorio a nivel nacional e internacional, por haber entrado por un punto ciego desde Guatemala, tratando de evadir la cuarentena por el COVID-19, que se decretó para preservar la salud del pueblo.
El rector es uno de los principales responsables del atraso en la UES. El 23 de abril de 2022, un medio noticioso publicaba, que al menos 23 carreras de la UES no han sido actualizadas en su pénsum desde antes del año 2000. El actual rector ha sido miembro del Consejo Superior Universitario desde el año 2003, que es el máximo organismo que aprueba los planes de estudio de la UES. En el año 2020, el rector esgrime una excusa trillada: la UES sufre un estrangulamiento presupuestario, en respuesta a un periodista del Canal 12, que preguntaba sobre la actualización de los planes de estudio. Así, el rector, con este carácter poco honorable de evasor de responsabilidades, ha presidido la UES por más de 6 años.
El rector ha preferido ocuparse en acciones de inciertos beneficios para el pueblo. Siguiendo la tradición de los políticos salvadoreños, que viajaron por el mundo sin pagar con sus recursos, el rector ha viajado hasta Etiopía, un país subdesarrollado, que, de acuerdo con el Índice de Desarrollo Humano de 2021, está en la posición 175, muy por debajo de El Salvador. Para viajar no siente estrangulación presupuestaría el rector de la UES.
Los procederes contrarios a la transparencia y la buena administración distinguen al rector de la UES. Está pendiente de que el rector rinda cuentas al pueblo sobre el provecho que se ha obtenido de sus viajes por el mundo. El rector preside al Consejo Superior Universitario contra el sentido de la buena administración y la justicia social, violentando los derechos de los miembros de la comunidad universitaria, que trae consigo el desperdicio de recursos para enfrentar diversas denuncias y demandas ante la Sala de lo Constitucional y otras instancias del Estado.
El rector incumple el deber de imparcialidad y de respetar los derechos humanos. El mismo rector que el 27 de enero de 2021 firmaba un acuerdo para mover de contrato eventual a permanente a 42 trabajadores de la UES, también participa en la anulación de procedimientos similares, que se han realizado en favor de otros trabajadores en la UES, apartándose del precedente administrativo sin justificarlo. Pareciera que se tratara de un ser de mil caras, que violenta derechos, mientras se ha dedicado por varios años, cada 30 de julio, a entregar títulos póstumos en memoria de las víctimas de las acciones perpetradas por su tocayo, el expresidente Arturo Armando Molina Barraza.
El rector con su proceder encabeza un gobierno universitario integrado por una camaradería de hipócritas, cobardes y aduladores. Los hipócritas votan para destinar recursos a conmemorar las víctimas del 30 de julio, mientras también violentan derechos junto al rector. Los cobardes temen expresar disidencia. Los aduladores hasta se han atrevido a impulsar la nominación de un edificio en honor al rector. Ni un presidente popular de El Salvador se ha atrevido a eso. Pero en la UES valiéndose de la autonomía hacen todas estas cosas bajo el liderazgo del rector, Roger Arias. ¿Cuándo habrá una buena administración en la UES?