Nelson de Jesús Quintanilla Gómez,
Sociólogo, Profesor Universitario de la UES en la FMOtal. De San Miguel.
Este 1 de febrero de 2022 se cumplen 90 años del fusilamiento de Agustín Farabundo Martí Rodríguez máximo representante de la revolución salvadoreña y quien por sus ideas y acciones fue fusilado por órdenes de General Maximiliano Hernández Martínez en el marco de la insurrección popular de 1932. Evidentemente las ideas se combaten con ideas, pero en aquel momento las ideas se combatían con fusiles, pero esa forma de actuar no resuelve nada, las ideas de Farabundo siguen vigentes en las luchas del pueblo salvadoreño en un contexto de dictadura del régimen de Bukele.
Hay que recordar que Agustín Farabundo Martí Rodríguez nació en Teotepeque, departamento de La Libertad, El Salvador, el 5 de mayo de 1893. Su padre, Pedro Martí, fue alcalde en Teotepeque, y su madre fue Socorro Rodríguez de Martí. Fue el sexto de catorce hermanos; cinco de ellos murieron en la infancia. Se graduó en el Colegio Salesiano Santa Cecilia de Santa Tecla. Realizó estudios de Derecho en la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador, la cual abandono para dedicarse a la lucha revolucionaria, y se formó con la literatura política de la época.
El contexto en que nació Martí era una época de despojo de la ascendente oligarquía cafetalera a las comunidades indígenas y campesinas, vivió una época extraordinariamente agitada, que inició unos años antes de su nacimiento, cuando las comunidades indígenas y campesinas fueron despojadas de sus tierras por la naciente oligarquía cafetalera, con las leyes de 1881 y 1882. Luego, en los años 1903-1914, creció el negocio del café. Los grandes cafetaleros montaron las primeras fábricas industriales y quebraron a miles de artesanos que pasaron a ser obreros explotados en los nuevos negocios. El auge del comercio del café, generó una industria que acabó con el trabajo de los artesanos, quienes pasaron a vender su fuerza de trabajo como asalariados en las fábricas. En ese contexto, forjó su compromiso junto a los más desfavorecidos.
Farabundo Martí dedicó su vida a luchar contra las injusticias. Participó del proceso organizativo de varias organizaciones obreras y campesinas. Entre 1920 y 1932, fecha de su fusilamiento, fue encarcelado nueve veces: seis en EL Salvador, y 3 en Guatemala, Estados Unidos y México. También fue expulsado 5 veces de diferentes países y debió vivir en el exilio. Sin embargo, nunca claudico, siempre estuvo dispuesto a dar su vida por los salvadoreños mas desposeídos, su ejemplo sigue vigente. Además, Farabundo fue fundador del Partidos Comunista Centroamericano en Guatemala en 1925, y en 1928 se incorporo a la Liga Antiimperialista como representante de Augusto César Sandino de Nicaragua y con quien combatió en la guerra de liberación contra la invasión de los EE. UU. Finalmente, fue líder y primer secretario general del Partido Comunista Salvadoreño (PCS) en una coyuntura de crisis mundial del capitalismo.
Farabundo fue un luchador social de toda la vida desde sus primeros años como adolescente y joven. Desde luego, Farabundo fue encarcelado y posteriormente exiliado por la dinastía Quiñonez-Meléndez. Luego, Martí se embarcó en causas de carácter socialista en otros pueblos, asumiendo un hacer internacionalista en países como Guatemala, México, Cuba, Jamaica, Estados Unidos y Nicaragua. Como exiliado se asentó en Guatemala y mas tarde en 1928 se trasladó a EE. UU. para integrarse a la Liga Antiimperialista de las Américas y el 4 de mayo de 1929 fue nombrado coronel efectivo del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua. En 1929 durante la crisis del capitalismo mundial, El Salvador vivía años de profundización de la miseria, la crisis internacional provocó una baja de los precios del café, producto principal de la economía de El Salvador. Aumentó la pobreza en el campo, quebraron bancos, bajaron los ingresos del gobierno y miles de personas quedaron desempleadas. Farabundo seguía organizando a la población y participando en sus luchas.
Sin duda, el ejemplo y el legado de Farabundo Martí debemos asumirlos todos los militantes del FMLN y quienes se consideran luchadores sociales de toda la vida para lograr las trasformaciones sociales que demanda el pueblo salvadoreño aun en la adversidad y en contextos difíciles como los que impone el régimen de Bukele y la persecución política que se ejecuta en contra de la oposición. A Farabundo por sus conocidas relaciones en actividades comunistas, el presidente Pío Romero Bosque, lo apreso y expulso del país, lo exilió antes de que ocurrieran las elecciones presidenciales a finales de ese año, en las que ganó Arturo Araujo. Posteriormente, Martí fue liberado y regresó a El Salvador de manera clandestina. Sin embargo, fue apresado y expulsado del país varias veces por lo que prosiguió sus labores fuera del país, continuando con su trabajo de organización y propaganda como delegado de la Internacional Comunista.
Luego del golpe de Estado el 2 de diciembre de 1931 al presidente Arturo Araujo por parte del general Hernández Martínez se genera un levantamiento popular indígena y campesino el 22 de enero de 1932. Tres días antes el 19 de enero Farabundo fue apresado por el régimen junto a los estudiantes universitarios de la UES Alfonso Luna y Mario Zapata, quienes por tal razón ya no pudieron participar en el levantamiento. Desde luego, el levantamiento su aplastado por la bota militar del general Martínez asesinando unas 30 mil personas y Farabundo con los estudiantes universitarios fueron juzgados y condenados por un tribunal militar. Luego, el 31 de enero de 1932 los prisioneros fueron llevados a una capilla en la que estaban dos sacerdotes a quienes antes de confesarse Martí les dijo que había perdido la Fe en Dios porque su condena era injusta. Finalmente, Martí fue asesinado el 1 de febrero de 1932 por órdenes de Martínez.