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Margoth Pérez, de la organización indígena COPONAPN de Nauhizalco. Foto Diario Co Latino/Juan Carlos Villafranco

El rol de la mujer indígena

Yaneth Estrada
Diario Co Latino

Con una vida dedicada a un sector tradicionalmente olvidado, treat Margot Pérez, discount líder indígena de Nahuzalco, presidenta del Concejo Originarios de Nahuizalco y de la Mesa Nacional para el Desarrollo Artesanal habla de los logros, retos y desafíos a superar en el tema de derechos y reconocimiento de nuestras raíces, además de rol de la mujer como lideresa de este sector.

-¿Cuándo inició como líder indígena? 

Eso se trae en la sangre, comencé a la edad de 13 años, por que nuestros padres nos enseñaron que nuestros derechos no eran visualizados por gobiernos anteriores que ni siquiera reconocían la existencia  de pueblos indígenas.

-¿Cuándo llega ese reconocimiento?

Es hasta el año 2009, con la llegada del Presidente (Mauricio) Funes que se abre una ventana para recocer nuestra herencia. Esta es una lucha que apenas va comenzando, porque ante todo el pueblo indígena pide que se respeten sus raíces y que se ratifique el convenio 169 de la OIT.

-¿Cómo eran tratadas anteriormente, existía respeto hacia el sector indígena?

Es justo decirlo, antes nuestras ancianas, artesanas y amas de casa, encargadas de la crianza de los hijos eran insultadas en los mercados, las personas se referían a ellas como “las viejas canasteras” por vender petates. Un producto ciento por ciento nacional, que sólo con preparar el tule y partirlo, se tarde más o menos un día, más otros dos de la elaboración, lo venden en $5.00 dólares los comerciantes, sin embargo, se lo pagan a las artesanas en $2.00  cada uno, eso es exclusión social y no valorar lo nuestro, aunque acá también tiene que ver mucho el mercado internacional y su costumbre de volver todo desechable. Bueno, pero al final, uno tiene que vender porque también existen necesidades, fue así como se da primero una ordenanza municipal y en 2014 se reconoce en El Salvador la existencia de los pueblos indígenas.

-¿Qué están haciendo para cambiar esta realidad?

Como le dije anteriormente, empezamos por organizarnos. Así logramos reunir a  12 lideresas de la región (que consta de 15 comunidades) y empezamos a trabajar primero en conocer las leyes y nuestros derechos. Después empezamos a trabajar en mejorar la elaboración y calidad de nuestros productos, esto con ayuda de instituciones como la Secretaría de la Cultura de la Presidencia que está dando un diplomado en Memoria Histórica para que los jóvenes conozcan sus orígenes y no se avergüencen de ser indígenas en áreas como guías turísticos, teatro y música, CONAMYPE que también nos contribuye con talleres para actualizar nuestros productos, el MAG que nos contribuye en temas de agricultura y otras organizaciones nacionales e internacionales que están trabajando por el rescate de nuestros artesanos y por mantener viva una tradición. Es así como nace, el Concejo de Pueblos Originarios Náhuatl Pipil de Nahuizalco (COPONAN).

– Tras una vida dedicada a la reivindicación indígena  ¿Cuáles considera como sus logros principales?

Estuve en el grupo que representó al país ante la ONU, además los domingos estamos trabajando con las Nanas, dando desayuno a más de 320 ancianas que comparten con nosotros parte de su historia, este desayuno se hace gracias al apoyo de gente altruista, así que si alguien quiere apoyar puede hacerlo. Esto se lleva a cabo en el CEDAR, en Nahuizalco. Ayudó a los mujeres que han sido maltratadas con apoyo de las  Dignas, estamos profesionalizando nuestras artesanías y seguimos trabajando porque  aún nos enfrentamos a grupos que no quieren acepta nuestra existencia.

– ¿Qué falta por hacer?

Falta mucho en este tema,  valorar la cultura acá entre nuestra medicina natural, la labor de las parteras, nuestra gastronomía, artesanías, valorar el rol de la mujer indígena, que tradicionalmente ha sido menospreciada, aceptar que existen nuevas formas de pueblos, que van creciendo y quieren ser tomando en cuenta. Y repito debemos como país ratificar el convenio 169 de la OIT.

¿Su labor como lideresa le ha traído problemas?

Sí, esta es una labor es muy extensa y poco valorada, quizás el precio más alto fue perder a mi pareja, no es común que una mujer tomen un rol de liderazgo, también en algún momento de mi vida mis hijos no entendían mi trabajo. Ahora eso ha cambiado, ellos son mayores y no sólo entienden, sino que ahora apoyan lo que hago y eso me hace seguir adelante.

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