Mientras las organizaciones de la sociedad civil alertan al país de una posible crisis alimentaria, de la necesidad de apostarle a prevención climática en vez de la reacción ante hecho consumado, el presidente de la República, Nayib Bukele dedica espacio y tiempo para asuntos de carácter familiar. “Ya deberían entregarse los primeros paquetes agrícolas, pero el MAG no ha dado señales y tenemos conocimiento que desde las comunidades, de nuevo (el MAG) está depurando el padrón de entrega de paquetes para reducir el número bajo los criterios que reciben remesas, que tienen más de 3 manzanas de tierra o que no cultive actualmente, pero eso significará menos alimentos para el país”, expresó Adalberto Blanco, integrante de la Mesa por la Soberanía Alimentaria.
Al planteamiento anterior se suma Silvio Morales, también integrante de la Mesa en representación de los pueblos indígenas de Izalco, quien expresó “Ese paquete agrícola no es subsidio y los pequeños agricultores y agricultoras estamos abandonados frente a la agroindustria que está extendiéndose y van desde 5 manzanas para arriba. Y no como nosotros que algunos solo una parcela tenemos, que alquilamos para cultivar”, indicó Morales.
El paquete agrícola tuvo su mejor distribución en los gobiernos del FMLN, a pesar de las quejas de centenares de campesinos de no haberlos recibido, pero en el gobierno de Bukele estos se han reducido sin que haya una explicación técnica para tal decisión. Lo más probable es que se deba a la falta de fondos, debido a la falta de planificación de lo estratégico. El paquete agrícola buscaba no solo garantizar los productos básicos, maíz y frijol fundamentalmente, por ser los alimentos más consumidos en la dieta alimenticia de los salvadoreños, sino garantizar esos productos en los mercados, con los excedentes de la agricultura familiar, para sostener los precios.
Pero pareciera que esos aspectos no están en la agenda del Gobierno, de allí el reclamo de la sociedad civil organizada, sobre todo, porque el país enfrenta un problema serio de pobreza y que, obviamente, se agudizará con la escasez de alimentos por falta de producción, la cual, por cierto, tiene otra amenaza, la posible sequía por el fenómeno del niño.
De acuerdo con la Mesa por la Soberanía Alimentaria, el mes de febrero del presente año cerró con la Canasta Básica Alimentaria más cara de la historia y según datos oficiales, para la zona urbana el coste fue de 249.70 dólares, mientras que para el sector rural fue 187.07 dólares, y si estos datos los comparamos con el salario mínimo en ambos sectores, significa que el 68% del salario urbano es utilizado para la canasta básica, pero como es irreal que así sea, lo que ha sucedido, entonces, es que se han comprado menos productos o disminuidos la cantidad en el consumo. Esto se notó con el alza en el costo de los huevos.
Por cierto, la Oficina Nacional de Estadísticas y Censos (ONEC), del BCR, ha informado que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) tuvo un incremento anual del 6.86%. La Mesa por la Soberanía Alimentaria, entonces, sostiene que esta situación ha golpeado a 1.1 millones de personas, en las diversas fases de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria. En el período de marzo a junio de 2023, un total de 806 mil 832 personas entrarían en Fase 3, es decir, en crisis.
Ante esta realidad, lo preocupante es que de parte del Gobierno no se escuchan planes, como si el éxito en el tema de la seguridad fuera suficiente también para aplacar todas las necesidades de los salvadoreños.
Como si la prolongación o extensión de Surf City, donde no hay muy poco que hacer, pues las playas están allí, desde siempre, que la ampliación de la carretera litoral se hizo con fondos del Milenio de los Estados Unidos, que, aunque el Gobierno de Bukele lo oculte, el desarrollo de la zona costa del país quedó plasmado en los planes de desarrollo de los gobiernos del FMLN. Solo basta recordar las intervenciones del economista Alex Segovia, en el Gobierno de Funes, para recordar los planes de futuro para el desarrollo de la zona costa, entre otras áreas.
Cabe aclarar, que muchas de esas obras no se iniciaron en aquellos tiempos por la torpeza del partido ARENA, de ponerle trabas en la Asamblea Legislativa a la autorización del financiamiento de las obras. Fomilenio II, por cierto, estuvo apunto de perderse ($500 millones) porque ARENA se negaba a aprobar la contrapartida del gobierno.
Volviendo al tema de la crisis alimentaria, es conveniente que la sociedad civil organizada siga exigiendo a este gobierno ponerle atención al tema. El doctor Ricardo Navarro, director del CESTA, incluso ha propuesto un banco de semillas para evitar la escasez de granos y garantizar los alimentos de la población.
“Debemos comenzar a hacer las gestiones para garantizar los alimentos, porque las cosechas anteriores, bien por mucha o poca agua, no hay suficiente grano para alimentar a toda la gente, después compramos a precios altos y de mala calidad, hay que apostarle a un suministro de alimentos”, dijo Navarro.