Miguel Ángel Dueñas Góchez*
Ejerciendo mi derecho al voto como ciudadano, el día de las elecciones sucedió algo que le llamó la atención a todas las personas votantes. Se trató de que un reconocido político llegó a votar como lo hacen todos y todas, inesperadamente (o quizá se esperaba) un grupo de simpatizantes le aplaudía incesantemente; al mismo tiempo llegaba una señora de unos sesenta años (también a emitir su voto), y viendo la algarabía de las personas y aturdida por los aplausos, alzó su voz muy fuerte diciendo: “¡por qué a mí no me aplauden, si mi voto vale igual que el de él, y quizá más, porque el mío lo hago decididamente y por convicción, mientras que él lo hace por seguir ostentando un cargo público, y hasta ahora no me siento representada por ninguna persona que esté en la Asamblea Legislativa ni en la municipalidad, incluso, ni conozco a la mayoría!”. De inmediato ella se dirigió a la urna donde le correspondía, y, quienes aplaudían y gritaban vivas, enmudecieron siguiendo el proceso electoral con uno que otro comentario al respecto.
Por fin, como si no había sucedido nada, a eso de las cinco de la tarde el centro de votación se cerraba para iniciar el conteo de votos.
Menciono este caso por el hecho de que, como ciudadanía, tenemos derecho al voto, como también a expresarnos y difundir libremente nuestros pensamientos (Art. 6 Cn.); con respecto a lo expresado por la señora en mención (sobre el valor de su voto), el Art. 86 de la Constitución dice: “El poder público emana del pueblo. Los órganos del Gobierno lo ejercerán independientemente dentro de las respectivas atribuciones y competencias que establecen esta Constitución y las leyes. […] Los funcionarios son delegados del pueblo y no tienen más facultades que las que expresamente les da la ley”.
Además, la ciudadanía es de ejercerla, no como en el pasado que solamente se acataban órdenes provenientes del poder establecido; ahora ejercemos nuestros derechos y protegemos las garantías que nos otorgan la Constitución y las leyes secundarias, ya que un Estado laico promueve lo planteado.
* Licdo. en Relaciones Internacionales.
Movimiento por una Cultura Laica (MCL), correo: [email protected]