Por colectivo Tetzáhuitl*
Nada ocurre por azar…
Un dicho popular reza que “nada ocurre por azar” y en el caso del interés de Bukele de hacer que la explotación minera retorne al país no es una casualidad.
Hay poderosos intereses económicos detrás de este esfuerzo que además del gobierno involucra a empresas mineras del mundo, sobre todo de China y Canadá, y a grupos empresariales salvadoreños oligárquicos interesados en la extracción y explotación del oro, la plata, el niquel y el litio.
Bukele y sus asesores, entre ellos sus hermanos, no tienen ninguna idea ni conocimiento de lo que históricamente ha significado para el país una industria extractiva, tal como ha sido la explotación de oro y otros metales y minerales que según Bukele existen en el subsuelo del país.
Citando cifras cuestionables y dudosas, puesto que Bukele no ha revelado los estudios en los que se apoya, se ha dicho que El Salvador posee yacimientos de oro que aún no han sido explotados y que representan un riqueza de más de 3 billones de dólares, equivalentes a más de 8 mil por ciento del PIB nacional.
Además del oro, Bukele asegura que estas investigaciones han encontrado yacimientos de plata, niquel, titanio y hasta litio, ubicados en varios municipios de la zona norte del país.
El propósito es entonces derogar la Ley del 2017 y aprobar regulaciones más laxas que le permitan a las empresas mineras transnacionales y a los grupos económicos locales beneficiarse de la explotación de los yacimientos supuestamente existentes en el país.
Acá el impacto ambiental es el que menos importa al gobierno por más que Bukele haya prometido que dedicará una parte de las ganancias generadas a proyectos de conservación de las aguas superficiales que resulten afectadas.
Una pretensión contradictoria con el reciente canje de deuda por más de mil millones de dólares que acaba de suscribir el gobierno con el Banco Mundial para proteger y conservar la cuenca del Río Lempa, a donde irán a parar todos los desechos tóxicos que esta industria genera.
Al momento de escribir este artículo de opinión la Asamblea aún no ha aprobado la derogatoria de la Ley de prohibición de la Minería.
Pero no cabe ninguna duda que esta decisión viene y que está siendo empujada por Bukele en alianza con empresas mineras transnacionales y grupos económicos oligarcas.
Quién se beneficiará con el retorno de la minería metálica?
Bukele ha vendido una idea falsa.
Ha asegurado que solo el oro, que según él existe en el subsuelo del país, representa una fortuna billonaria que beneficiará el desarrollo económico y social del país y que sus efectos contaminantes pueden evitarse.
No hay ningún proceso extractivo de oro que no sea contaminante, sobre todo en un país como El Salvador con una alta densidad demográfica, con escaso territorio y con una crisis hídrica que viene de años atrás.
El arsénico y el cianuro utilizado para la separación del oro de la roca con la que se encuentra mezclado termina drenándose y todo ese tóxico acaba en los afluentes cercanos que desembocan en el río Lempa.
Para la separación del oro de la roca se requieren además toneladas de agua que el país no dispone y que deberían destinarse al consumo humano y a regar los cultivos de la zona.
Los ejemplos citados por Bukele en la cadena nacional de radio y televisión son de países que no tienen problemas de abastecimiento de agua y que además tienen sus minas en zonas despobladas, con lo que se minimiza el daño al medio ambiente y a la salud pública.
Por qué recurrir entonces a la mentiras y al engaño?
La respuesta es más que obvia.
A Bukele no le interesa ni el medio ambiente ni la salud de la población.
El clan gobernante en alianza con grupos oligárquicos nacionales y las empresas mineras transnacionales solo están interesados en aumentar su patrimonio y sus ganancias, aunque eso pase por afectar la condiciones de vida de la población.
La respuesta a la interrogante sobre quiénes serán los beneficiados del retorno de la minería al país cae por su peso.
No es el pueblo salvadoreño, no son los más pobres y tampoco los pobladores de las zonas de extracción.
Es el clan empresarial y familiar Bukele, los grupos oligárquicos con los que se asocie y las empresas mineras internacionales.
Por eso, tal como lo aseguramos en el título de este artículo, el retorno de la explotación minera es la viva prueba de que Bukele gobierna para los intereses económicos de la Oligarquía y el depredador capital internacional.
*El colectivo Tetzáhuitl está formado por un grupo de investigadores y comunicadores de la realidad nacional, sin afiliación partidaria.
Su propósito es desmontar las mentiras del régimen.
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