Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
Magdalena Cortez, representante de la Mesa Permanente de la Gestión de Riesgo (MPGR), tras el paso de la Tormenta Tropical Julia, que generó alrededor de nueve víctimas por soterramientos debido a derrumbes e inundaciones, manifestó que “hubo una combinación de elementos y uno de ellos es el cambio climático”.
“No pueden negar que el calentamiento de los océanos intensifica o fortalece estos fenómenos debido al Cambio Climático. Asimismo, hay que recordar que estamos en la temporada ciclónica”, dijo Cortez.
No obstante, consideró que hay otros aspectos a tomar en cuenta, como el que Centroamérica es altamente vulnerable y que al mezclarse con el concepto de desarrollo que se impulsan en los territorios de la región, esto ha contribuido también a la “destrucción” de bienes naturales y hábitats silvrestres.
“La infraestructura, los proyectos de inversión todo lo que se hace en el nombre del desarrollo, no tiene a la base la gestión estratégica o integral del riesgo, y eso nos deja los estragos que ha dejado la Tormenta Julia que generó serios daños no solo en El Salvador”, explicó.
“Es importante señalar que la región debe tomar en serio la gestión integral del riesgos, retomando la gestión prospectiva (identificar riesgos), la gestión correctiva y la gestión reactiva, es decir, las tres etapas”, subrayó, Cortez.
Sobre la Gestión Reactiva, Cortez consideró que las autoridades deberían permitir que los liderazgos comunitarios se sienten junto a ellos y trabajar en conformar una estrategia general para evitar mayores pérdidas humanas, bienes de la población e infraestructura.
“Esa gestión reactiva tiene que ver con acción, con una respuesta organizada, preparada mediante planes que se construyen desde la comunidad. Y otro elemento a rescatar en cuanto a medidas de evacuación preventiva durante esta emergencia, hemos visto que carece de todo el contexto de la preparación previa”, aseguró Cortez.
“Las comunidades deben pasar por procesos de sensibilización, por procesos de formación de conocimiento sobre ¿cuál es la amenaza que subyace sobre ellos? , que elaboren sus propios planes, sus rutas de evacuación y también diseñar el momento en que deben evacuar, porque esta organización no es automática”, aseguró Cortez.
La representante de la MPGR sugirió a las autoridades tomar en cuenta los avances en años pasados como la “participación de las comunidades” en la gestión del riesgo, al señalar que será una gran diferencia en el momento de activar una emergencia y la respuesta de las y los comunitarios desde su organización y disposición de evacuación e integración en los albergues. “Ahora sabemos que las autoridades han hecho a un lado a las comunidades y liderazgos comunitarios, para tomarse ellos, la definición y administración de la evacuación y el albergue y eso genera debilidades”, consideró.
Otro aspecto mencionado por Cortez, es el ignorar de parte de las autoridades el papel de las organizaciones sociales en estos contextos , ya que acumulan experiencias en su trabajo territorial en las comunidades, pero han sido relegados de la Comisión Municipal de la Gestión del Riesgo.
“Formábamos parte de estas comisiones -no solo para figurar, sino, para tomar acciones en conjunto con las autoridades municipales, eso se ha perdido y si hablamos de gestión integral ese complemento va quedando de lado; es como cerrarnos las posibilidades a la acción, al acceso de información, a los albergues que antes lo tenían las organizaciones”, afirmó.
Esa “participación activa”, advirtió Cortez, es parte de la esencia del trabajo de las organizaciones que responden con ayuda humanitaria a las comunidades y que históricamente desde el Huracán Mitch a la actualidad han tenido en la determinante de apoyar en subsanar esas necesidades de acción humanitaria.
Luis González, del Equipo de Incidencia de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), señaló que hay un constante monitoreo desde las comunidades al Sur de Ahuachapán en donde mantienen trabajo social, ante el paso de la Tormenta Tropical Julia.
“Hemos estado monitoreando en comunidades en donde tenemos algún tipo de intervención y sin duda es grave la situación de vulnerabilidad en que se encuentra la gente. Los líderes y lideresas con las que trabajamos de cara a este evento climático extremo nos han informado”, indicó.
“A 36 años de un desastre como el terremoto de 1986, nos damos cuenta, que todavía seguimos siendo vulnerables a los fenómenos de origen natural y que hemos avanzado muy poco en generar capacidades para prevenir el riesgo de cualquier tipo de desastre”, acotó González. Sobre el recuento de la Red de Observación Climática Comunitaria (ROCC), González, agregó que las comunidades han planteado que la lluvia intensa, los vientos afectaron viviendas, vías de comunicación y cultivo de supervivencia por desbordamientos de ríos o deslizamientos de tierra.
“Consideramos importante señalar que las autoridades deben aplicar adecuadamente las políticas públicas de gestión del riesgo, como la Ley Nacional de Protección Civil, Prevención y Mitigación de Desastres, que en los últimos años se ha descuidado”, manifestó.
“La Dirección de Protección Civil, que tiene que ver con todo lo de la Comisión Nacional vinculada con los departamentos, municipios y los locales del territorio, y en especial estas últimas han sido olvidadas que no han recibido capacitación o equipo”, sostuvo González.
Para el representante de la UNES, este tipo de acciones ha terminado minando las redes de comunicación y preparación ya existentes en los territorios. Y cuando el país enfrenta este tipo de eventos la alerta temprana, las evacuaciones, la activación de albergues, las comisiones de seguridad y la atención en primeros auxilios no cuenta con gente capacitada ni con los medios para desarrollar esas acciones.
“Si bien el gobierno afirma que está haciendo este tipo de labores, lo hace de manera centralizada, entonces, no tiene todas la capacidad para atender a toda la población por eso cuando fue concebida la Ley de Protección Civil, se planteaba la participación ciudadana en todo el sistema para hacer frente a este tipo de desastres de manera integral”, mencionó.
“En la medida que la gente no esté capacitada y organizada, es obvio que cualquier fenómeno natural, una emergencia o desastre o fenómenos causará un impacto serio, como la Tormenta Tropical Julia. Agradezcamos que no golpeó al país como un huracán, porque entonces serían mayores los daños en los medios de vida y la infraestructura”, añadió.
“En ese sentido hay varios llamados a hacer las autoridades a aplicar la prevención que no solo sea reactiva, sino correctiva y prospectiva. A la población a cuidarnos, a estar atento a las indicaciones y ser solidarios con otras comunidades más vulnerables para enfrentar esos fenómenos. Como UNES seguiremos apoyando a la población más vulnerable”, finalizó.