Río de Janeiro / AFP
El ultraderechista Jair Bolsonaro tuvo un incremento sorprendente de intenciones de voto en los sondeos para las presidenciales del próximo domingo que, de confirmarse, lo dejaría a un paso de la presidencia de Brasil, aunque los sondeos indican que en un segundo escenario electoral estaría empatado con el izquierdista del PT Fernando Haddad.
Algunos analistas se preguntan incluso si el pleito no quedará resuelto ese mismo día, sin necesidad de segunda vuelta, una hipótesis en la que hasta ahora solo Bolsonaro y sus más fieles acólitos evocaban con convicción.
«Si tuviera que dar un pálpito ahora, diría que es poco probable que [Bolsonaro] gane en la primera vuelta. La semana pasada hubiera dicho que era imposible, pero hoy no diría eso», afirma Sergio Praça, profesor de ciencias políticas de la Fundación Getúlio Vargas (FGV).
Bolsonaro, que desde hace semanas lidera las intenciones de voto de la primera vuelta, tuvo un incremento de cuatro puntos porcentuales en la última semana y llega a 31% en una encuesta de Ibope y a 32% en otra de Datafolha.
Su más inmediato seguidor, Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) se estancó en 21%.
Pero las proyecciones de votos válidos (excluyendo los votos en blanco, los nulos y las abstenciones) dan a Bolsonaro un 38% frente a 24% para Haddad. Aún lejos, pero menos, del horizonte de la mitad más uno de los votos válidos requeridos para ser electo en la primera vuelta.
Los analistas atribuyen el avance del voto ‘bolsonarista’ al odio visceral que despiertan en una parte del electorado el PT y el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, encarcelado por corrupción pasiva, que designó a Haddad como su sustituto.
«Muchos electores de Bolsonaro nunca vieron su programa ni sus propuestas, solo votan por rabia contra el PT», afirma Geraldo Monteiro, director del Centro Brasileño de Estudios sobre la democracia, de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro (Cebrad/UERJ).
Monteiro ve además el empuje de Bolsonaro como un paradójico contragolpe de las manifestaciones masivas de mujeres que el sábado pasado salieron a las calles al grito de «Él No», para pedir que los brasileños impidan la llegada al poder del excapitán del Ejército, conocido por sus declaraciones misóginas, homófobas y racistas.
«Me parece claro que este crecimiento se dio en reacción a las manifestaciones del fin de semana. El lado de Bolsonaro también se movilizó y muchos indecisos escogieron su lado», afirma Monteiro.
El candidato de centroizquierda Ciro Gomes, tercero en las encuestas con 11% de intenciones de voto, afirmó que las protestas fueron un «grave error», que acabaron por dar combustible a Bolsonaro.
– Polarización extrema –
Bolsonaro fue dado de alta hospitalaria el sábado pasado, tras tres semanas de tratamiento por una puñalada en el abdomen recibida durante un mitin.
Durante su convalecencia, tuvo que intervenir para matizar declaraciones polémicas de sus principales asesores.
Su gurú en temas económicos, Paulo Guedes, mencionó la posibilidad de resucitar un impopular impuesto. Su compañero de fórmula, el general Hamilton Mourao, vinculó el auge de la criminalidad a contextos familiares en las clases bajas sin figura paterna y cuestionó la existencia del aguinaldo (décimo tercer mes de salario).
A pesar de eso, el presidenciable logró mantener su electorado.
Bolsonaro recibió incluso importantes apoyos, como el fundador de la poderosa Iglesia Universal del Reino de Dios, Emir Macedo, y de miembros de la bancada del agronegocio en el Congreso, que en principio apoyaban al exgobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, que nunca consiguió despegar en las encuestas.
«La posibilidad de que Haddad gane en la segunda vuelta [como lo mostraban algunos sondeos la semana pasada] puede llevar a electores de centro a votar por Bolsonaro el domingo, para tratar de que gane en la primera vuelta», afirma Sergio Praça.
«Nunca vi una elección tan polarizada», con tantos electores que votan principalmente contra quienes detestan y no por aquellos que se identifican con sus ideas, dice Monteiro.
Y en caso de segunda vuelta entre Bolsonaro y Haddad, «los candidatos, en lugar de buscar al electorado del centro, van a tratar de diferenciarse más aún», advierte.
El sondeo de Datafolha los coloca a ambos en empate técnico en la segunda vuelta, con 44% para Bolsonaro y 42% para Haddad).