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Elecciones en Bolivia: ¿Del golpe al conformismo?

La Habana / Prensa Latina

Odalys Troya

Bolivia vive hoy una profunda crisis política en medio de una aparente paz tras el golpe de Estado al presidente legítimo y constitucional Evo Morales.

En ese escenario al cual parecen conformarse algunos sectores en el país, comienzan a postularse los vocales para conformar el Tribunal Supremo Electoral (TSE) con miras a nuevos comicios aunque el fin de semana ningún aspirante formalizó su solicitud, según la secretaria técnica de la Comisión Mixta de Constitución de la Asamblea Legislativa Plurinacional, Zorka Zeballos.

Al mismo tiempo, salen a la luz los nombres de posibles presidenciables que tendrán en sus manos el destino de ese país suramericano, el único en la región que forma parte de la Amazonia, los Andes y la Cuenca del Río de la Plata.

Por los seguidores de Evo Morales y en representación del Movimiento Al Socialismo (MAS), el vicepresidente de la coordinadora de las Seis Federaciones de cocaleros del Trópico de Cochabamba, Andrónico Rodríguez, se perfila como un posible candidato a la presidencia de Bolivia.

En una entrevista a la agencia rusa Sputnik, Rodríguez dijo que podría postularse si tiene el apoyo de Evo y que, aunque lo ven como un posible candidato nada está definido porque todavía se están acordando reuniones departamentales.

Mientras tanto, por los sectores más reaccionarios de la derecha boliviana, uno de los cabecillas del golpismo, Luis Fernando Camacho, renunció el pasado viernes 29 de noviembre a la presidencia del Comité Cívico pro Santa Cruz para habilitar su postulación a la Presidencia.

En los últimos días, Camacho logró firmar acuerdos con agrupaciones políticas entre ellos el Partido Demócrata Cristiano, Movimiento Nacionalista Revolucionario y otros.

Nuevas elecciones sin fraude demostrado

Las elecciones generales, cuya fecha aún está por definirse, serán el resultado de la institucionalización de un golpe de Estado contra Evo Morales, ganador de los comicios del 20 de octubre pasado.

Antes de ese sufragio y después, los cívicos y agrupaciones políticas impulsaron la idea de un fraude, sin embargo hasta la fecha la Organización de Estados Americanos (OEA) que avaló dichas habladurías, no ha probado tal denuncia, ni siquiera con la auditoría a la cual invitó a realizar el propio gobierno de Evo.

Un informe del Center for Economic and Policy Research (CEPR) titulado ¿Qué sucedió en el recuento de votos de las elecciones de Bolivia de 2019?, desmiente la versión de la OEA.

Señala que los resultados del conteo rápido con 83,85 por ciento de votos contabilizados ‘son consistentes con una proyección del resultado final que señala como inmediato ganador a (Evo) Morales con una victoria de más de 10 puntos porcentuales’.

Añade que ni la misión de la OEA ni ningún partido político de oposición han demostrado que hubo irregularidades generalizadas o sistemáticas en las elecciones presidenciales del 20 de octubre de 2019.

Sin embargo, Evo renunció el 10 de noviembre, presionado por altos mandos militares, en medio de un motín de la policía y de protestas violentas convocadas por los cívicos.

En menos de 72 horas, Jeanine Añez se autoproclamó presidenta transitoria, y en los días sucesivos comenzó a desmontar todo el engranaje de un gobierno que durante 13 años cambió para bien de la mayoría de los bolivianos, la economía de esa nación.

Antes de la llegada de Evo Morales al poder, el gobierno de Bolivia recaudaba 731 millones de dólares en ingresos anuales de hidrocarburos.

Luego, tras la renegociación de contratos y nacionalización de importantes recursos naturales, se incrementó siete veces, hasta alcanzar los 4,95 mil millones.

Bolivia fue capaz, bajo la guía de Evo, de lograr una independencia económica que nunca antes había gozado.

Uno de los logros reconocidos de su mandato, gracias también a sus políticas redistributivas salariales, inversión pública y un abandono de las imposiciones del Fondo Monetario internacional, fue la reducción de la pobreza cuyo indicador pasó de 60 por ciento al 35 por ciento para el año 2018.

Asimismo, por vez primera los pueblos originarios que integran este país fueron reconocidos y en 2009 la Constitución hizo oficial el estatus de Bolivia como estado laico y plurinacional.

En su programa de gobierno para las pasadas elecciones, anuladas por el golpismo y su celeridad para imponer nuevas autoridades, Evo Morales planteaba diversificar la economía del país, terminar con la dependencia excesiva del gas, aumentar la producción agrícola para lograr la soberanía alimentaria y liderar el mercado de litio.

Pero tanto avance a favor del pueblo en un país tan rico no era agradable para fuerzas internas ni externas, algo que esclareció el sitio Behind Back Doors, y denunciaron también personalidades como Noam Chomsky, Jeremy Corbyn, Bernie Sanders y Roger Waters.

En dicho sitio se revelaron audios que explican los detalles de la planificación de la asonada desde Estados Unidos y que demuestran también el apoyo del gobierno de Jair Bolsonaro a los golpistas.

Para el filósofo Enrique Dussel la ideología evangelista es la punta de lanza de la política norteamericana, que está dispuesta a ‘recuperar’ Latinoamérica mediante métodos suaves, pero también a través de golpes de Estado.

Por lo que Fernando Camacho con su fundamentalismo religioso y su ‘biblia evangélica’, es apenas un elemento de la gran jugada continental, y también lo son Jeanine Añez, las fuerzas armadas y la policía que la acuerpan.

Las nuevas elecciones, por ahora, no aclaran el camino político de Bolivia caracterizado por la persecución política a los miembros y simpatizantes del MAS y la imposición de figuras por el gobierno de facto en puestos decisorios en el país.

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