Por: Rolando Alvarenga
Más allá de emocionante y justa, click la victoria sabatina de El Rápido de La Unión sobre el CD Águila (79-85), viagra tumbándole el invicto de 22 partidos, cheap sirvió para tapar un resto de bocas y mentalidades detractoras a la iniciativa de la Federación Salvadoreña de Baloncesto (FESABAL) de haber creado la Liga Mayor para que el equipo de Yamil Bukele se coronara.
Es que, insistentemente, se venía diciendo –y no sé si después del sábado se sostendrá ese criterio–, “que el presidente federativo, Yamil Bukele, le dio vida a esta liga y a su medida para ganar el título sobre diez equipos de menor nivel”.
Sin ser un defensor a sueldo (y aún admitiendo que, efectivamente, existen notables diferencias entre el CD Águila y la mayoría de equipos de esta liga), me parece que el sábado anterior, con tremendo derroche de amor propio y trabajo efectivo, los porteños se encargaron de echar por tierra la tesis antes mencionada.
Fue El Rápido quien, en una noche de inspiración y efectividad panameña, se le puso al brinco al gran favorito y lo venció a las cabales. Pero, también pudo ser el San Miguel o Metapán quienes se cubrieran de gloria derrotando al equipo más parejo y de más peso basquetbolístico del Apertura, que ya está por finalizar.
Lamentablemente, y porque las irregularidades del deporte son así, los unionenses no pudieron dar ayer en su casa el tiro de gracia que los hubiera coronado y, a la vez, consumado las mezquinas especulaciones. Es posible que la presión de jugar en casa se les revirtió y, ahora, todo se decidirá en el tercer y definitivo partido de este miércoles en el José Adolfo Pineda.
Y que no me vengan diciendo que El Rápido no quiso ganar para buscar una taquilla adicional… ¡para nada! Si alguien quería ganar después del espectacular triunfo sabatino en la capital era El Rápido porque, anímicamente, le dio un buen golpe al favoritismo del Águila; resultado con el que confirmó que no existen invencibles y lo dejó listo para el nocaut dominical. Pero el muerto se le salió del hoyo.
Según mi óptica, y hasta el sábado anterior, CD Águila había impuesto durante 22 partidos el peso de la experiencia de su mejor recurso humano, pero el sábado los porteños (con los panameños Manuel Guevara, Daniel King y el nacional Carlos Espinal por delante) se mandaron un gran partido ante un desconcertado Águila que, empezando por su figura estelar: Richard Dixon, no vio la suya.
Ayer, con un Águila contra las cuerdas, las aguas volvieron a la normalidad y la victoria fue para el quinteto capitalino por 86-64. Y que El Rápido haya perdido ayer en su propia cancha no es culpa de Yamil Bukele y menos que esta exitosa liga se haya creado a su medida.
Lo normal hubiese sido que los porteños resolvieran y festejaran en casa, pero es obvio que el partido les quemó las manos en su propia caldera. Para mí, y ante el tercer juego, el título está para los dos.