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El Salvador: Elecciones 2019, retos y desafíos para la democracia representativa

*Nelson de Jesús Quintanilla Gómez,
Doctor en Ciencias Sociales mención Gerencia y profesor universitario de la UES.

La elección presidencial de El Salvador de 2019 será la octava de su tipo desde la promulgación de la Constitución de la República de 1983, y la sexta desde la firma de los Acuerdos de Paz de 1992. Estas elecciones definirán a los nuevos titulares de la Presidencia y Vicepresidencia de la República para el período que comenzará el 1 de junio de 2019 hasta el 30 de mayo de 2024 y enfrentarán al oficialismo controlado por el FMLN con la posibilidad de mantenerse por tercer período consecutivo al frente del Poder Ejecutivo o de cederlo a alguna de las fuerzas de oposición de derecha que hasta ahora se perfilan.

Las elecciones, según anunció el Tribunal Supremo Electoral (TSE), se celebrarán el día domingo 3 de febrero de 2019​ y en caso de que ninguno de los partidos políticos o coaliciones obtenga el requisito de la mitad más uno de los votos válidos emitidos, se celebrará la segunda vuelta el domingo 10 de marzo entre los dos partidos políticos o coaliciones que hayan obtenido mayor cantidad de votos. En este caso, si todo se da como hasta ahora se perfila con tres candidaturas fuertes seguramente habrá segunda vuelta, a menos que el pueblo decida volcarse a emitir el sufragio y haya apoyo mayoritario para alguno de los contendientes.

Por las sentencias de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) en estas elecciones como en la precedente elección legislativa y municipal de 2018, los Organismos Electorales Temporales (OET), conformadas por las Juntas Electorales Departamentales y Municipales, y por las Juntas Receptoras de Votos deberán estar conformadas por ciudadanos sin afiliación político-partidaria aunque propuestos por los partidos políticos en contienda, o por sorteo entre los ciudadanos quienes cumplan los requisitos establecidos en el Código Electoral en caso de no ser suficientes las propuestas de los institutos políticos; además se mantiene la modalidad de voto residencial​ a nivel nacional, y de voto desde el exterior.

Para la definición de los candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia los partidos políticos debieron realizar elecciones primarias o internas de conformidad a lo establecido en la Ley de Partidos Políticos, habiendo sido la fecha última para convocar estas elecciones el día 3 de abril de 2018. A diferencia de las elecciones legislativas, no está permitida la inscripción de candidatos no partidarios. Se definieron 4 contendientes; el FMLN, la coalición ARENA-PCN y PDC, VAMOS y GANA con Nuevas Ideas de derecha.

Las fórmulas presidenciales electas en procesos internos de los partidos son: por el FMLN Hugo Martínez y Karina Sosa; por la coalición de ARENA van Carlos Calleja y Carmen Aída Lazo; por VAMOS Josué Alvarado y Roberto Rivera Ocampo; y por GANA-NI Nayib Bukele y Félix Ulloa.

Las elecciones presidenciales se celebran en El Salvador cada cinco años y requieren que un partido político o coalición obtenga al menos mayoría absoluta para ganarlas, esto provoca que exista la posibilidad de celebrar un balotaje, como ha ocurrido en 1994 y 2014. La Constitución de El Salvador establece que los partidos políticos son el único instrumento para el ejercicio de la representación del pueblo dentro del Gobierno (Art. 85), motivo por el cual las papeletas de votación únicamente llevan impresas las banderas de los partidos políticos o los distintivos de las coaliciones legalmente inscritas en el proceso de elección, y por el cual no es compatible la participación de candidatos no partidarios.

El principal reto y desafío de los contendientes es ganar en primera vuelta, esto dependerá de cómo se entusiasme al pueblo a participar en el evento electoral y de decantarse por alguno de los candidatos o fórmulas propuestas y/o por alguno de los partidos políticos para dar el respaldo con su voto y de esa forma hacer que alguien gane en primera vuelta para dirigir los destinos del país.

La cosa no está fácil, la gente se siente desmotivada, sin lugar a dudas todos quieren ganar, pero el soberano es el que tiene la última palabra; el FMLN tiene el compromiso y el reto de ganar su tercer gobierno y lo puede lograr, tienen la mejor fórmula presidencial, más preparados política y profesionalmente, con larga experiencia como servidores públicos y muy cercanos a la gente; además, son la garantía de la continuidad de los programas sociales y de profundizar los cambios con más y mejores inversiones.

La coalición de derecha dirigida y guiada por ARENA tiene una fórmula presidencial con un empresario sin experiencia política ni como servidor público y una persona profesional pero inexperta en política que no ayuda mucho a encantar a la gente y con un pasado de corrupción confeso y con la mancha imborrable que son los asesinos del Beato Monseñor Romero y un partido que ha demostrado trabajar para los ricos y no para los pobres como lo hizo entre 1989 y el 2009.

La propuesta de VAMOS con una fórmula desconocida, sin experiencia política ni como servidores públicos y con un partido nuevo, recién fundado, no se ve ningún respaldo que pueda generar expectativas que motiven a la gente, será un participante más que nuestro sistema permite pero sin perspectivas.

La coalición de derecha GANA-NI con una fórmula presidencial que tiene un bachiller y exalcalde ansioso de poder y prepotente con mucho dinero y un manejo de redes muy sofisticado que pareciera tener un gran liderazgo, además con un candidato a la vicepresidencia profesional y con experiencia política pero sin un proyecto político y sin principios que le den esperanza a la gente.

Son muchas las expectativas para la democracia representativa, ojalá el pueblo valore las propuestas y defienda los cambios de los últimos dos gobiernos y sepa castigar a los corruptos y rechace la derecha venga de donde venga.

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