Las criptomonedas están transformando el modo de pensar las finanzas, han revolucionado no solo las billeteras de quienes las utilizan para generar ahorro e inversiones, también han pateado el tablero de los sistemas económicos nacionales. Mientras algunos países han tomado posturas más cautelosas frente al desarrollo de las criptomonedas, otros las han adoptado con contundencia para fortalecer los fondos públicos.
Emergen los criptoestados; gobiernos que abogan por el crecimiento de la industria de las divisas digitales como es el caso de El Salvador. La campaña política del actual presidente Nayib Bukele estuvo centrada en la construcción de una economía cripto. Su discurso pregnó entre los ciudadanos que buscan salida de la crisis y también llamó la atención de nuevas industrias en auge, como la del juego online.
La promoción del ecosistema cripto avala el ingreso y desarrollo de nuevos sectores, no todos muy celebrados por la población. Según informa Estafa.info, es posible apostar con Bitcoin en casinos de El Salvador. Horizontes similares comienzan a bosquejarse en Bután, un país diminuto ubicado a los pies del Himalaya, que ha captado la atención mediática por haberse convertido en un nuevo hub cripto.
El secreto de Bután
Mientras Bukele vociferaba sobre las promesas de un país abierto a las criptomonedas que liberaría a la población de la fuerte crisis económica, Bután no figuraba en el mapa como un nodo cripto. Su ferviente actividad salió a la luz luego de que la firma Arkham Intelligence revelara la actividad sostenida de la empresa estatal Druck Holdings mediante imágenes satelitales.
Druck Holdings significa “dragón del trueno”, un ser mitológico que, casualmente, figura en la bandera del país asiático y que es símbolo de riqueza y abundancia. Aunque las señales estaban al alcance de quien pusiera el ojo satelital en el territorio, Bután sorprendió al emerger como un estadocripto. Esto, tal vez tenga que ver con su procedencia religiosa; la nación butanesa ha estado tradicionalmente ligada a la búsqueda del desarrollo espiritual, combatiendo la ambición al dinero.
No obstante, la apertura estatal al mercado cripto ha sido bien recibida por la población. Así lo evidencia la encuesta realizada por el Universal Journal of Financial Economics en la que el 91% de los encuestados se mostró conforme con el crecimiento de Bitcoin, que no parece tocar techo. Actualmente, Druk Holdings posee 13.011 Bitcoins, superando con creces los valores retenidos por El Salvador que hoy acumula 5.877.
Si bien se trata de dos gobiernos que han mostrado una gran apertura al desarrollo Bitcoin mediante la inversión de fondos públicos, las estrategias para erguirse como países cripto han sido significativamente distintas. El gobierno butanés ha dado una importante prevalencia a la infraestructura creando un nicho minero que no descansa y que se yergue, literalmente, sobre las bases de vencidos proyectos destinados a la educación.
La Ciudad de la Educación y la Bitcoin City: los megaproyectos fallidos de Bután y El Salvador
Las imágenes reveladas sembraron interrogantes: ¿dónde, exactamente, se encuentran estas granjas mineras? El gobierno butanés mantuvo un silencio omisivo, pero los medios como Forbes no tardaron en arrojar luz sobre lo opaco. La respuesta ha sido el disparador de una reflexión que trasciende la ubicación geográfica. Y es que Bután ha decidido erigir estas inmensas estructuras sobre La Ciudad de la Educación; un megaproyecto gubernamental presentado en 2009 orientado a combatir el desempleo juvenil, el aumento de la emigración y la fuga de cerebros.
Se trataría de un campus que albergaría laboratorios, hoteles y satélites de diferentes universidades del mundo; un proyecto ambicioso valuado en 1.000 millones de dólares, una política pública que diseñaba la arquitectura de un futuro prometedor para los jóvenes butaneses. Pero en 2014, el proyecto fue desechado dejando los restos sobre los que, años después, se construirían las inmensas minas de Bitcoin.
Algo similar ha sucedido del otro lado del mapa, en donde las ilusiones también se han vuelto escombro. Bukele ha forjado su discurso político con la promesa de construir lo que llamó Bitcoin City; un polo tecnológico cripto libre de impuestos que se asentaría en La Unión, en donde residen comunidades enteras. Pero el proyecto no ha avanzado y nada se le ha informado a la población residente que es perseguida por la especulación inmobiliaria.
El presidente no parece haber podido sostener la promesa Bitcoin, una utopía que se hunde junto a las 80.000 nuevas familias que han caído de lleno en la pobreza. Durante el mandato de Bukele han sido varios los proyectos que abanderaron su discurso político. Entre ellos, el tajante plan de desmantelamiento de las redes de pandilla y narcotráfico, un objetivo que la población salvadoreña reconoce como una prioridad.
Sin embargo, su fervor por los activos digitales y su militancia en pos del crecimiento cripto para reconstruir el entramado económico del país no parecen haber dado frutos. Al menos, no para quienes viven lejos de la capital y sufren por las amenazas de ser desplazados de su territorio. Allí, las voces señalan una caída en su economía y auguran un futuro incierto, allí el Salvador no es Bukele.