Santiago Leiva
@DiarioCoLatino
Real Destroyer vivió de la renta. El cuadro porteño cayó ayer en su visita al Guadalupano, malady pero le alcanzó el 3-0 del partido de ida para agenciarse el título de campeón de campeones de la liga de plata y ganar el derecho de jugar en la Primera División.
El encuentro, cuyo escenario de batalla fue el césped del Juan Francisco Barraza de San Miguel, tuvo como dominador absoluto al representativo de Nueva Guadalupe, pero no le alcanzó el esfuerzo para robarles el festejo a los porteños que han celebrado a lo largo de mayo y junio.
Como era de esperarse, obligado por una desventaja de tres goles, fue el cuadro migueleño quien llevó la iniciativa y buscó, inicialmente y con más insistencia, el arco rival. Antes de los primeros 10 minutos, el colombiano Dayron Toledo del Guadalupano ya había estrellado un balón en el poste.
Más tarde, Eliseo “el Toro” Salamanca mandó una pelota al fondo de la red, pero el gol no alteró el marcador, ya que se encontraba en fuera de lugar; así lo juzgó el árbitro Elmer Arturo Bonilla.
Dominados por los pupilos de Omar Sevilla, el cuadro porteño no tuvo más remedio que aguantar las envestidas y encomendarse al meta Elio Guillén.
Y fue precisamente Guillén quien se encargó de frenar el festejo de los migueleños antes de cerrar el primer tiempo. Toledo le remató raso y apareció Guillén con la estirada certera para irse al descanso 0-0.
La dinámica se mantuvo al regreso de los camerinos, pero los dirigidos de Jorge Ábrego ya no pudieron mantener su portería en cero. Un balón robado por Salamanca acabó en los botines de Gerson Serpas y este, al ´51, mandó a descansar la pelota al fondo de la red.
El tanto pellizcó el orgullo del representativo de La Libertad, intentando emparejar acciones, pero, en esta ocasión, no pudieron abrir la lata. Sin embargo, sabían que el tiempo jugaba a su favor y que solo era cuestión de que el cronómetro de Bonilla devorara los minutos para festejar.
No obstante, antes de que esa celebración llegara, apareció Salamanca para anotar el segundo gol de los locales e inyectarle un poco de dramatismo al litigio. La diana llegó al ´86, y Guadalupano ya no tuvo el tiempo suficiente para conseguir el tercero y llevar el choque al alargue.
Entre la celebración agridulce llegó el término del encuentro y el verdadero festejo fue del Real Destroyer, que volvió a La Libertad entre sonrisas, abrazos y felicitaciones.