Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
Carolina Amaya, integrante del equipo técnico de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), afirmó que el país más que encontrarse en una crisis climática, transita dentro de una “crisis compleja”, que ambientalistas la definen en países que suman diversos riesgos como: la hídrica, la energética y la alimentaria.
“Estas son problemáticas que tocan a fondo y, a flor de piel la vida de la mayoría de las poblaciones más vulnerables y por supuesto de los bienes naturales y ecosistemas, que es el tema que nos compete. Y siendo compleja esta crisis amerita respuestas, gestiones y propuestas integrales”, explicó.
“En el caso de El Salvador, todos debemos reconocer que somos agua dependientes, eco dependientes y alimentariamente con los países de Centroamérica. Esto lo venimos reiterando desde 13 años atrás, cuando configuramos una iniciativa en defensa del medio ambiente y de los pueblos desde el Foro Centroamérica Vulnerable ¡Unida por la Vida!”, manifestó Amaya.
La ambientalista argumentó que se deben abordar los puntos básicos de la realidad en América Latina, a partir de datos recientes del Informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), y observar con mucha atención de cara a las perspectivas del clima, que consideró se esperan más severas de las esperadas y que necesitaran de aportes a la gestión integral y otras alternativas de remediación y adaptación.
“Ya no estamos hablando de impactos climáticos solo en Centroamérica, Latinoamérica o el continente americano -estamos hablando- que son ya generalizados en el planeta. Ya hay sequías en Canadá, eventos extremos en Estados Unidos, tornados, lluvias de agua nieve, inundaciones en Europa, entonces, esto nos obliga a no seguir postergando las alternativas de solución”, consideró.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) es el órgano de las Naciones Unidas encargado de evaluar los conocimientos científicos relativos al cambio climático. Integrado en 1988 por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) .
Este grupo de expertos en diversas ramas de la ciencia preparan estos informes a fin de facilitarles a los dirigentes políticos evaluaciones científicas periódicas del Cambio Climático, sus implicaciones y riesgos, así como las consiguientes propuestas y estrategias de adaptación y mitigación.
En cuanto a las alternativas de solución, Amaya se refirió en concreto a la “ambición climática”, relacionada con las naciones que contaminan más el planeta, para que asuman las responsabilidades que tienen sobre el cambio climático.
Y que han venido siendo señaladas y demandas por la “justicia climática” desde el lado del Sur del globo, aunque no negó que mucho del daño ambiental “ya estaba hecho”, orillando al planeta a continuar registrando impactos climáticos cada vez más severos.
“Es así que las grandes reivindicaciones y demandas de justicia climática tiene que ver con el término de adaptación que es un concepto técnico que muchas veces genera visiones de resistencia de los pueblos, cuando no debemos cruzarnos de brazos, si no apostar a generar nuestras capacidades”, expresó.
“Esto también pasa por políticas públicas para restaurar ecosistemas y generar todas aquellas acciones de prevención, mitigación y restauración que hagan que esos impactos del cambio climático por daños ya hechos a los bienes naturales, – y afecten menos- a las poblaciones más vulneradas y a los ecosistemas”, opinó.
Para la ambientalista de la UNES, los informes que documentan la movilización forzada por impactos del Cambio Climático y la debilidad institucional en aplicar el marco jurídico ambiental en el país, está solo construyendo un enorme muro que puede caer sobre las personas que viven en vulnerabilidad social y económica.
“Desde el 2008 a la fecha se han visto obligadas 20 millones de personas en el mundo a abandonar su hogar por el tema del impacto del cambio climático, y cada vez más, aquellos ecosistemas que generan medios de vida para la población están siendo mutilados”. Indicó.
“Entonces, se da la movilidad social en la búsqueda de la subsistencia comunitaria y esto va a aumentar mucho más, sobre todo cuando se llegue a los problemas hídricos, se desbasten los bienes naturales y nuestra eco dependencia aumente”, sostuvo .
En este escenario indicó Amaya, se necesita de políticas públicas de restauración y mitigación -que a su vez- contengan un enfoque más allá de un problema de contaminación. Porque al sumar la masa poblacional el Estado deberá buscar soluciones para lidiar con la “crisis compleja” de país.
“Otro hallazgo que mencionó el IPCC es que estamos condenados a impactos mayores a los que estamos viviendo -te pongo el ejemplo- las tormentas tropicales Iota y Eta (2020), la tormenta 12-E (2011), y no olvidemos la prolongación de sequías que algunas extremas (2012-2016), son más frecuentes y lo preocupante es que posiblemente al final no sean las más extremas que hayamos visto porque se vienen otros eventos peores”, argumentó.
El informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático ha sido tajante en su mensaje a los gobiernos del mundo en valorar la reducción del consumo de los combustibles fósiles por ser un elemento clave para mantener el calentamiento global en 1,5 grados celcius para el año 2050.
“El IPCC ha advertido que para la próxima década el cambio climático llevará a 132 millones de personas más a la pobreza, o sea, más vulnerabilidad -nos preocupa- como Foro Centroamérica Vulnerable, porque al comparar datos del IPCC, con un indicador de la CEPAL, la región centroamericana será fuertemente impactada. Solo en El Salvador se estima que el 30.7 % de la población ya vive en pobreza, esto es alarmante”, subrayó.
“Y si ponemos a esta crisis compleja, el rostro de género, -aumenta la alarma- porque las mujeres entre los 25 a 59 años de edad muestran tasas de pobreza más altas que los hombres en el mismo rango de edad, entonces, ese rostro de la pobreza sin duda alguna es de mujer. Y junto a estas perspectiva y de cara a los problemas de inflación, aumento de la Canasta Básica, lo que se nos viene es la inseguridad alimentaria, y al hablar de un 30,7 de personas en pobreza, pues es una cifra alarmante”, reiteró.
En cuanto al dilema de desarrollo versus medio ambiente, Carolina Amaya sostuvo que como sociedad global se debería “desmontar” el concepto acuñado de “progreso” que se encuentra anclada a la idea de la obra gris (carreteras, edificios, complejos urbanos, puentes) cuando se debe abordar el respeto a la naturaleza de manera más integral.
“¿Desarrollo de obra gris a costa de qué?, el análisis científico del IPCC y la situación social que avisora la CEPAL, nos está diciendo que ese concepto de desarrollo está equivocado porque hunde a las mayorías en más pobreza, es un desarrollo que eleva la temperatura de 1.5C., y por tanto, la extinción del 14% de las especies, aumento de falta de agua y genera más impactos en eventos climáticos, a eso no podemos llamarlo desarrollo”, advirtió.
“El Foro Centroamérica Vulnerable cuestiona ese modelo de desarrollo y proponemos cambiar ese chip (concepción) pasando de lo individual a lo colectivo, pasar del antropocentrismo al biocentrismo, porque hay muchos otros que tienen derechos. Los ecosistemas, las diversas especies están allí, entonces, cambiemos lo gris por algo más verde que traerá agua de calidad, salud y alimentación, este es el debate que debemos llevar a todos los espacios de incidencia mundial”, puntualizó. Amaya.
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