Por Jean-Louis de La Vaissiere
Ciudad del Vaticano/AFP
El Vaticano firmará con «el Estado de Palestina» un acuerdo sobre los derechos de la Iglesia católica en los territorios, physician confirmando su pleno reconocimiento de esa nueva entidad, tadalafil en tanto que las negociaciones sobre uno similar con Israel se encuentran estancadas.
Aunque el Vaticano habla de «Estado de Palestina» desde comienzos de 2013, tras la votación en la ONU, los palestinos consideran que esta rúbrica equivaldría a «un reconocimiento de facto» de su Estado, mientras que Israel manifestó su «decepción».
El acuerdo, negociado desde hace 15 años, trata sobre el estatuto y las actividades de la Iglesia católica en los territorios palestinos, anunció este miércoles la Santa Sede en un comunicado. Será firmado «en un futuro cercano», después de ser sometido a las autoridades respectivas.
Según la agencia especializada I.Media, la firma podría tener lugar a partir del próximo fin de semana, durante la visita del presidente palestino Mahmud Abas con motivo de la canonización, el domingo, de dos religiosas palestinas, Mariam Bawardi y Marie-Alphonsine Ghatas.
Desde hace más de dos años, el Vaticano está en conformidad con la formulación decidida por la ONU, que admitió en noviembre de 2012 a Palestina como Estado observador, lamentando que el Estado en cuestión no exista realmente aún.
El 12 de diciembre de 2013, Francisco había recibido las cartas de acreditación de un embajador de Palestina, Kasisié Isa, quien figura en el anuario pontifical como «embajador extraordinario y plenipotenciario, representante del Estado de Palestina ante la Santa Sede».
«Está claro que la Santa Sede considera a Palestina como el Estado de Palestina (…). Lo que es nuevo, es que por primera vez esto se expresa en ocasión de un acuerdo», explicó a la AFP el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.
El acuerdo sobre el lugar de la Iglesia en los Territorios palestinos expresa también el apoyo del Vaticano a una solución «del conflicto entre israelíes y palestinos en el marco de la fórmula de dos Estados», explicó monseñor Antoine Camilleri, jefe de la delegación de la Santa Sede, en una entrevista con el diario Osservatore Romano.
Monseñor Camilleri expresó la esperanza de que el acuerdo pueda «inclusive de manera indirecta (…) ayudar a los palestinos a ver establecido y reconocido un Estado palestino independiente, soberano y democrático, que viva en paz y seguridad con Israel y sus vecinos».
El país 136º
Para la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), este acuerdo hace del Vaticano el 136º país en reconocer al Estado Palestino.
«Este reconocimiento incluye el de las fronteras de 1967 y por lo tanto a Jerusalén Este como palestina, una posición valiente del Vaticano», aseguró un responsable palestino.
Para Israel, en cambio, «una tal decisión no hace avanzar el proceso de paz y aleja a la dirección palestina de la mesa de negociaciones bilaterales», según un responsable del ministerio de Relaciones Exteriores.
«Israel examinará este acuerdo y considerará sus consecuencias», agregó este responsable.
Le Santa Sede, que mantiene relaciones con Israel desde 1993, negocia también desde 1999 un acuerdo sobre los derechos jurídicos y patrimoniales de las congregaciones católicas en el Estado hebreo, en particular sus exoneraciones fiscales. Pero cada encuentro semestral se salda con un fracaso.
Desde hace años, el Vaticano realiza un ejercicio diplomático delicado entre Israel y los palestinos, al haber comunidades católicas implantadas de ambos lados de esta cuna del cristianismo que sigue siendo un importante lugar de peregrinación.
Por un lado, quiere evitar ofender a Israel y despertar los reproches ligados al rol de la Iglesia en la historia del antisemitismo en Europa. Pero por otro milita también por una solución con dos Estados, un estatuto especial reconocido a Jerusalén, ciudad de los tres monoteísmos, y los derechos de los palestinos en Cisjordania y en la Franja de Gaza.
Durante su visita a la región en mayo de 2014, el papa Francisco se detuvo de manera imprevista ante el muro de separación del lado palestino, lo cual fue muy mal visto por los israelíes.