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El Juzgado Tercero de Paz de San Salvador decidió la semana pasada reabrir el “Caso Jesuitas” y ordenó a la Fiscalía procesar a los autores intelectuales, entre éstos el expresidente de la República Alfredo Cristiani y quienes integraban el alto mando de la Fuerza Armada en 1989.
El juez José Alberto Campos Orellana anuló una resolución del año 2000 que exoneraba a los autores intelectuales de la masacre de los sacerdotes jesuitas, y pidió a la Fiscalía que presente una nueva acusación acorde a los estándares internacionales de derechos humanos.
El nuevo requerimiento fiscal debe incluir al expresidente Cristiani y a los exjefes militares René Emilio Ponce (fallecido exjefe del Estado Mayor Conjunto), Juan Rafael Bustillo (excomandante general de la Fuerza Aérea), Juan Orlando Zepeda (exviceministro de Defensa), Inocente Orlando Montano (exviceministro de Seguridad), Francisco Elena Fuentes (excomandante de la Primera Brigada de Infantería) y Rafael Humberto Larios (exministro de Defensa).
Según el Informe de la Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas, los referidos exjefes castrenses ordenaron, en la noche del 15 de noviembre de 1989, “asesinar al sacerdote Ignacio Ellacuría sin dejar testigos”.
Junto a Ellacuría fueron asesinados, la madrugada del 16 de noviembre del 89, los también padres jesuitas Ignacio Martín Baró, Segundo Montes, Joaquín López y López, Ramón Moreno y Amando López, y sus dos colaboradoras Elba y Celina Ramos. Los autores materiales fueron militares del tenebroso Batallón Atlacatl entrenado por el gobierno de Estados Unidos en la Escuela de las Américas.
El “Caso Jesuitas” también está juzgándose en la Audiencia Nacional de España, donde está procesado el coronel Inocente Orlando Montano, extraditado desde Estados Unidos en noviembre del año pasado.
En sus primeras declaraciones Montano incriminó a Cristiani, asegurando que este avaló el asesinato de los jesuitas. El exjefe militar confirmó que el expresidente participó en la reunión del Estado Mayor realizada horas antes de la masacre y autorizó “asesinar a Ellacuría sin dejar testigos”.
Como comandante general de la Fuerza Armada -recordó Montano- Cristiani estaba encima de toda la jerarquía castrense.
Es, pues, el turno de Cristiani.