Nelson Quintanilla*
El domingo 19 de febrero fueron convocados a las elecciones 12.816.698 electores habilitados para sufragar en las elecciones del 2017, de una población total de 16.613.313., en este proceso se designará al presidente y vicepresidente del Ecuador, cinco representantes al Parlamento Andino y 137 asambleístas para el período 2017-2021., pero además se hace consulta popular para que los candidatos electos no tengan cuentas en los paraísos fiscales.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció el 18 de agosto del 2016 el número de partidos y movimientos políticos habilitados para participar en las elecciones generales de 2017, de los cuales 7 son partidos nacionales, 9 movimientos nacionales y 54 movimientos políticos provinciales, en total 70 organizaciones políticas quedaron habilitadas para participar en las elecciones generales del 19 de febrero de 2017.
En el acto inaugural de los comicios, Correa destacó que “dejaré el gobierno con la íntima paz de haber hecho todo lo posible de servir a mi pueblo y a la patria grande, una verdadera democracia no se reduce a elecciones… pese a todo lo avanzado en esta década aún falta mucho por avanzar en la democracia real” al referirse a las oportunidades de desarrollo de los ciudadanos.
El día del acto eleccionario 19 de febrero, las horas que le preceden y las que le siguen en tensa vigilia por los resultados finales de la primera vuelta, con periodistas/medios/encuestadoras/redes ya abiertamente identificados. En su estrategia, las oposiciones suman a sus mensajes de desacreditación los de un supuesto fraude electoral, incitando el calentamiento en las calles con movilizaciones que articulan fines inmediatos de defensa del voto con otros destituyentes. Lo más revelador de esta estrategia es que nunca presentaron denuncia alguna por los canales regulares sobre el supuesto fraude, quedándose en una movida de redes sociales, mediática y de toma de calles, hasta el anuncio del balotaje que las oposiciones celebraron frenéticamente, como si hubieran ganado las elecciones.
En los comicios del pasado domingo (19 febrero) han sufragado 10.343.603 electores en el proceso, en el que existe un ausentismo de 2’301.033 votantes, es decir, el 18,2% de la población. Los votos blancos son de 60.537, y los nulos de 163.028.
La propuesta gubernamental (Alianza País) , que también cuestiona la veracidad del recuento de votos, convoca a respetar la institucionalidad democrática y en su discurso destaca su triunfo con una diferencia mayor a un millón de votos en relación al segundo; pone en agenda que logra mayoría en la Asamblea (74 contra 63 de la suma de las oposiciones); y destaca el amplio reconocimiento positivo de su propuesta en la consulta para el impedimento de candidaturas por personas ligadas a paraísos fiscales.
El actual momento está relacionado con la segunda vuelta electoral. Las oposiciones, ahora aliadas en sus liderazgos, han internalizado que este proceso es producto de sus movilizaciones y presión sobre el Consejo Nacional Electoral al que desacreditaron en grado extremo, poniendo en tela de juicio su legitimidad como garante para la segunda vuelta. Sobre esta base, en su estrategia suman al acumulado de cuestionamientos al régimen su intención de convertir la votación en un acto plebiscitario entre correístas y anticorreístas, acompañado de un espíritu triunfalista que les hace suponer que el 60% de ecuatorianos votaron contra el oficialismo y buscan el cambio (Baspineiro, 2017).
Por su parte, la estrategia de Alianza País de Correa, que también propugna el cambio con profundización de las conquistas de la revolución ciudadana, pareciera jerarquizar la exposición de su programa de gobierno, desnudando en paralelo el esquema propio de las políticas de ajuste del programa de Lasso, a tono con la línea de otros gobiernos de la región, lo que inevitablemente le pone en el carril de las construcciones discursivas que se hacen desacreditando al contrincante. La fórmula oficialista tiene internalizado que el 70% de ecuatorianos votaron contra Lasso y que, a pesar de las adhesiones de los dirigentes de los distintos frentes a su candidatura, los votos no se endosan mecánicamente.
La revolución ciudadana debe continuar, los cambios de la década del correismo entre 2007 y 2017 son muchos, Lenin debe seguir para profundizar los cambios y evitar la contrarrevolución y volver al neoliberalismo.
PERSPECTIVA DE LA SEGUNDA VUELTA:
El próximo domingo 2 de abril de 2017 se efectuará la segunda vuelta electoral entre los candidatos Lenín Moreno del partido Alianza PAÍS y Guillermo Lasso, aspirante de la alianza CREO-SUMA. Primero habrá una nueva campaña electoral para que los dos candidatos expongan sus propuestas. Habrá un total de 20 días para la segunda etapa de la campaña, desde el viernes 10 de marzo hasta el jueves 30 de marzo. Luego sigue el silencio electoral y la ley seca hasta el día de la votación.
La segunda vuelta supone otras estrategias y, en consecuencia, otros procesos de comunicación que tienen que tomar en cuenta que el 18% de ausentismo y 9.62% de votos nulos y blancos siguen navegando en la indecisión; que la población buscará ya no solo promesas sino ante todo seguridades; que hay polarización entre un proyecto de cambio regresivo a las fórmulas de ajuste estructural versus otro de profundización de la política estatal vigente; que las militancias están activas; que resta apenas un poco más de treinta intensos días y noches para las elecciones del 2 de abril; que el Consejo Nacional Electoral está en la mira de la desconfianza; que las intervenciones comunicacionales serán multimediáticas y multidiscursivas con periodistas/medios/encuestadoras/redes/analistas ya catalogados en uno u otro polo del campo político; que la composición de la Asamblea hará de su funcionamiento un espacio de debate y negociación permanente; y que los pactos y alianzas son condición sine qua non tanto para las elecciones como para la gobernabilidad, en un nuevo mapa político nacional y continental.