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Yaneth Estrada/AGENCIAS
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Desde la firma de la Unión Aduanera del Triángulo Norte de Centroamérica entre El Salvador, Honduras y Guatemala el 22 de agosto de 2018, la cual potenciaría a la región como la octava economía de América Latina, Estados Unidos insiste en lograr acuerdo comerciales y ejerce una lucha frontal contra la migración.
Según cifras el Producto Interno Bruto (PIB) de los tres países suma cerca de $123 mil millones e incluye a 32 millones de habitantes. Mientras que entre los comercios emergentes está el turismo con 5 millones de visitas anuales.
Con su llegada al Ejecutivo, el presidente de la República, Nayib Bukele prometió en el “Plan Cuscatlán” elevar la cifra a 3.3 millones de turistas para 2024 y a 4.5 millones en 2040.
En este sentido y tomando en cuenta su propuesta de no recibir ayuda, sino realizar transacciones comerciales, Estados Unidos designó para su toma de posesión al secretario de comercio Wilbur Ross, Kimberly Breier, asistente de la Secretaría de Estado para el Hemisferio Oeste y David Bohigian, presidente de la Corporación de Inversiones Privadas en el Extranjero (OPIC).
Sin embargo, Medardo González, exsecretario general del FMLN señala que “Bukele es un instrumento del Imperio para concluir sus anhelos denominación sobre nuestra querida patria y construir una reforma neoliberal necesaria, para adueñarse de los últimos bienes públicos”.
Comercio lícito e ilícito
Para los expertos en relaciones internacionales el debilitamiento de las relaciones comerciales de Estados Unidos en otras latitudes del planeta, hace que ese país preste atención especial por el Triángulo Norte y otros países de la región (México) en busca inversiones.
Sécil de León, analista internacional de Guatemala señaló que “están buscando nuevos mercados o mercados que nunca había ocupado antes; digamos que el Triángulo Norte es uno de ellos, no solo de negocios lícitos, sino también los ilícitos o todo tipo de negocios que generan muchísimo dinero, entre estos el tránsito de la cocaína que pasa entre un 70 % y 80 % de camino hacia Estados Unidos”.
En un año de guerra comercial con China recientemente (agosto 2018) reconocida por El Salvador, Estados Unidos aumentó en 200 millones sus aranceles y los productos chinos solamente entre el 10 % y 25 %.
Asimismo “Washington no solo acusa a Pekín de robar la propiedad intelectual de muchos productos estadounidenses, sino que quiere que el gigante asiático haga cambios en sus políticas económicas, porque asegura que las actuales favorecen a las compañías estatales chinas mediante un sistema de subsidios”. Estados Unidos quiere que China compre más productos estadounidenses
para frenar su elevado déficit comercial de $419 millones con Pekín.
Repercusiones hacia México
Esta baja comercial llevó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump a amenazar en junio pasado con imponer aranceles del 5 % para todas las importaciones procedentes de México.
El mercado “gringo” significó para México el año pasado $328 millones en exportaciones, una cifra que es 352 % mayor a la registrada hace veinte años.
Vía Twitter Trump comentó que la medida entraría en vigor el 10 de junio y seguiría vigente “hasta que se detenga el flujo de migrantes indocumentados”, que llegan a Estados Unidos a través de ese país.
Tras la amenaza y para evitar hacer efectivo el pago del 5 % más de aranceles el presidente de México, Andrés Manuel López Obrado reaccionó con toda su maquinaria diplomática y a cambió ofreció el 21 de junio pasado un programa social de $30 millones a El Salvador. Además de reforzar la frontera sur con Estados Unidos con 6 mil efectivos de la Guardia Nacional para evitar el paso hacia Estados Unidos.
