Texto y fotografía Néstor Martínez
Diario Co Latino
Jorge Figueroa llegó a El Salvador a vacacionar en diciembre recién pasado. Residente en Winnipeg, provincia de Manitoba, en el centro de Canadá, esperaba como lo hace desde hace años, descansar en su patria nativa.
Sin embargo, tener como vecino al artista plástico Héctor Hernández, le cambió el rumbo de su visita: Hernández es director de la Casa de la Cultura del Centro, y lo invitó a exponer su obra, dar talleres a los noveles artistas salvadoreños, entre otras actividades.
“Héctor es como un hermano para mí”, dice Jorge, y claro, comparten algo en común: ambos son artistas plásticos, solo que Jorge ha desarrollado su obra en Canadá, donde ha logrado reputación, es Director de Escultores en Winnipeg.
Su inclinación por el arte ya estaba escrito en el ADN: “de nacimiento ya traía algo de eso”, comenta y recuerda sus inicios en artes gráficas, pero su gusto era la escultura y “bueno, anduve por allí, libre, aprendiendo”.
Relacionándose con maestros como Benjamín Saúl, aprovechó que llegaron al país maestros de la cerámica y “allí fuimos aprendiendo”. Emigra a Canadá “y otros lados (…) allí me tocó estudiar en serio”.
En Canadá recorre varias provincias, y se entera que son pocos los latinos dedicados al arte como profesión, dice de él que: “siempre he estado trabajado muy activo”.
Ese entusiasmo le lleva a Montreal, donde invita a pintores como Miguel Ángel Polanco y Saúl Guillén a exponer, pero se decepciona del poco entusiasmo: “Tal vez soy el único salvadoreño que he pegado un poco más. No sé, no es por falta de estudio o falta económica, pero traté de invitarlos a exposiciones pero nunca tenían nada”.
Cuando lo encuentro en la Casa de a Cultura del Centro, está desempacando la obra para la exposición: “Es obra nueva. Toda la he hecho aquí. Voy a dar un taller experimental acerca de esta obra, voy a exponer algunos dibujos”.
Su trabajo a exponer es abstracto, llenos de colores, de textura expresiva, sus dibujos son una mezcla de arte figurativo y abstracto. Su escultura es abstracta.
Cuando Héctor lo invita a compartir su experiencia en la Casa de la Cultura del Centro dice que “no tenía ni idea” de lo que le esperaba.
“He dado talleres con el Maestro Hernández, talleres de grabado experimentales; para mí es una buena experiencia. Aquí he tenido la gran suerte que mis compañeros me han tratado como un rey, en especial Christian, bien colaborador, todo mundo, a pesar que con Héctor Hernández, somos casi como hermanos y él fue el que me invitó a esta exposición”, comenta. La exposición fue inaugurada el 20 de febrero.
En sus talleres, el Maestro Figueroa, no solo pone su inquebrantable vocación artística, sino que desea que los jóvenes se enamoren del arte, tanto que les regala los materiales cuando da un taller.
Como uno de los exponentes del arte salvadoreño, la Universidad de El Salvador le rindió homenaje a su trabajo el 21 de febrero.
“Muchas comunidades han reconocido mi trabajo en Canadá, pero acá no había sido reconocido”, dice muy satisfecho.
A finales de febrero regresa a Canadá, pero muy motivado por esta experiencia dice: “he estado más activo aquí, pienso regresar cada diciembre para dar talleres”.
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