Por: Rolando Alvarenga
Siempre lo he sostenido y no pienso retirarlo: la principal desgracia que mantiene sumido en la mediocridad a todo el deporte salvadoreño es la no capitalización de las experiencias, tanto local como internacionalmente.
Y esta mi “Teoría Confuciana” vuelve a tomar fuerza con el tema de la selección de fútbol playa, ya que el INDES y la FESFUT vuelven a relucir como los grandes causantes de la irritación de muchos fans que un día depositaron sus sueños patrióticos apoyando a los cangrejitos playeros.
Y este problema no es nuevo, porque ya anteriormente el INDES y la Federación se la han pasado tirándose la pelota de la responsabilidad.
Pero, sea quien sea el culpable, aquí los grandes perdedores son los futbolistas descalzos, la patria y una gran cantidad de seguidores. Aficionados que de la noche a la mañana se dieron cuenta de que “los guerreros de playa” habían escalado al estatus mundialista y eran una nueva realidad y opción en vez del fútbol once.
Hoy, cuando esta mísera dirigencia cobra una víctima de peso, como es el caso del artillero Tin Ruiz, queda en evidencia que ni en el INDES, ni en la FESFUT hay talento para superar estos casos. Un problema que vuelve a dejar con el agua al cuello a unos chicos todo corazón, pero con muy poco dinero en los bolsillos para dar de comer a sus grupos familiares.
Por el bien de la patria esto -de la irritante burocracia para pagar al día los estímulos económicos estatales a estos humildes futbolistas playeros- debió resolverse hace mucho tiempo. Pero no, como cuando el hambre no es mía, qué me importa el hambre de mi prójimo, no arreglan el problema y mire usted cuánta frustración.
Y obvio, en las redes sociales se está leyendo cualquier cantidad de malas palabras contra los protagonistas. Por ello, señores dirigentes: la eutanasia en el Centro Histórico podría ser una salida para este caso o, señor Sánchez Cerén, ¡renuévelos!
*Los conceptos vertidos en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quien los presenta.