Avances y retrocesos con el actual gobierno.
Nelson de Jesús Quintanilla Gómez, Sociólogo, Doctor en Ciencias Sociales Mención Gerencia y Profesor Universitario de la UES en la FMOtal. De San Miguel.
El salvador es un país que ha luchado y sufrido diversas adversidades para construir un régimen político democrático con justicia y libertad. Sin embargo, después de derrotar los cacicazgos, las dinastías, las dictaduras, la injusticia y la represión a finales de los años ochenta e iniciar una transición de la dictadura a la democracia, de la guerra a la paz con una revolución democrática que aun sigue pendiente de consumarse porque el neoliberalismo se impuso con 4 gobiernos consecutivos del partido ARENA (1989-2009). Además, con los 2 gobiernos del FMLN (2009-2019) se pudo detener el avance neoliberal impulsado por ARENA sin poder hacer un cambio fundamental dada la falta de correlación de fuerzas a favor de la izquierda.
Con el actual gobierno que inicia funciones en 2019 hay un flagrante deterioro y un proceso acelerado de retroceso en democracia, justicia y libertad. Sin embargo, el discurso del gobierno y sus aliados es que están resolviendo los problemas de país. Desde luego, la realidad concreta es otra, a la gente no le alcanza el dinero porque la inflación va en ascenso. Es decir, el costo de la canasta básica va el alza permanente y el gobierno no toma medidas para detener el alza de los precios a la comida, por ejemplo, hace dos años el costo de la libra de frijol era de $0.60 a esta fecha ese costo ha aumentado a $1.50 y los salarios siguen igual. Con el estado de excepción que inicia en marzo de 2022 se limitan y anulan las libertades de las personas, pero te siguen diciendo que eres libre y en cuanto a la toma de decisiones fundamentales de país no hay participación ciudadana. Es decir, todas las decisiones vienen desde casa presidencial y luego los funcionarios de gobierno solo dicen ordene mi presidente y en la asamblea legislativa los diputados están listo para apretar el botón y aprobar todo lo que dice el presidente.
La democracia, la justicia y la libertad no pueden ser palabras de un político para vivir de ellas, sino conceptos que debemos practicar en la realidad y morir por ellas luchando cada día hasta construir ese país que soñaron tantos compatriotas que dieron la vida antes, durante y después de la guerra. Desde luego, hoy toca conocer y comprender esta realidad cambiante pero siempre con espacios para luchar por un país mejor no en discurso sino en la vida real. El discurso no puede ser bonito y la realidad muy fea o diferente a lo que se dice. Hay que ser coherentes con lo que se dice y se hace. No podemos decir que vivimos en un país de primer mundo, en paz y libertad cuando la pobreza, la desigualdad, el alto costo de la vida, el desempleo y la violación a derechos humanos sigue golpeando a las grandes mayorías.
El salvador después de 4 años de gobierno de las mal llamadas nuevas ideas se ha demostrado que el país va en retroceso en democracia, justicia y libertad. Es decir, el país va perdiendo espacios democráticos construidos con los acuerdos de paz, va retrocediendo en aplicación de justicia ya que no se respeta el debido proceso y va ha perdido la libertad con el estado de excepción desde hace 15 meses con el argumento de controlar las pandillas y estas siguen haciendo de las suyas matando maestros y policías e incluso gente humilde y trabajadora.
La democracia salvadoreña moderna inició en 1984, en medio de un conflicto civil interno, con las primeras elecciones luego de una larga tradición de dictaduras militares y comicios acusados de fraudulentos. Sin embargo, fue hasta 1992, con la firma de los Acuerdos de Paz, que varios autores hablan de una “refundación” de la República. Fue a partir de entonces cuando, además de darle vida política a la entonces guerrilla del FMLN, nacieron instituciones que velarían por el cumplimiento transparente de las leyes en materia electoral y de los derechos humanos. Esa institucionalidad facilitó la realización de elecciones legislativas, municipales y presidenciales hasta el presente. Estas heredaron, entre otros hechos, la posibilidad de que por primera vez llegara al poder Ejecutivo el FMLN en 2009, gracias a una figura externa como el periodista Mauricio Funes; y que retuvieran la silla presidencial en 2014, solo que, esta vez, gracias al ex comandante guerrillero, Salvador Sánchez Cerén. (Carballo, 2014) y actualmente gobierna un presidente que con esos acuerdos de paz y los avances democráticos llego al poder, de lo contrario no fuera presidente. Sin embargo, el presidente actual dice que los acuerdos son una farsa, entonces podría decirse que el actual presidente en una farsa porque es consecuencia de los acuerdos de paz.
El régimen de excepción que el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, impulsa, y que le ha permitido neutralizar a las maras en ese país centroamericano, acumula ya más de 71.000 personas detenidas. No solo las cárceles están desbordadas, sino también los juzgados. En ese contexto, el Parlamento salvadoreño, dominado por el partido de Gobierno, ha aprobado disposiciones transitorias y reformas a la Ley contra el Crimen Organizado, que aumentan las penas para los cabecillas de pandillas y permiten la realización de juicios colectivos. En estas audiencias masivas de hasta 900 detenidos se procesará a estructuras criminales completas, en vez de someter a los acusados a procedimientos individuales. La decisión ha generado alarma en una situación en la que, según calculan organismos de derechos humanos, hay al menos 5.490 “víctimas directas, inocentes” encarceladas por esta política de mano dura. (Miranda, 2023). En este orden la justicia y la libertad se deterioran intesionadamente por el régimen de Bukele y su estado de excepción que se usa políticamente para facilitar su reelección de manera fraudulenta.
*[email protected], [email protected], [email protected] y @NelsonQuintani5
San Miguel, 4 de agosto de 2023