Por Néstor Martínez
Periodista/Escritor
Editor Suplemento Perspectivas
Tras el triunfo de la Revolución, aquel 8 de enero de 1959 Fidel Castro entró a La Habana luego de recorrer Cuba de Oriente a Occidente… subió al podio y empezó a hablar frente a miles y miles de cubanos. La tarea que tienen los revolucionarios que él encabeza es enorme, no solo se trata de refundar su patria para dejar un pasado ominoso, también habrá que lidiar con muchos enemigos, internos y externos, de estos últimos el más poderoso: los Estados Unidos su vecino.
Entre las idas y venidas, nacionales e internacionales, de la Revolución de Cuba, se incluye el que esa Revolución debe ser el ejemplo para el mundo, incluso exportarla, tal como se exportó la Revolución Francesa o la Revolución Rusa.
“La obra de Lenin ultrajada tras 70 años de Revolución. ¡Que lección histórica! Se puede afirmar que no deberán transcurrir otros 70 años para que ocurra otro acontecimiento como la Revolución Rusa, para que la humanidad tenga otro ejemplo de una grandiosa Revolución Social que significó un enorme paso en la lucha contra el colonialismo y su inseparable compañero, el imperialismo”, dice sobre la Revolución cubana en su último discurso.
Nunca pasó por la mente de los revolucionarios, menos por la de Fidel, que en el futuro celebraría 90 años contemplando los resultados de su ardua tarea…
“Pronto deberé cumplir 90 años, nunca se me habría ocurrido tal idea y nunca fue fruto de un esfuerzo, fue capricho del azar”, dijo el pasado 19 de abril en la clausura del 7º Congreso del Partido Comunista en La Habana.
Aquel 8 de enero, mientras hablaba, una paloma blanca se posó en el hombro izquierdo de Fidel y allí se quedó durante todo el discurso; lo propio ocurrió cuando meses después visita Washington. Durante el discurso pronunciado el 8 de enero de 1989, por el 30 aniversario de la Revolución Cubana, una paloma blanca se posó en el hombro derecho de Fidel.
Coincidencias o no, lo cierto es que para la Santería, creencia muy arraigada en Cuba y de origen africano, fue una señal, el 8 de enero, de que Fidel era el elegido para dirigir al pueblo cubano, y la de 1989 fue la confirmación de tal revelación.
La paloma representa el tipo más profundo de la paz, el poder de dar, la profecía, y la esperanza de un nuevo comienzo. La paloma es expresión de los instintos maternales y está conectada a la Madre Tierra. En los últimos años Fidel Castro se convierte en fuerte abanderado de la causa ambiental y de la paz mundial.
Se dice que es el hombre al que más veces han intentado asesinar, en 638 ocasiones y ha sobrevivido a los presidentes de los Estados Unidos, Dwight Eisenhower, John F. Kennedy, Lyndon Johnson, Richard Nixon, Gerald Ford, Jimmy Carter, Ronald Reagan, George Bush, Bill Clinton, George W. Bush, y Barack Obama…
El líder histórico Fidel Castro convirtió a Cuba en referente de la izquierda internacional; el comandante enfrentó el intervencionismo norteamericano, con el fin de instaurar el socialismo cuyos basamentos son la educación, la salud, el deporte, la cultura y el desarrollo tecnológico, áreas en las que Cuba tiene el reconocimiento mundial.
No se cumplieron los negros vaticinios de los feroces cubanos opositores refugiados en Miami, ni los referidos al fracaso de la Revolución de Cuba ni a la vida del Comandante Castro. Por el contrario, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama afirmó en enero de este año que en “cincuenta años de aislar a Cuba fracasaron, colocándonos (a Estados Unidos) en retroceso en América Latina”.
La respuesta de Fidel, en un artículo titulado “Hermano Obama”, siempre desafiante ante el imperio fue que Cuba no necesita que «el imperio» le regale nada y que el pueblo de este «noble y abnegado país» no renunciará «a la gloria, los derechos y a la riqueza espiritual que ha ganado con el desarrollo de la educación, la ciencia y la cultura».
«Nuestros esfuerzos serán legales y pacíficos, porque es nuestro compromiso con la paz y la fraternidad de todos los seres humanos que vivimos en este planeta”, escribe Fidel.
Fidel Castro es el último gran hombre que aún está con vida, un hombre que sobrevive a la leyenda de la muerte prematura, como le sucedió a muchos revolucionarios, incluyendo a su inseparable compañero El Ché.
Sus palabras tienen olor a despedida: “Pronto seré ya como todos los demás. A todos nos llegará nuestro turno, pero quedarán las ideas de los comunistas cubanos como prueba de que en este planeta, si se trabaja con fervor y dignidad, se pueden producir los bienes materiales y culturales que los seres humanos necesitan, y debemos luchar sin tregua para obtenerlos. A nuestros hermanos de América Latina y del mundo debemos trasmitirles que el pueblo cubano vencerá”.
“Tal vez sea de las últimas veces que hable en esta sala. He votado por todos los candidatos sometidos a consulta por el Congreso y agradezco la invitación y el honor de escucharme. Los felicito a todos, y en primer lugar, al compañero Raúl Castro por su magnífico esfuerzo.
Emprenderemos la marcha y perfeccionaremos lo que debamos perfeccionar, con lealtad meridiana y la fuerza unida, como Martí, Maceo y Gómez, en marcha indetenible…”
Ahora Fidel Castro, camina por el jardín de su casa apoyado en su bastón de aluminio, cubierta su cabeza con sombrero de paja, dentro de una camisa a cuadros y «pants» deportivos, calzando tenis negros; o a lo mejor descansa dentro de la tranquila sala sobre una silla de mimbre, escuchando el paso de las horas en el viejo reloj de péndulo… o viendo por la televisión los homenajes en todo el mundo a sus 90 años de vida, la mayoría de ellos dedicados a la Revolución de Cuba.
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