Por David Alfaro
Las elecciones presidenciales de 2024 en Estados Unidos son de alta relevancia no solo para los ciudadanos estadounidenses, sino también para las comunidades migrantes en este país, incluyendo a la numerosa diáspora salvadoreña. Las políticas migratorias y las relaciones internacionales de Estados Unidos con Centroamérica pueden transformarse significativamente dependiendo del resultado electoral. Actualmente, se perfilan dos escenarios principales que plantean consecuencias muy distintas: una administración liderada por Donald Trump, quien vuelve a postularse, y una encabezada por Kamala Harris, quien sería la representante del Partido Demócrata.
1. Posibles Políticas Migratorias de Donald Trump
Si Trump llega nuevamente a la Casa Blanca, es probable que busque de nuevo restaurar e intensificar políticas de inmigración restrictivas que marcaron su primer mandato. En este escenario, las políticas de «cero tolerancia» y expulsiones masivas podrían volver a implementarse. La diáspora salvadoreña en particular podría enfrentarse a un endurecimiento de las deportaciones, dado que Trump ya había mostrado una postura rígida hacia las comunidades migrantes durante su administración.
Además, Trump podría insistir de nuevo en que Bukele controle y vigile sus fronteras para reducir la migración irregular hacia Estados Unidos. Este enfoque de “externalización” de la frontera, donde un país tercero asume responsabilidades de control migratorio a cambio de incentivos o presiones diplomáticas, pondría al gobierno de Bukele en una situación delicada. La presión social en El Salvador aumentaría, ya que muchos ciudadanos seguirán intentando migrar para escapar de la falta de oportunidades económicas y la violencia estructural. Con Trump en la presidencia, esta situación podría generar tensiones diplomáticas y un incremento en el descontento para Bukele, quien se vería forzado a asumir políticas restrictivas hacia su propio pueblo.
Impacto en la economía salvadoreña:
Además, las deportaciones masivas afectarían directamente el flujo de remesas, una fuente crítica de ingresos para miles de familias salvadoreñas. Si se deporta a un número significativo de trabajadores indocumentados, muchas familias en El Salvador perderían su sustento, lo que incrementaría la pobreza y reduciría el consumo en la economía local. Trump también ha expresado en el pasado su interés en imponer condiciones a las remesas, y aunque esta medida no se implementó en su mandato anterior, podría resurgir como parte de un plan de inmigración más agresivo.
2. Escenario con Kamala Harris en el Poder
Si Kamala Harris se convierte en presidenta, la relación con la diáspora salvadoreña y con El Salvador podría ser menos conflictiva, aunque no completamente exenta de controles migratorios. Harris, quien ha trabajado de cerca con la administración Biden en políticas migratorias y en temas de desarrollo centroamericano, probablemente continuaría una estrategia que combine la contención migratoria con enfoques de cooperación y desarrollo en la región. La deportación de salvadoreños podría llevarse a cabo, pero de una forma escalonada, en lugar de la política de deportaciones masivas que caracterizaría una posible administración de Trump.
Apoyo continuo a Bukele:
Hasta ahora, el gobierno de Biden ha colaborado con Bukele en ciertos aspectos, a pesar de algunas tensiones. Con Harris en la presidencia, es probable que este apoyo continúe. Estados Unidos podría mantener la cooperación en áreas como la seguridad y el desarrollo económico, incentivando a Bukele a mantener la estabilidad y frenar las causas estructurales de la migración.
Impulso a programas de desarrollo y cooperación regional:
Harris ha liderado, en representación de la administración de Biden, programas de inversión en Centroamérica, con la intención de crear oportunidades económicas en la región y así reducir la necesidad de migración. La presidencia de Harris podría significar la continuación y posible ampliación de estos programas, con el propósito de abordar de manera más profunda las causas de la migración en el Triángulo Norte. Este tipo de inversiones, si son efectivas, podrían beneficiar a El Salvador en términos de infraestructura, empleos y programas sociales.
Otras Consideraciones
Seguridad Nacional y Control de Pandillas
La relación entre Estados Unidos y El Salvador también se encuentra influenciada por la situación de seguridad en el país centroamericano. El endurecimiento de las políticas de seguridad implementadas por Bukele, con su «régimen de excepción» y las medidas para enfrentar a las pandillas, ha sido tema de controversia internacional. En este sentido, la postura de Estados Unidos podría variar según el ganador de las elecciones de 2024. Mientras que Trump podría adoptar una posición de respaldo incondicional a estas tácticas como parte de una estrategia de seguridad fronteriza, Harris podría presionar para que el gobierno de El Salvador implemente políticas de seguridad con respeto a la vigilancia de mareros en transito hacia EEUU.
Cambio Climático y Migración
El cambio climático es otra variable crítica, ya que el aumento de desastres naturales, la inseguridad alimentaria y la falta de recursos en Centroamérica han contribuido a la migración. En este sentido, es probable que una administración demócrata, bajo Kamala Harris, implementaría programas de ayuda humanitaria y apoyo climático para El Salvador y otros países de la región, promoviendo prácticas sostenibles y ayuda en caso de desastres. En cambio, Trump, quien históricamente ha sido escéptico de las políticas ambientales, podría reducir estos apoyos y centrarse únicamente en medidas de control migratorio.
Conclusión
Las elecciones de 2024 en Estados Unidos representan un punto crítico para la comunidad salvadoreña, tanto para quienes viven en Estados Unidos como para quienes dependen de las remesas y la estabilidad de las relaciones bilaterales. Con Trump en el poder, podríamos ver una vuelta a políticas migratorias estrictas y la presión hacia el gobierno de Bukele para implementar mayores controles de la emigración. Por el contrario, una administración de Kamala Harris podría enfocarse en un enfoque de «responsabilidad compartida», buscando reducir la migración desde Centroamérica mediante algunas inversiones en desarrollo y un apoyo gradual, aunque firme, en temas de seguridad y derechos humanos.
Para la diáspora salvadoreña en Estados Unidos, la diferencia entre ambos candidatos es considerable: una administración Trump implica un riesgo elevado de deportaciones masivas, mientras que una administración Harris podría ofrecer un camino menos restrictivo, aunque sin descartar un control migratorio y expulsiones como lo hizo Obama, su consejero.