Nelson de Jesús Quintanilla Gómez,
Doctor en Ciencias Sociales mención Gerencia y Profesor Universitario de la UES.
Este lunes 20 de agosto en cadena nacional de prensa el Presidente Salvador Sánchez Cerén anunció el rompimiento de las relaciones diplomáticas con la República de Taiwán y la apertura de las relaciones diplomáticas con la República Popular China, dicha decisión ha sido comentada por todos los sectores de la sociedad salvadoreña desde los que dicen que ya era tiempo hasta quienes hipócritamente dicen que es lamentable.
Hay que estar claros que es una decisión como pueblo libre y soberano de El Salvador y en cumplimiento del acuerdo tomado por la ONU el 25 de octubre de 1971 en donde se reconoce a la República Popular China como la única representación del pueblo y considera a Taiwán como integrante de la misma. En 1979 el gobierno de los EE.UU. establece relaciones diplomáticas con la República Popular China, de igual manera Israel lo hace en 1992.
Actualmente en la ONU hay 193 países signatarios de los cuales 177 tienen relaciones diplomáticas con la República Popular China, en Europa solo el Vaticano mantiene relaciones con Taiwán y en el mundo solo 17 gobiernos continúan con esta relación. La autodeterminación de los pueblos, ejercicio soberano del derecho internacional.
Mientras tanto China asegura que El Salvador no es “moneda de cambio” frente a Taiwán, según el ministro de Relaciones Exteriores chino aseguró que no existen precondiciones económicas para negociar el establecimiento de lazos con El Salvador, firmado en Pekín el pasado 20 de agosto.
El establecimiento de lazos diplomáticos es una decisión política, no una moneda de cambio, en esta ocasión el Gobierno salvadoreño reconoce el principio de una sola China sin precondiciones económicas.
Se recalca que “uno de los principios fundamentales de la diplomacia china es la no intervención en los asuntos internos de otro país, el establecimiento de las relaciones diplomáticas entre China y El Salvador es una decisión política, no es de ninguna manera una ficha de negocio”, han dicho funcionarios chinos, y enfatizan que China trabajará bajo los principios de respeto mutuo, beneficio compartido y cooperación con el actual gobierno y con los futuros, sin importar ideologías (Fagoaga, 2018). Esto es importante reconocerlo para no hacer conjeturas de doble moral por algunos sectores de derecha.
El Salvador vive un momento histórico, el Presidente Salvador Sánchez Cerén se convierte en el Mandatario que inicia las relaciones diplomáticas con la República Popular de China, culminando con ello una relación de poco más de 80 años con Taiwán. “El Presidente Sánchez es un político con una visión muy estratégica, ha tomado una decisión política muy acertada y valiente, está pensando en el porvenir y procura el mayor bienestar de su pueblo, estamos muy orgullosos de él y sus palabras, vamos a recordarle siempre”, dijo Ou Jianhong, cónsul general de China.
Por su parte, Jean Manes, embajadora de Estados Unidos acreditada en el país, comentó: “cada país tiene la responsabilidad de tomar sus propias decisiones sobre las relaciones diplomáticas que quieran tener, pero obviamente Estados Unidos está analizando la decisión de El Salvador” (López, 2018).
La diplomática antes señalada aseguró que la decisión del Gobierno salvadoreño “puede tener un impacto por décadas, no por años y sin duda no por los meses que quedan en esta administración de El Salvador, una decisión tan importante vale la pena discutirla de forma transparente, de consultar con los sectores que van a tener impacto y también con la población”.
Esta posición es de doble moral y si EE.UU. tiene relaciones con China, ¿cuál es el problema para que El Salvador la tenga?, ¿por qué se mete en asuntos internos del país? Señora embajadora, respete la soberanía de los salvadoreños, no somos su patio trasero.
Estados Unidos reconoció a China y rompió relaciones con Taiwán en un cambio histórico de su política internacional. Fue después de enero de 1979 que el Gobierno estadounidense cambió el reconocimiento de Taipéi a Pekín, así como sus relaciones diplomáticas. La relación chino-estadounidense se caracteriza por ser compleja y polifacética, sin embargo, hay importantes factores estabilizadores. La República Popular China y los Estados Unidos son principales socios comerciales y tienen intereses comunes en cuanto la prevención y supresión del terrorismo y la proliferación nuclear. La relación comercial chino-estadounidense es la segunda más grande del mundo.
Según el secretario de Comunicaciones de la Presidencia Roberto Lorenzana, las relaciones diplomáticas con China, establecidas a partir del lunes, buscan potenciar las inversiones y el desarrollo económico en el país, además de incrementar las exportaciones. “Nuestro interés es desarrollar la economía, la atracción de inversiones. Es fundamentalmente un interés de apostarle al crecimiento con una relación con una de las economías más grandes del planeta… creo que vale la pena que El Salvador vea hacia ese país también, que tiene una enorme potencialidad y que nos puede dar a nosotros una gran oportunidad”.
Por otra parte, Lorenzana lamentó las advertencias de represalias hechas por funcionarios de Estados Unidos contra el país, luego del anuncio del rompimiento de relaciones diplomáticas con Taiwán. Tanto el senador republicano Marco Rubio, como la embajadora de EUA en El Salvador Jean Manes, advirtieron que la apertura de relaciones con China Popular podría tener repercusiones en la ayuda que la nación norteamericana otorga al país.
Es importante decir que las relaciones de América Latina con China han crecido de forma exponencial. De acuerdo con estimaciones de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), si continúa así, el ritmo de crecimiento para los años 2023-2024 los intercambios alcanzarán 500 mil millones de dólares.
Señores de la oposición no sean de doble moral, muchos de ustedes han estudiado en China popular y otros tantos tienen relaciones comerciales con ese país asiático, con esta decisión política del Presidente el país avanza.
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