Nelson Quintanilla Gómez
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La situación actual por la que pasa el FMLN es una de las más complejas después de 40 años de luchas y victorias a partir de situaciones internas y externas que inciden en la vida política del frente como partido político de izquierda. Además, de circunstancias que el momento histórico impone como necesarias de aprender y entender para saber por dónde transitar para retomar, mantener o construir el rumbo revolucionario indispensable para transformar la realidad salvadoreña en una sociedad democrática, justa y en desarrollo.
El FMLN es un partido político que tiene una carta de principios y objetivos que marcan el comportamiento de toda su militancia. Además, posee unos objetivos que marcan el camino a seguir en su lucha revolucionaria, social y política-electoral. Desde luego. El FMLN es un partido político democrático, revolucionario y socialista, de lucha permanente que busca aglutinar y defender los intereses de las grandes mayorías populares y de las fuerzas democráticas y progresistas. En conclusión, podemos decir que el FMLN es una organización que desarrolla sus actividades en toda la república y tiene su sede principal en la capital de El Salvador.
Es importante también tener en cuenta que el FMLN es un partido cuya composición y vitalidad interna se fundamenta en la incorporación y participación consciente, libre, voluntaria e igualitaria de hombres y mujeres comprometidos en su condición individual, quienes constituyen el principal activo del partido. Es decir, son el sujeto de derechos y deberes partidarios como militantes partidarios. El FMLN es, además, un partido unitario en teoría, pero en la práctica con diversos grupos de interés que no siempre se enmarcan en la misión y visión del frente. Desde luego, se fundamenta en la existencia y fortalecimiento constante de un interés político común basado en su carta de principios y objetivos antes aludida, en su programa y en su unidad básica de su pensamiento, enriquecida con la diversidad propia de una izquierda democrática, revolucionaria y socialista.
El FMLN necesita para avanzar fortalecer la unidad orgánica, pero a la vez alcanzar la unidad ideológica, porque si no cada quien seguirá marchando por rumbos diferentes y la defensa de su agrupamiento y sus intereses, se pondrá por encima de la defensa de los intereses generales del FMLN y de la lucha del pueblo salvadoreño. Desde luego lograr la unidad orgánica e ideológica requiere de un trabajo consciente y de mediano y largo plazo por eso, la lucha continúa como dijera Schafik Hándal, líder histórico del FMLN.
Ahora bien, el FMLN tiene claro su rumbo, posiblemente algunos militantes no lo conozcan y creen por ello, que el frente perdió el rumbo, pero lo cierto es que el FMLN tiene un rumbo que se entiende como la a brújula para la evaluación de las transformaciones y acciones a emprender desde el presente, señala el camino a transitar, a la vez que determina cuán lejos o cerca se está de su estado deseado y de qué competencias depende el tránsito. Es decir, el FMLN no ha perdido la brújula, ha perdido la confianza del pueblo y esa es la que hay que recuperar con acciones consecuentes a los intereses del pueblo y de la gente.
El rumbo histórico del FMLN sigue siendo la lucha por la revolución democrática, y en ese contexto debe trabajar en la creación de un modelo alternativo popular democrático de transformación nacional con orientación al socialismo y combatir toda acción antidemocrática, injusta y fascista del actual Gobierno de Bukele y la burguesía emergente que busca desplazar a la burguesía oligárquica tradicional enquistada en ARENA, ANEP, FUSADES y otros.
Desde luego, se debe sumir la lucha permanente por la construcción del socialismo a lo salvadoreño y evitar copiar modelos externos por muy buenos que sean. El frente no puede ser como los neoliberales y populistas que copian modelos y los aplican como si fueran recetas de médico.
El enemigo principal del FMLN es el sistema capitalista y sus defensores y promotores, la vieja burguesía y la burguesía emergente de Nuevas Ideas. Además. El imperialismo y la dictadura; la globalización y el neoliberalismo son parte de los enemigos del frente. Desde luego, en este contexto el frente debe luchar contracorriente, pero con la calidad del rumbo histórico y siempre luchando junto al pueblo por las transformaciones sociales.
Ahora bien, en este nuevo escenario difícil y complejo y con una correlación de fuerzas muy debilitada. Además, con un gobierno que tiene el poder total y rodeado de personajes expertos en la corrupción, el nepotismo y demás tramas para perpetuarse en el poder el FMLN mas que pensar en un nuevo frente, debe hacer una transformación profunda que le permita luchar como fuerza revolucionaria moderna y con visión de futuro de una sociedad vivible para todos y todas,
Se necesita un frente pegado a la gente, sin sectarismos, ligados al movimiento social y concientizando al pueblo para que luche por un futuro mejor. Sin duda, hay que derrotar al imperio, al capitalismo y al populismo que se aprovecha de la necesidad de la gente; hay que combatir la pobreza y la desigualdad, combatir la injusticia y la impunidad, combatir la corrupción y el nepotismo en el ejercicio del poder y del Gobierno. Obviamente hay que combatir la delincuencia, el desempleo y la crisis económica que golpea a la gente humilde.
Para que el pueblo salvadoreño tenga la posibilidad de reivindicar sus demandas e interés alrededor de resolver problemas como las pensiones, salario mínimo, empleo decente, una ley integral de aguas, combate de la corrupción, mas y mejor democracia, educación de calidad y atención en salud preventiva, se necesita un FMLN fuerte, unido y con claridad de rumbo histórico. Además, se necesita un FMLN conectado con el pueblo y luchando junto a el para lograr desenmascarar la mentira, odio y corrupción en el gobierno de Bukele y sus aliados burgueses y oligarcas.