César Ramírez
@caralvasalvador
Podemos imaginar una nación sin Sala Constitucional por unos meses, debido a que existe una profunda desconfianza política que impide la elección de los magistrados; algunos ejemplos de ello son los nueve años anteriores: la “tardía” administración de justicia en el caso del SITRAMSS, además otras medidas cautelares permanecen sin límite de tiempo; otro caso es el fallo en la inconstitucionalidad del candidato Antonio Elías Saca, aspirante presidencial 2014, esa resolución fue dictada después del evento electoral ¿qué sucedería si Saca hubiese ganado las elecciones?; el dictamen “relámpago” (10JUL018) eliminó la legalidad del CD, PSD, FPS, PSP lo cual fue interpretado como una decisión política, el caso CD debió evitarse puesto que la falta se cometió en el año 2015, es un extraño caso de ley aplicada en forma retroactiva… es una novedad jurídica que podría ejecutarse en otros casos; de tal forma la sentencia de “pronta y cumplida justicia” es según el “color constitucional” que se interprete.
Ahora la elección de la nueva Sala Constitucional, interpretando o reinterpretando el modelo constitucional, puede conducir a la nación a eventos conocidos, porque solo el pasado es verdad, el pasado es historia firme, el pasado es nuestro presente en la democracia, no existe otra forma de interpretarlo en nuestro día con día, somos el resultado de nuestras acciones acumuladas en décadas, entonces la prevalencia de la desconfianza política se proyecta como un escenario incierto pero pronosticable, como el Huracán Florencia que azota la costa norteamericana.
Las funciones de la Sala Constitucional son categóricas, en los artículos 174 (…controversias entre el Órgano Ejecutivo y el Órgano Legislativo, etc.) y 183 (único tribunal competente para declarar la inconstitucionalidad…) ¿es posible la vida republicana sin Sala Constitucional? ¡Sí!, pero no toda la vida; ahora con cuarenta días y contando, podemos seguir por un tiempo, pero no todo el tiempo; la ex Sala dejó una experiencia muy cercana a la “tiranía jurídica”, de elegir otra similar dañaría la gobernabilidad, paz social o el encuentro con la visión de país… las decisiones de la nueva Sala deben contribuir a eliminar la desconfianza política. El pasado es nuestro mejor maestro, el pasado es la memoria y su solución es el equilibrio al interior de la Sala Constitucional, no es cuota, es la historia de la ex Sala la que no debe repetirse.
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