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El sesgo de habitar en el mejor de los mundos posibles

Luis Armando González

Las personas estamos atrapadas por los sesgos, es decir, por la propensión a dar un peso extraordinario a aquello (se trate de ideas, enfoques, valores, creencias o hábitos) con lo que nos identificamos. Esos sesgos, en su dimensión cognitiva, tienen que ver con la selección errónea que se hace de la información que se obtiene de la realidad y que no sólo se interpreta mal, sino que se adquieren predisposiciones mentales para impedir que esa interpretación pueda ser corregida.

“Un sesgo cognitivo –se señala en una publicación en Internet— es una interpretación errónea sistemática de la información disponible que ejerce influencia en la manera de procesar los pensamientos, emitir juicios y tomar decisiones…  Los sesgos cognitivos pueden influir en la forma que ves el mundo. Están determinados por implicaciones culturales, influencia social, motivaciones emocionales o éticas, atajos en el procesamiento de la información, o distorsiones en la recuperación de los recuerdos y la memoria, entre muchos otros. Cada segundo tu cerebro ejecuta millones de procesos mentales. La probabilidad de que algún sesgo cognitivo influya en tu comportamiento es alta, y, por cierto, ocurre con toda naturalidad. Es fácil que las personas actúen movidas por sesgos ocultos cuyo efecto puede llegar a sorprenderles”1.

En no pocas ocasiones –en más de las que quisiera— me ha tocado relacionarme con personas que pertenecen a grupos caracterizados por fuertes vínculos entre sus miembros. No voy a mencionar a todos estos grupos, pero, para hacerse una idea, se ha tratado, por ejemplo, de unos de carácter profesional y otros de índole religiosa. No he podido evitar pensar que me las estoy viendo con habitantes de “pequeños mundos”, que no sólo creen que el suyo es “el” mundo, sino que estiman que ese “su” mundo es el “mejor de los mundos posibles”.  Estimo que quienes habitan su particular y específico ámbito (mundo) profesional o religioso creyendo que eso es lo único y mejor que hay son presas de un grave sesgo, y se me ocurre llamarlo, aunque es demasiado larga la denominación, “el sesgo de habitar en el mejor de los mundos posibles”.

¿Por qué se trata de un grave y enorme sesgo? Estimo que hay varios aspectos que permiten llegar a esa conclusión. Para entenderlo es oportuno desarrollar un poco más la idea sobre cómo un grupo particular, que habita (es decir, se desenvuelve) en un ámbito social restringido (laboral, tecnológico, religioso o cultural) llega a creer que ese micro-mundo es un macro-mundo, es decir, un espacio habitado por (y en el que se desenvuelven) todos los seres humanos del planeta.

Quizás un requisito sea que están embelesados con todo lo que sucede en su micro mundo; un embeleso que puede llegar a adquirir tintes de enamoramiento obsesivo. Esto lleva a sus habitantes, primero, a no dudar de la perfección de lo que ahí sucede (actividades, logros, metas, estilo de vida, etc.); y segundo a asumir, también sin duda alguna, de que lo que les sucede a ellos (sus actividades, logros, metas, estilos de vida, etc.) se extiende –debe extenderse— hacia cualquier otro entorno humano no sólo del presente, sino del pasado y del futuro.

Mejor dicho, no hay pasado; lo que hay es un presente –su presente—que se extiende en todas las direcciones concebibles, incluso hacia el futuro que coronará todas las maravillas de las que disponen ahora mismo todas y cada una de las personas que habitan el planeta. Obviamente, las cosas no son así, pero el sesgo de habitar en el mejor de los mundos posibles no permite hacerse cargo de todo aquello que, extramuros del micro mundo que se habita, pondría en jaque las creencias sesgadas de sus habitantes.

Para ser atrapados por una creencia semejante se requieren blindajes que inmunicen contra todo lo que, extramuros, pueda mostrar no sólo la existencia de otros micro mundos (con unos habitantes que también pueden creer que viven en el mejor de los mundos posibles), sino de dinámicas de la realidad física, química, biológica y social-institucional que escapan al control de las ilusiones y las acciones de individuos y grupos.

¿Qué tipo de blindajes? Mentales, para comenzar, que se adquieren compartiendo ideas, conceptos, valoraciones y creencias con quienes, formando un grupo de referencia, están de acuerdo con esas ideas, conceptos, valoraciones y creencias.  No es inusual que lo miembros de un micro mundo lean los mismos libros y tomen como guías a los mismos autores. Los blindajes mentales también permiten alentar hábitos compartidos, gustos, preferencias, formas de ver la vida y de ver (o no ver) lo que hacen y piensan otros. No salir o salir lo menos posible del grupo de referencia es clave para que éste se convierta en un micro mundo (un micro universo). Es un fenómeno sociológico normal. Y las personas deberíamos ser conscientes de los micro mundos que habitamos. Dar el salto a la creencia de que nuestro micro mundo es “el” mundo o que nuestras ideas, opciones de vida o habilidades son “las” ideas, opciones de vida o habilidades que imperan (o deben imperar) en el universo es, aunque entendible, pernicioso.

Porque extramuros de nuestro micro mundo (de nuestro pequeño mundo) suceden más cosas, muchas más, de las que imaginamos. Filtrar sólo las que refuerzan nuestra convicción de habitar en el mejor de los mundos posibles, descartando las que revelan lo estrecho de sus márgenes cognitivos y prácticos, nos impide conocernos un poco más –conocer las limitaciones de nuestro conocimiento y muestras capacidades y habilidades— y nos impide conocer un poco más el entorno natural y social-institucional en el que se juega nuestra vida.

Podemos usar los calificativos más brutales (o burdos) para exorcizarlas y para ignorar a quienes nos las recuerdan, pero esos calificativos lo único que ponen de manifiesto es nuestro enorme y pretensioso sesgo: el de creer que habitamos el mejor de los mundos posibles, cuando en realidad habitamos sólo un pequeño mundo en el cual compartimos aspiraciones, habilidades y prejuicios con un puñado de personas que, junto con nosotros, también lo habitan.

1. Brainvestigations / Neurociencia , “Qué es el sesgo cognitivo y por qué es importante en los negocios”. https://www.brainvestigations.com/neurociencia/sesgo-cognitivo-negocios/E

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