Nelson de Jesús Quintanilla Gómez,
Sociólogo y doctor en Ciencias Sociales Mención Gerencia y profesor
universitario de la UES en la FMOtal, San Miguel.
Hay que entender que el pensamiento crítico es un proceso que se propone analizar, entender y evaluar la manera en la que se organizan los conocimientos que se pretenden interpretar y representar en el mundo, en particular las opiniones o afirmaciones que en la vida cotidiana suelen aceptarse como verdaderas.
Muchos jóvenes se dejan ir por argumentos que no tienen base sólida ni científicas; en muchos casos creen en argumentos caricaturescos conocidos en el mundo virtual como memes, y eso hace que cometamos muchos errores a la hora de debatir sobre temas de interés porque no se tienen los conocimientos sólidos que justifiquen muchas aseveraciones.
Tener un pensamiento crítico implica que seamos objetivos al momento de analizar. La evaluación de la realidad por medio del pensamiento crítico se puede realizar por diversos métodos como observación, experiencia, método científico, etcétera.
El pensamiento crítico puede definirse como la habilidad de pensar con claridad y racionalmente, comprender la conexión lógica entre ideas. Es la habilidad de implicarse en un pensamiento independiente y reflexivo. Pensar de forma crítica requiere usar la habilidad de razonar. Consiste en aprender activamente, en lugar de ser un recipiente pasivo de información.
Las personas que hacen uso del pensamiento crítico se cuestionan las ideas, en lugar de asumirlas y aceptarlas tal y como nos llegan. También buscan determinar si sus ideas, argumentos y hallazgos representan el panorama general y están abiertos a encontrar información que los contradiga.
Es necesario que la juventud tenga pensamiento crítico, entendiendo como tal la capacidad de interpretar, analizar, evaluar, hacer inferencias, explicar y clarificar significados. Está basado en el razonamiento lógico, la capacidad de trabajar con conceptos, la conciencia de las perspectivas y puntos de vista propios y ajenos, y el pensamiento sistémico. Requiere un desarrollo progresivo del conocimiento sobre el propio pensamiento y de las estrategias efectivas para pensar.
Desde la educación promover pensamiento crítico significa, proporcionar al estudiantado oportunidades y herramientas para emitir criterios propios y tomar posturas y decisiones razonadas, dentro y fuera del aula. Para ello, en las lecciones se pueden incorporar momentos para la reflexión y el análisis, donde se invite a explorar los distintos puntos de vista involucrados en el tema que se esté estudiando (por ejemplo en cuanto a estereotipos y prejuicios, tanto propios como ajenos).
Para que el diálogo sea profundo y productivo se requiere crear un ambiente que promueva la escucha, la búsqueda de buenas razones y el interés por las opiniones diferentes. Hay que aprender a debatir y a defender los argumentos con fundamento y no con alzar la voz o gritar y mucho menos queriendo imponer por la fuerza nuestros puntos de vista.
Hay que aprender a pensar con cabeza propia, a tener criterio propio, construir nuestro propio conocimiento con razonamientos críticos, cuestionando la realidad y combatiendo la ideotizacion de las redes sociales, hay que aprender a descubrir la verdad; la mentira siempre tiene patas cortas.
Los profesores en el aula debemos poner el énfasis en que los estudiantes se expliquen a sí mismos y a otros. Por ejemplo, fomentar que tengan que pensar con profundidad sobre un tema para poder enseñárselo a otros.
Organizar discusiones sobre temas que provoquen el pensamiento y sobre preguntas planteadas por los propios estudiantes. Estimular el uso recíproco de preguntas como: ¿por qué cree que está sucediendo esto?, ¿lo puede comprobar?, ¿si usted perteneciera al otro grupo de la población como se sentiría?, ¿cómo afectaría la situación eso que usted plantea?
El profesorado debe invitar a que los estudiantes analicen, critiquen, defiendan, planteen preguntas del tipo ¿qué pasaría si…? y exploren puntos de vista alternativos. Está bien que se dejen conducir, pero no deben aceptar recetas de nadie, hay que aprender a construir su propio pensamiento y que sea apegado a la realidad para luego poderla transformar.
El pensamiento crítico debe llevar al joven a analizar y evaluar aquellas afirmaciones que la sociedad acepta como verdaderas en el contexto de la vida cotidiana y en distintos medios de comunicación e información, eso implica saber que no todo lo que se dice es verdad, y que no se debe aceptar como válidas todas la opiniones que se plantean vengan de donde vengan y si es en redes sociales con más razón, se prestan para mentir reiteradamente.
Dicha evaluación y análisis puede realizarse a través de la observación, la experiencia, el razonamiento o el método científico. El pensamiento crítico exige claridad, precisión, equidad y evidencias, ya que intenta evitar las impresiones particulares. En este sentido, se encuentra relacionado al escepticismo y a la detección de falacias.
En este sentido tenemos que dejar claro que las falacias son el conjunto de mentiras o engaños que alguien realiza, de manera frecuente o no, con el interés y objetivo de conseguir hacer daño a otro individuo en concreto o manipular su percepción o voluntad sobre determinados aspectos de la vida.
Mediante el proceso que implica el pensamiento crítico, se utiliza el conocimiento y la inteligencia para alcanzar una posición razonable y justificada sobre un tema. Entre los pasos a seguir, los especialistas señalan que hay adoptar la actitud de un pensador crítico; reconocer y evitar los prejuicios cognitivos; identificar y caracterizar argumentos; evaluar las fuentes de información; y, finalmente, evaluar los argumentos.
Además, de todo lo expuesto para conseguir que alguien se convierta en experto pensador crítico es importante que posea o adquiera una serie de habilidades fundamentales para el desarrollo de dicho pensamiento. Entre ellas se encuentra: la capacidad para interpretar tanto ideas como situaciones o datos de diversa índole. En redes sociales Facebook, Twitter, Instagram u otro medio social hay que leer de manera crítica. Los jóvenes no son marionetas de nadie piensan con cabeza propia.
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