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Isis Sol
César Méndez
@diariocolatino
Un espacio íntimo de cánticos y oraciones se vivía esta mañana en la cripta de catedral metropolitana. Minuto a minuto, sovaldi numerosos devotos se asomaban a la cripta. El canto del padre nuestro y el Ave María en lengua Quechi, help de unas jóvenes de Guatemala, cialis sale inundaba el lugar, transmitían mística y solemnidad.
Mujeres, hombres y niños se arrodillaban a rezar frente a la tumba de Monseñor Romero, en la cripta de Catedral. Romero, más que un símbolo es para sus devotos, la mayor representación de justicia y amor, en estos tiempos.
Frente al mausoleo, una mujer pide con devoción al mártir para que interceda por ella. Su nombre es Margarita Gómez, de 75 años de edad. Junto a su hija, viajó ayer desde Cara Sucia, departamento de Ahuachapán para asistir a todas las actividades de la beatificación de Monseñor Oscar Arnulfo Romero.
El ejemplo del Obispo la hizo viajar sin tener un lugar para dormir. “Su ejemplo y su palabra, es un hombre que llegó hasta el fin, desde que salimos de nuestras casas le pedimos que nos cuidara y que me haga el milagro de cuidarme de mis ojos. Así como Monseñor siguió los caminos de Jesucrtisto, así estamos nosotras dispuestas a seguir su camino”, aseguró Gómez.
María Luisa Mejía, emocionada, vino a presenciar este gran momento, cada domingo asiste a la catedral para visitar y a pedir la intercesión de Romero por ella y su familia. Emocionada comparte la fe que le tiene, “es una gran alegría este día porque él es un hermano. Yo oigo sus homilías que llegan al corazón, se parece a Jesucristo porque dio su vida por su pueblo”, expresó.
En la cripta, de espalda a la gente, lloraba emocionado Ramón Elías Morán, de 55 años, que fue catequista de la comunidad de Ayutuxtepeque. “Él fue como un papá para nosotros, él me confirmó en esta Catedral. Estuvimos el día de su entierro y mataron a 6 hermanos de la comunidad, fuimos revolcados por el ejército, pero estábamos dispuestos a morir con Monseñor Romero. Cada año nos reunimos los que quedamos vivos y nunca me imagine este momento, estuve seguro que lo iban a canonizar, pero nunca me imaginé llegar a ver este momento”, aseguró entre sollozos.
Julio Gutiérrez, acompañado de su pequeño hijo, compartió los valores humanos que admira en el mártir. “Los seres humanos necesitamos de ideales, modelos y él (Romero) es mi modelo. Él y Rutilio Grande, el otro sacerdote, desde mi juventud fueron ejemplos, y ahora estar aquí significa que no me equivoqué al escogerlos”, exaltó.
Entre historias y lágrimas, los salvadoreños junto a ciudadanos de todo el mundo, se hacen presentes este momento, para compartir el amor, la justicia y solidaridad que representa Monseñor. Sin importarles donde pasar la noche, bajo techo, la gente está dispuesta a ser testigos de este momento histórico para el país y la iglesia.
