Por: Oscar Martínez
[email protected]
Francisco es la continuidad del fruto de las vidas compartidas de su papá Juan Francisco Cardoza Guillen y su mamá Reina Vilma Polanco Alvarado, de quienes heredó sus sentimientos nobles sobre el trabajo, el valor a la vida, la honradez y la identidad social. Influenciado por Farabundo Martí, Rutilio Grande y Juan García se encaminó en la política y el trabajo social en las comunidades del municipio del Paisnal, lugar de su nacimiento, crecimiento y desarrollo, tanto es así que ahí vivió en carne propia las derrotas y triunfos electorales del FMLN.
Toda su vida ha recorrido las veredas y caminos marginales rurales, marcados por las huellas e impregnadas de sudores de otros luchadores de otros tiempos, como “Juan García”, con quien aprendió a delinear el trabajo del partido, a trabajar con la gente desde la municipalidad, reflexionar sobre la realidad inmediata de su entorno social para que en conjunto con la gente transformarlo en un territorio en donde vivir con libertades en su ambiente.
Francisco comparte sus sueños con muchos jóvenes, mujeres y hombres con quienes ha compartido el histórico frío del estómago vacío que los estimula a seguir luchando por los derechos económicos, políticos, sociales y culturales.
Se levanta a buena mañana para organizar y planificar su trabajo partidario, el trabajo de promoción en la salud en las comunidades y el trabajo que realiza desde el Concejo Municipal de El Paisnal; ese trabajo es diario y Francisco lo hace con disciplina consciente, por convicción y voluntad que tiene de cambiar las condiciones en que vive la gente, la niñez, las mujeres, los hombres y la población anciana que hoy es amenazada por el coronavirus, el deterioro ambiental, la delincuencia y hasta por las misma irresponsabilidades del gobierno central.
Los sabores de la malanga y los guineos verdes son parte de la historia de Francisco en sus comidas para quitarse el hambre coyuntural que le ha permitido mantener sus energía para seguir acumulando carácter y voluntad política que los consolida con los recuerdos de la historia de la organización de soñadores que alzaron su voz y puño izquierdo en las décadas de los 60, 70 y 80 que también, dice Francisco, se imagina que compartían con una sopa de frijoles con tortillas; y eso debe servir para reflexionar sobre nuestras vidas y sobre la disposición que se tiene de seguir en la lucha, por ejemplo, ante los estragos en el pueblo a causa por el COVID-19, el FMLN con su militancia debe, al menos concretar una mayor expresión de solidaridad para mitigar el hambre y elevarlo a una categoría de hambruna que conduzca al pueblo al ejercicio del poder político. Y eso será posible si se mantiene al pueblo informado para que tengan certeza de lo que se tiene que hacer para enfrentar la pandemia del coronavirus y, además, para que se haga conciencia que tienen derechos que deben ser inviolables.
Las personas deben despojarse del miedo al contagio, se debe superar el miedo a la muerte, se debe recuperar la confianza de la gente para construir organización y poder popular, de lo contrario se estaría aceptando que la gente se durmió en la individualidad social en condiciones de prisioneros voluntarios en sus cuatro paredes, testigos de sus diferencias y contradicciones secundarias que dejan de lado los problemas y necesidades fundamentales de la gente que solo ven el charco, el zancudo y no ven la esencia de los problemas, mucho menos se es capaz de apreciar la importancia de la organización comunitaria en la solución colectiva de sus problemáticas o en el desarrollo de sus virtudes que se tiene.
Ese pueblo que es la razón del partido hay que buscarlo en cada rincón del país para conocerlo y vivenciar sus formas de subsistencia y sellarlas con la confianza política de un partido de izquierda, sintetizada en el FMLN, como garante de la organización popular impulsor de un proyecto de cambios estructurales.
Ese proyecto de una nueva sociedad solo será posible si nace, se desarrolla y se impulsa desde el seno de la gente como sujeto, que debe ser sometido a un proceso de educación y formación política para elevar su conciencia social, legado de una construcción de generaciones y generaciones de luchadores políticos de rebeldía y esperanza de hombres, mujeres y jóvenes.
Hay que reconocer que la riqueza de la historia de la lucha de un pueblo está en las grandes gestas humanas de generaciones de generaciones y no solo en la juventud.
Francisco ha estado inmerso en las problemáticas sociales y búsqueda de soluciones de las comunidades del Paisnal y esa es parte de su escuela de la vida que le da identidad de su clase social y por eso milita con el FMLN, se aferra a un proceso de unidad de un proyecto que debe impulsarse por todas las generaciones de explotados y asalariados desde todas las expresiones organizativas y formas de lucha. Francisco, competirá en las próximas elecciones internas del FMLN para aspirar ser candidato a diputado del FMLN por San Salvador.
Por: Oscar Martínez
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rancisco es la continuidad del fruto de las vidas compartidas de su papá Juan Francisco Cardoza Guillen y su mamá Reina Vilma Polanco Alvarado, de quienes heredó sus sentimientos nobles sobre el trabajo, el valor a la vida, la honradez y la identidad social. Influenciado por Farabundo Martí, Rutilio Grande y Juan García se encaminó en la política y el trabajo social en las comunidades del municipio del Paisnal, lugar de su nacimiento, crecimiento y desarrollo, tanto es así que ahí vivió en carne propia las derrotas y triunfos electorales del FMLN.
Toda su vida ha recorrido las veredas y caminos marginales rurales, marcados por las huellas e impregnadas de sudores de otros luchadores de otros tiempos, como “Juan García”, con quien aprendió a delinear el trabajo del partido, a trabajar con la gente desde la municipalidad, reflexionar sobre la realidad inmediata de su entorno social para que en conjunto con la gente transformarlo en un territorio en donde vivir con libertades en su ambiente.
Francisco comparte sus sueños con muchos jóvenes, mujeres y hombres con quienes ha compartido el histórico frío del estómago vacío que los estimula a seguir luchando por los derechos económicos, políticos, sociales y culturales.
Se levanta a buena mañana para organizar y planificar su trabajo partidario, el trabajo de promoción en la salud en las comunidades y el trabajo que realiza desde el Concejo Municipal de El Paisnal; ese trabajo es diario y Francisco lo hace con disciplina consciente, por convicción y voluntad que tiene de cambiar las condiciones en que vive la gente, la niñez, las mujeres, los hombres y la población anciana que hoy es amenazada por el coronavirus, el deterioro ambiental, la delincuencia y hasta por las misma irresponsabilidades del gobierno central.
Los sabores de la malanga y los guineos verdes son parte de la historia de Francisco en sus comidas para quitarse el hambre coyuntural que le ha permitido mantener sus energía para seguir acumulando carácter y voluntad política que los consolida con los recuerdos de la historia de la organización de soñadores que alzaron su voz y puño izquierdo en las décadas de los 60, 70 y 80 que también, dice Francisco, se imagina que compartían con una sopa de frijoles con tortillas; y eso debe servir para reflexionar sobre nuestras vidas y sobre la disposición que se tiene de seguir en la lucha, por ejemplo, ante los estragos en el pueblo a causa por el COVID-19, el FMLN con su militancia debe, al menos concretar una mayor expresión de solidaridad para mitigar el hambre y elevarlo a una categoría de hambruna que conduzca al pueblo al ejercicio del poder político. Y eso será posible si se mantiene al pueblo informado para que tengan certeza de lo que se tiene que hacer para enfrentar la pandemia del coronavirus y, además, para que se haga conciencia que tienen derechos que deben ser inviolables.
Las personas deben despojarse del miedo al contagio, se debe superar el miedo a la muerte, se debe recuperar la confianza de la gente para construir organización y poder popular, de lo contrario se estaría aceptando que la gente se durmió en la individualidad social en condiciones de prisioneros voluntarios en sus cuatro paredes, testigos de sus diferencias y contradicciones secundarias que dejan de lado los problemas y necesidades fundamentales de la gente que solo ven el charco, el zancudo y no ven la esencia de los problemas, mucho menos se es capaz de apreciar la importancia de la organización comunitaria en la solución colectiva de sus problemáticas o en el desarrollo de sus virtudes que se tiene.
Ese pueblo que es la razón del partido hay que buscarlo en cada rincón del país para conocerlo y vivenciar sus formas de subsistencia y sellarlas con la confianza política de un partido de izquierda, sintetizada en el FMLN, como garante de la organización popular impulsor de un proyecto de cambios estructurales.
Ese proyecto de una nueva sociedad solo será posible si nace, se desarrolla y se impulsa desde el seno de la gente como sujeto, que debe ser sometido a un proceso de educación y formación política para elevar su conciencia social, legado de una construcción de generaciones y generaciones de luchadores políticos de rebeldía y esperanza de hombres, mujeres y jóvenes.
Hay que reconocer que la riqueza de la historia de la lucha de un pueblo está en las grandes gestas humanas de generaciones de generaciones y no solo en la juventud.
Francisco ha estado inmerso en las problemáticas sociales y búsqueda de soluciones de las comunidades del Paisnal y esa es parte de su escuela de la vida que le da identidad de su clase social y por eso milita con el FMLN, se aferra a un proceso de unidad de un proyecto que debe impulsarse por todas las generaciones de explotados y asalariados desde todas las expresiones organizativas y formas de lucha. Francisco, competirá en las próximas elecciones internas del FMLN para aspirar ser candidato a diputado del FMLN por San Salvador.